ARTICULO DE INVESTIGACIÓN ORIGINAL
Fecha de presentación: 5-09-2019 Fecha de aceptación: 25-11-2019 Fecha de publicación: 10-03-2020
LA CULTURA PROFESIONAL EN LA COBERTURA PERIODÍSTICA DE DESASTRES NATURALES. ESTUDIO DE CASO: PERIÓDICO ESCAMBRAY
THE PROFESSIONAL CULTURE IN THE JOURNALISTIC COVERING OF NATURAL DISASTERS. CASE STUDY: ESCAMBRAY JOURNAL
Alexey Mompeller-Lorenzo1, Julio César Calderón-Leyva2
1Lic. Periodista en emisora “La Voz de Cabaiguán”, Cuba. Correo: alexey.mompeller@gmail.com ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-3510-2299 ² Licenciado en Historia e Ingeniero Metalúrgico Dr C. Pedagógicas. Profesor Titular de la Universidad de Sancti Spíritus “José Martí”, Cuba. Correo: jcalderon@uniss.edu.cu ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-1884-3626
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¿Cómo citar este artículo?
Mompeller Lorenzo, A. Calderón Leyva, J. C. (marzo-junio, 2020). La cultura profesional en la cobertura periodística de desastres naturales. Estudio de caso: periódico Escambray. Pedagogía y Sociedad, 23 (57), 198-215. Recuperado de http://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1008
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RESUMEN
Introducción: Los eventos meteorológicos modifican la rutina del órgano de prensa y los periodistas demuestran en esos momentos sus competencias profesionales.
Objetivo: valorar la influencia de la cultura profesional de los reporteros del periódico Escambray en la cobertura a los desastres naturales durante los años 2017 y 2018.
Métodos: Para ello se utilizaron los presupuestos teóricos del newsmaking, de la práctica del periodismo de desastre y de la Gestión del Riesgo. Para la indagación se empleó el estudio de caso como estrategia de la investigación cualitativa y entre las técnicas destacaron la revisión bibliográfica, la entrevista en profundidad, la triangulación de datos y un grupo focal. Resultados: Por primera vez se realiza una investigación de esta naturaleza en la provincia.
Los resultados obtenidos pueden contribuir a elevar la calidad del trabajo de este y de otros órganos de prensa en el ámbito en que se desarrolló la investigación.
Conclusiones: se logró determinar la relación directa de la cultura profesional en el tratamiento de estas contingencias meteorológicas mediante el reordenamiento al interior de la institución periodística.
Palabras clave: cultura profesional; desastre natural; periodismo de desastre; tratamiento periodístico
Abstract:
Introduction: The meteorological events modify the routine of the media and journalists demonstrate their professional skills at that time.
Objetive: that aimed to assess the influence of the professional culture of the Escambray newspaper reporters in the coverage of natural disasters during the years 2017 and 2018.
Methods: For this purpose, the theoretical budgets were used of newsmaking, the practice of disaster journalism and Risk Management. The study done from one qualitative methodologic perspective using the method of analysis of qualitative content and among the techniques there are bibliography of revision, the deep interview, triangle datum and focal group. Results: For the first time in the province an investigation of this type was done with focus in the influence of professional culture taking into considerate natural disasters. The results received can contribute to ascend the quality of the work in this and other newspaper organs according to the way this investigation was developed.
Conclusions: it was determined the direct relation about professional culture in the treatment of this meteorological contingencies according to the reorganize inside of journalistic enterprise.
Keywords: Professional culture; Disaster journalism; Journalistic treatment
INTRODUCCIÓN
L |
a responsabilidad social de conferir información a los receptores en circunstancias extremas representa una de las tantas ayudas humanitarias que los públicos agradecen. “Las rutinas periodísticas en situaciones de catástrofe imponen sus narrativas y construyen las versiones oficiales de lo ocurrido socialmente” (Lozano y Amaral, 2018, p. 7). Corresponde a los medios de comunicación masiva acercar a las audiencias lo sucedido antes, durante y después de un desastre de origen natural o antrópico.
La calma en las redacciones se transforma antes que el acontecimiento acapare titulares. Ardévol-Abreu y Toledano (2013) sostienen que “cuando el objeto de la noticia es una catástrofe natural, (…) su tratamiento periodístico ha de ser exquisito, y la observancia de las normas deontológicas y éticas, permanente” (p.194).
Los profesionales de la palabra demostrarán sus competencias en estas coberturas, al hacer un uso adecuado de las herramientas y habilidades adquiridas sin recurrir a posturas sensacionalistas.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2011) “el desastre es un evento adverso que se manifiesta en un territorio determinado y cuya magnitud altera en gran medida la vida cotidiana de las personas, sus bienes, actividades y servicios, provocando un retroceso en el desarrollo previamente planificado” (p.13).
Para el presente análisis se tomaron en cuenta solamente los ciclones tropicales e intensas lluvias, meteoros que con mayor frecuencia impactan a la provincia de Sancti Spíritus. El Programa de Comunicación para la Reducción de Desastres en Cuba del Ministerio de Salud Pública (2008) define los ciclones tropicales como un sistema de bajas presiones acompañado de abundantes lluvias y fuertes vientos. Por la velocidad de los vientos máximos sostenidos se clasifican en: Depresión Tropical, Tormenta Tropical o Huracán. Este último agrupa cinco categorías según la escala de Saffir-Simpson. La propia fuente aclara que las intensas lluvias consisten en precipitaciones que en 24 horas o menos provocan 100 o más milímetros de agua caídos.
La consulta de teorías a tono con las dinámicas productivas al interior de los medios y de la cultura profesional (Shoemaker y Reese, 1994; Wolf, 2005 y García, 2004) y otras nociones vinculadas con el periodismo de desastre (Camps y Pazos, 1996; Lozano, 2004 y Morales, 2006) se incluyen en los postulados de la investigación para analizar la repercusión de las prácticas periodísticas en estas coberturas.
Aunque el periódico Escambray con una destacada trayectoria en estos sucesos ya había sido objeto de análisis; los resultados que arroja el estudio, el primero realizado en la región espirituana que contempla el emisor y el mensaje, trascienden por su importancia al incidir en el reordenamiento del órgano de prensa ante posibles tratamientos informativos relacionados con el impacto de desastres naturales.
Resalta su aporte teórico-práctico a la producción científica sobre cómo repercute la cultura profesional en estas contingencias y Escambray podrá compartir su rutina con demás colectivos reporteriles de la provincia y del país. Demuestra su pertinencia en un contexto donde las agendas periodísticas se hacen eco de las eventualidades climatológicas sucedidas ante el deterioro medioambiental.
En este artículo se presentan los principales resultados de una investigación que tuvo como propósito valorar la influencia de la cultura profesional de los periodistas del periódico Escambray en la cobertura a los desastres naturales durante los años 2017 y 2018.
MARCO TEÓRICO O REFERENTES CONCEPTUALES
Los productores de la noticia funcionan como agentes que con determinados procedimientos muestran una visión del mundo. Shoemaker y Reese (1994) alegan que esa práctica profesional está influenciada por actitudes, valores, creencias personales y preceptos éticos que inciden en la visión y construcción de los contenidos de los productos comunicativos.
En el ejercicio profesional del sector periodístico, Wolf (2005) define que las ideologías profesionales son las representaciones, creencias formales y conscientes, principios éticos, códigos y símbolos que sustentan las organizaciones periodísticas.
Para Diz (2011) las competencias se asocian con “las funciones, tareas y roles de un profesional para desarrollar adecuada e idóneamente su puesto de trabajo, que son resultado y objeto de un proceso de capacitación y cualificación” (p. 48). Los reporteros egresados de la academia poseen mayores habilidades y capacidad de adaptación para sortear las eventualidades que puedan presentarse en el quehacer rutinario de los medios, a diferencia del personal reorientado que llega al órgano de prensa.
Al interior de una redacción, la forma en que se instituye el trabajo determina el desarrollo posterior del proceso productivo. García (2004) considera los factores estructural-organizativos “(…) la organización, estructura, funcionamiento y flujos productivos de los medios; la información interna del medio y la participación real que en ella tienen los ejecutivos y los colectivos de comunicadores; así como la formación y desarrollo del capital humano” (pp. 46-47).
Estos eventos cuentan con un potencial suficiente para justificar la práctica periodística. Las estrategias adoptadas varían y responden a las especificidades propias de cada órgano de prensa. Quesada (2007) añade que los eventos sobre desastres deben ser reflejados desde la afectividad. “Narrar con sensibilidad quiere decir contextualizar cada dato con el que se trabaje (…)” (como se citó en Marauri, Rodríguez y Cantalapiedra, 2011, p. 218).
A partir de los criterios de Camps y Pazos, 1996; Lozano, 2004 y Miralles, 2013) se reconoce a la cobertura de desastres naturales como:
La contingencia que cambia las prácticas regulares o cotidianas del medio de prensa a causa de las afectaciones provocadas por un evento meteorológico; pone a prueba las competencias profesionales de los reporteros en circunstancias extremas e implica todo un sistema de información, desde la fase de prevención hasta la rehabilitación y reconstrucción, en consonancia con la política editorial de la organización periodística. (Mompeller, 2019, p.15)
Miralles (2013) opta por una nueva concepción, el nombrado periodismo para la Gestión del Riesgo (GdR) de desastres. “Un enfoque verdaderamente nuevo que implica no solamente la cobertura noticiosa de desastres, sino todo un sistema de información que va desde la prevención, atención y llega a procesos de reconstrucción (…)” (como se citó en Mompeller, 2013, p. 5).
Este proceso mediático notifica oportunamente sobre la ocurrencia del fenómeno y sus consecuencias, a la vez que promueve la educación de los receptores acerca de los riesgos existentes y mantiene el orden en cuanto a las medidas a adoptar para reducir las vulnerabilidades.
La construcción de la realidad por los medios de comunicación parte de la selección de los sucesos que constituyen noticia. Wolf (2005) cataloga este concepto como noticiabilidad: “Conjunto de elementos a través de los cuales el aparato informativo controla y gestiona la calidad y el tipo de acontecimientos para seleccionar las noticias” (pp.119-120).
Los hechos que cambian el curso de la cotidianidad y la rutina habitual de las redacciones representan acontecimientos más noticiables que otros por su trágico desenlace.
Estas situaciones justifican altos niveles de atención mediática por ser espectaculares, en algunos casos imprevisibles, y por generar desequilibrios en casi todas las esferas de la sociedad. Al decir de Larrondo (2006) “los medios, en los momentos de máxima noticiabilidad, evidencian un loable papel como vehículos transmisores tanto de las necesidades de ayuda humanitaria, como de las consecuentes reacciones de solidaridad” (p.3).
Los juicios que determinen la selección del suceso a publicar constituyen un componente de la noticiabilidad y se denominan valores noticia: “Criterios de selección del material informativo a partir de los cuales los acontecimientos adquieren características propias para ser considerados noticia” (Wolf, 2005, p. 120).
En el contexto cubano vale reconocer la no espectacularidad mediática en torno al suceso. Las empresas periodísticas se activan para poner a consideración de los públicos los planes de acción estatales, llegar al escenario de la catástrofe para palpar lo que acontece en el lugar de los hechos, y ofrecerle continuidad al evento.
Para lograrlo los géneros periodísticos, entre otros componentes, devienen un elemento fundamental. Según Martínez Alberto (2004) consisten en “las diferentes modalidades de la creación literaria destinadas a ser divulgadas a través de cualquier modelo de difusión colectiva” (p. 264).
Cada género tiene sus particularidades, elementos formales y estilísticos que los distinguen. Por ello los agrupan en tres categorías: informativos, advierten al lector, de manera rápida y precisa, sobre los detalles de lo acontecido y establecen la base periodística para la elaboración de las demás tipologías; de opinión, el interés del medio reside en mostrar sus criterios al público; e interpretativos, ofrecen referencias y valoraciones que contribuyen al entendimiento e identificación del lector con el mensaje (Calzadilla, 2005; Martínez, 2004 y Parrat, 2008).
Antes de elaborar sus trabajos el periodista indaga acerca del interés social del tema y verifica la hipótesis planteada. Para lograrlo una de las herramientas determinantes resultan las fuentes de información: “Todo objeto o sujeto que genere, contenga, suministre o transfiera información” (Cruz-Paz y García, 1994; como se citó en Reyes, 2006, p.8).
Las fuentes de información en el periodismo de desastre “se organizan sobre la base de testigos, sobrevivientes, otros medios de comunicación, estimaciones extraoficiales, protección civil (…) y fuentes sanitarias. Se entrelazan caóticamente todos los discursos informativos como un reflejo de la situación excepcional” (Rodríguez y Martín, 2003, p.572).
Por ello se aconseja cotejar al máximo los datos y mantener cierta distancia del estado anímico del informante. Lo importante en la cobertura de desastres es valorar la información antes que censurarla y saber qué se debe o no publicar para evitar incurrir en posturas sensacionalistas magnificadas, en ocasiones, mediante la fotografía de prensa.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio está inscrito en el entramado de la sociología de los emisores y del mensaje; se realiza desde una perspectiva metodológica cualitativa y posee un corte correlacional al medir la relación existente entre las categorías cultura profesional y cobertura a los desastres naturales.
Se emplea el método análisis de contenido cualitativo para explorar los fundamentos necesarios que viabilizan la investigación. Para las precisiones conceptuales en torno al tema se acudió a la técnica de revisión bibliográfica. Las diversas fuentes consultadas aportaron las coordenadas teóricas y los procedimientos metodológicos para sustentar el estudio. Se aplicaron entrevistas en profundidad a integrantes del consejo editorial y a periodistas para sistematizar, ordenar, relacionar y extraer conclusiones relativas al problema de estudio. La triangulación de datos facilitó la recopilación, integración y contrastación de toda la información disponible consultada. Se convocó a un grupo focal para conocer los criterios de los periodistas y directivos, mediante la reflexión colectiva. Se empleó un muestreo no probabilístico para seleccionar los productos comunicativos ajustados a los criterios de la investigación. De los 113 textos que reflejaron el azote del huracán Irma y la tormenta subtropical Alberto se eligieron 30 materiales por ser representativos de una mayor riqueza, calidad y profundidad.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La cobertura periodística a los desastres naturales es un ejercicio de servicio y ayuda para la audiencia. Los profesionales de la prensa se encargan de ofrecerle al lector cuanto acontece y dadas sus capacidades profesionales los receptores permanecerán mejor informados.
La visión de la realidad que cada reportero asume en la práctica periodística se vincula a nociones que llevan el sello de las regulaciones emanadas de la socialización al interior de los medios. En la cobertura a los desastres naturales, el periodista afronta desafíos que, en ocasiones, imponen límites a su campo de acción.
Como contraparte a las condiciones objetivas que enfrenta el quehacer mediático cubano en la cobertura a estos eventos meteorológicos, resaltan las motivaciones y satisfacciones manifestadas por el rotativo espirituano. El intercambio en la redacción exalta el regocijo que supone la gratificación del público, un estímulo que para muchos representa un móvil importante.
Se pudo constatar que en primer lugar los periodistas manifestaron sentirse incitados por la satisfacción individual, lo que demuestra un gran compromiso con su trabajo. En menor medida, el equipo de Escambray eligió el estímulo moral, al no considerarse la remuneración salarial como un incentivo.
La ideología profesional de los emisores pasa, además, por el prisma de la filiación político-ideológica. La identificación con determinado sistema de pensamiento condiciona las concepciones individuales sobre la realidad construida.
Los reglamentos deontológicos regulan el comportamiento moral de los actores de Escambray, a la vez que les ofrecen un respaldo ante las situaciones de conflictos que puedan presentarse en el ejercicio de su labor. Sin embargo, tanto los directivos como los periodistas entrevistados coinciden en reconocer solo elementos generales del Código de Ética de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
Las preguntas formuladas confirmaron tal criterio con respuestas a medias que afloran el desconocimiento de las disposiciones del documento. En ningún caso se planteó de manera fiel lo expuesto en los postulados. Los argumentos se centraban en mantener la objetividad, el respeto a las fuentes informativas y la mayoría citaron la condena del plagio. Tales resultados reflejan el predominio de una concepción empírica sobre los valores éticos, encumbrados en los periodistas a través de la práctica diaria de la profesión.
Se comprobó que la objetividad periodística se asume simbólicamente como apego a la verdad. En el acercamiento e interpretación que cada periodista realiza de los hechos entran a jugar las habilidades alcanzadas por los comunicadores.
Las diferencias en la formación repercuten en las maneras en que cada reportero accede a las fuentes, jerarquiza e intenciona la información. Aunque la mayoría de los integrantes de la redacción de Escambray son egresados de la academia, el quipo lo constituyen además reporteros reorientados de otras profesiones.
Con años de experiencia en el abordaje de estas y otras coberturas han demostrado el buen manejo de las herramientas para su desempeño periodístico. Así se constató al apreciarse el dominio de las técnicas más elementales; mas, prima un discurso informativo-descriptivo, en detrimento de una perspectiva contextualizadora y valorativa.
Ante las situaciones complejas que se presentan al interior de la redacción, la profesionalidad del periodista emerge como la mejor herramienta para sortear con destreza e inteligencia aquellos obstáculos que demeritan la función social de los medios de comunicación en la cobertura de desastres naturales. Dentro de la forma en que cada medio gestiona sus rutinas productivas juega un rol fundamental la manera en que se produce la división del trabajo al interior de las redacciones periodísticas.
Más allá de esta forma de garantizar que todos los sectores de la sociedad se vean reflejados en la agenda mediática, se comprobó que la sectorialización no crea desavenencias al interior del gremio periodístico. Los reporteros concordaron en que tal división no debe constituir una limitación para el buen ejercicio del periodismo.
En las entrevistas a los reporteros se advirtió que, aunque todos aceptan la política editorial como documento que busca encausar el trabajo del gremio, ello no significa que deba imponer las maneras de hacer y decir. Los periodistas manifestaron sentirse muy satisfechos con la atención brindada a sus intereses por parte de los superiores.
La existencia de determinados aseguramientos materiales y técnicos puede favorecer o entorpecer el despliegue de las potencialidades de cada medio de prensa en el acercamiento a la realidad socialmente construida. De manera significativa, se pudo apreciar que las mayores carencias materiales radican en la tecnología y la disponibilidad del transporte, pese a que algunos periodistas reconocen que las condiciones han mejorado con respecto a años anteriores.
Aunque todavía insuficientes, en la actualidad este equipo de prensa cuenta con grabadoras, cámaras fotográficas, tabletas electrónicas, tres celulares con conexión a Internet distribuidos a algunos periodistas, medios de transporte para viabilizar el traslado del personal hacia las zonas afectadas o donde se reúne el Consejo Provincial de la Defensa Civil y un grupo electrógeno para garantizar el fluido eléctrico en plena rutina productiva.
Pese a estas limitaciones se imponen las fortalezas de Escambray. Al hablar de ventajas, los directivos del medio agradecen contar con un staff de periodistas preparados y una redacción digital abierta las 24 horas.
En las páginas de Escambray predominan productos comunicativos que describen el paso de los fenómenos meteorológicos, pero no se centran en informar solo los perjuicios. Las acciones del proceso de recuperación y la voluntad del Estado son tópicos de primer orden en cada publicación referente a contingencias similares.
Los desastres naturales se caracterizan por la imprevisibilidad, el dramatismo y las consecuencias asociadas al fenómeno. Entre los valores noticia asumidos por Escambray en el periodismo de desastre figura el interés humano al referir la reacción de las víctimas del fenómeno y otros individuos encargados de aminorar las consecuencias del siniestro.
La prominencia de lugar confirma la vulnerabilidad de los territorios que sufrieron grandes afectaciones; la prominencia de suceso se aprecia en la magnitud que tuvo el paso del meteoro por la provincia; mientras que la prominencia de personas conlleva a la presencia de autoridades locales y nacionales en el territorio para evaluar los daños e implementar estrategias que solucionen los problemas ocasionados por los eventos.
La repercusión y consecuencia refieren sobre los perjuicios originados por los desastres naturales. El valor originalidad responde a la imprevisibilidad de la catástrofe, al cambiar la rutina cotidiana del órgano de prensa. La proximidad manifiesta la relación espacial establecida entre el público lector espirituano y el hecho noticioso.
La información es un recurso que todos buscan y necesitan para la toma de decisiones y confirmación de lo sucedido, sobre todo, en situaciones de catástrofe. Lo primordial es transmitir lo acontecido con la mayor objetividad, sin ser alarmista ni crear pesimismo en la población.
Entre los géneros empleados por Escambray prevalecen obviamente los informativos en la fase de prevención para orientar a los ciudadanos. En la etapa de rehabilitación y reconstrucción priman los interpretativos, de opinión y gráficos porque apelan más a las emociones y al carácter humano de las circunstancias.
Los géneros periodísticos utilizados por el órgano de prensa en la cobertura de desastres resultaron la nota informativa, la entrevista, la crónica, el reportaje, y el fotorreportaje. En todas las modalidades publicadas predomina un lenguaje asequible para el público lector.
Las notas informativas correspondientes mostraron el acontecimiento con inmediatez, ofrecieron una panorámica del estado meteorológico de Sancti Spíritus y anunciaron los dictámenes del Consejo Provincial de la Defensa Civil y del Centro de Pronósticos Provincial.
La nota informativa notifica a los lectores sobre las acciones a desarrollar, indica cómo evoluciona la situación, los riesgos y por dónde tocará tierra el huracán. Además de informar, educa a la audiencia. Durante la fase de prevención la noticia surge de múltiples fuentes, representa diversos puntos de vista y atiende a un amplio conjunto de intereses y necesidades. Ello contribuye a disminuir, en cierta medida, los estragos que pueda causar el meteoro.
En los trabajos estudiados se comprobó que en el cubrimiento del huracán Irma y la tormenta subtropical Alberto se tuvieron en cuenta aspectos relacionados con las características científicas del fenómeno, los meses que representan más peligro para Cuba, particularidades de otros desastres que afectaron a la provincia con anterioridad, el mal estado de los sistemas de alcantarillado y avances en la construcción de inmuebles.
Una vez finalizada la catástrofe prosigue la misión de Escambray y se continúa dando seguimiento a los futuros procesos. Las acciones encaminadas para retornar a la normalidad se incluyen en los contenidos expuestos en las notas informativas durante la fase de rehabilitación y reconstrucción.
La entrevista, en menor medida, deviene otro de los géneros empleados en las ediciones de Escambray vinculadas al tratamiento del periodismo de desastre, principalmente en la fase de rehabilitación y reconstrucción, porque ahonda en los esfuerzos desplegados por las autoridades para devolverle la normalidad a la provincia.
Mientras el reportaje interioriza en los detalles de la recuperación, eleva el espíritu positivo en el resarcimiento de los perjuicios y la preocupación del Estado por los pobladores. La mayoría de los trabajos publicados correspondientes a este género inician con historias de vida de las víctimas de la catástrofe.
Existe una tendencia a matizar con historias humanas los materiales concernientes al cubrimiento de desastres naturales. En el período estudiado se acentúa el empleo de la crónica en todas las publicaciones para rememorar los instantes de mayor peligro. Las crónicas divulgadas ofrecen una información interpretativa del hecho a través de historias de vida, narraciones y el juicio del periodista.
Las imágenes devienen un recurso indispensable en la cobertura de desastres naturales. El fotorreportaje le permite al lector una información visual de lo acontecido a través de un diseño llamativo. Las instantáneas enfatizan los momentos de mayor tensión y acentúan la originalidad del fotorreportero sin necesidad de acudir al discurso escrito, solo el pie de foto es el único texto que complementa a las imágenes.
Con años de experiencia en el abordaje de estas y otras coberturas, el análisis de contenido cualitativo corroboró que pese al desempeño periodístico, prima un discurso informativo-descriptivo en detrimento de una perspectiva contextualizadora y valorativa.
La ausencia del comentario en las ediciones analizadas conlleva a repensar el empleo de este género, al que puede acudirse en la fase de rehabilitación y reconstrucción para reflexionar sobre la posición asumida por moradores que viven en comunidades vulnerables a las inundaciones y se resisten a ser evacuados.
El comentario debería ocupar las páginas de Escambray, cuando esta organización periodística ofrece cobertura informativa a los desastres naturales, para cuestionar las negligencias de espirituanos que en pleno meteoro incumplieron con las medidas orientadas por la Defensa Civil. Desde una postura más fiscalizadora esta variante del periodismo opinativo contribuiría a esclarecer lo que tal vez pudo preverse, enaltecer los programas que ejecuta la provincia en beneficio de las familias y entidades afectadas por el siniestro o analizar el incumplimiento de algunas acciones de reparación.
Al emitir la noticia, tanto en situaciones normales como en casos de catástrofes, se debe comprobar el manejo responsable de la información difundida. La investigación patentiza que las fuentes de información utilizadas en Escambray se agrupan en documentales, en menor medida, y en no documentales.
En las entrevistas semiestructuradas los periodistas explicaron que siempre consultan las fuentes oficiales principalmente en las notas informativas y reportajes; mientras que en las crónicas apelan al sentir de las familias evacuadas.
Las estrategias de acceso a las fuentes son vitales para conjugar la información de tipo oficiosa u oficial, los reportes estadísticos de los impactos, así como las historias de vida que le aportan una dimensión más humana y personal; sin obviar que los testimonios acarrean una dosis importante de subjetividad y pueden tender a la exageración.
El reportero acude a las fuentes documentales a fin de ahondar acerca de otras adversidades climatológicas y su relación con el fenómeno actual. Los periodistas aseguraron en el grupo de discusión que, además de las fuentes vivas, recurren a todo tipo de soporte ya sea impreso, audiovisual o digital.
Los reporteros coincidieron en el grupo de discusión en que se debe respetar el criterio de aquellas personas que se niegan a ofrecer su testimonio. El tono popular, anecdótico y el coloquialismo se repiten continuamente en las opiniones de estas fuentes que le otorgan un toque de gracia y familiaridad al trabajo por su cercanía con el pueblo.
Los dictámenes de las fuentes de información no documentales personales expertas corresponden a aquellos individuos que poseen la autoridad de opinar sobre el suceso.
Las fuentes de información no documentales institucionales gubernamentales corresponden a los sujetos encargados de brindar información oficial acerca de lo acontecido, lo cual otorga credibilidad al texto cuando puntualizan que el Estado ampara a los damnificados. Principalmente este tipo de fuentes recae en directivos del Gobierno, el Partido y demás organismos e instituciones de la provincia y la nación.
En tanto las fuentes de información no documentales institucionales no gubernamentales se caracterizan por agrupar aquellos criterios provenientes de personas que suministraron detalles de las entidades a las que pertenecen.
Los desastres, independientemente de su naturaleza, inciden en el funcionamiento de los medios. En este sentido se genera un proceso extraordinario de la cobertura que demanda una reorganización del órgano de prensa para abarcar la mayoría de las incidencias del suceso.
En Escambray ese reordenamiento se realiza en la medida que el evento transcurre. La propuesta de un esquema general del accionar del medio ante un desastre natural podría servir como instrumento para elaborar una estrategia previa donde se distribuyan, de acuerdo a las experiencias anteriores, las funciones que desempeñarán los periodistas y la forma en que se redistribuirá su quehacer.
Las instituciones que rigen cada evento son las que orientan los lugares claves del ejercicio reporteril. Los actores editoriales de Escambray cuentan con la autonomía y el conocimiento para preestablecer una organización al interior del medio ante circunstancias de este tipo.
Se considera importante enfatizar en la necesidad de que se generen espacios de capacitación para preparar al personal periodístico de un modo integral, a favor del despliegue de un servicio comunicativo eficiente y seguro que acompañe el desarrollo de la emergencia.
El tratamiento informativo del desastre exige cierto respaldo material y técnico que garantice la comunicación. En cuanto a la cobertura de siniestros, las mayores limitaciones en Escambray obedecen a la necesidad de contar con suficientes dispositivos tecnológicos y capital humano para desarrollar estas contingencias.
El frecuente asedio de los eventos meteorológicos a la provincia ha enriquecido las rutinas del rotativo espirituano. El colectivo de periodistas bajo un acertado método de dirección ha encauzado el tratamiento de estas coberturas.
Queda refrendado de este modo el valor de los medios de comunicación cubanos para contribuir a la articulación de las acciones orientadas por la Defensa Civil, órgano rector en el país para el enfrentamiento a los desastres, en aras de mantener informada a la población como premisa indispensable para preservar vidas humanas y proteger los recursos de la economía.
CONCLUSIONES
El rol social de los periodistas influenciado por actitudes, valores, creencias personales y la ética se refleja en la cobertura de desastres naturales. Esta contingencia modifica la rutina del órgano de prensa y consta de tres etapas: prevención, emergencia y rehabilitación y reconstrucción que aseguran un tratamiento informativo coherente con la política editorial del medio.
Los rasgos de la cultura profesional de los periodistas del periódico Escambray que tuvieron una mayor incidencia en la cobertura de desastres naturales durante los años 2017 y 2018 se evidencian en el compromiso, las concepciones éticas y las nociones de objetividad. La satisfacción y el interés personal motivan a los reporteros, responsabilizados con la labor que realizan. La competencia profesional de los periodistas se demuestra en la calidad de los contenidos publicados y la autonomía de temas reflejados en las ediciones.
Resulta notable la eficiente planificación y organización del trabajo y prima la comunicación al interior de la redacción, pero el envejecimiento del capital humano y las limitaciones con los recursos tecnológicos debilitan la práctica del periodismo de desastre en Escambray.
El comentario se ausenta de las páginas de Escambray en la cobertura a los desastres naturales donde debe primar una postura valorativa de los acontecimientos después del evento. Sobresalen la nota informativa, la entrevista informativa, la crónica, el reportaje y el fotorreportaje, géneros que se alejan del sensacionalismo y apelan al interés humano. Predomina la pluralidad de fuentes de información empleadas y se destaca el carácter anecdótico de las declaraciones de los afectados y la colaboración de los voceros oficiales.
La capacidad organizativa y movilizativa, la voluntad del personal disponible para enfrentar el desastre y la preparación de los profesionales devienen elementos que viabilizan la cobertura de desastres naturales en Escambray.
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