ARTÍCULO DE REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Fecha de presentación: 3-12-2019 Fecha de aceptación: 21-01-2021 Fecha de publicación: 3-03-2021
LA MUJER EN LA ORATORIA DE FIDEL CASTRO RUZ
WOMEN IN FIDEL CASTRO RUZ´S ORATORY
Elismary Torres-Brito1; Rosa María Rodríguez-Carmona2; Maida Rodríguez- Carmona3
1Licenciada en Marxismo e Historia. Máster en Ciencias de la Educación. Profesora Instructora. Línea de investigación: Historia, pensamiento e innovación educativa. Departamento de Marxismo Leninismo e Historia. Universidad de Sancti Spíritus. ”José Martí Pérez”. Correo: elismary@uniss.edu.cu. ORCID https://:orcid.0000-0002-0798-8467 ;2 Profesora Auxiliar. Licenciada en Marxismo e Historia. Máster en Educación Superior. Línea de investigación: Historia, pensamiento e innovación educativa. Departamento Marxismo Leninismo e Historia. Universidad de Sancti Spíritus. “José Martí Pérez”. Correo: rcarmona@uniss.edu.cu. ORCID https://:orcid.0000-0002-3856-1263 3MSc. Profesora Auxiliar. Máster en Educación Superior. Departamento de Ciencias Básicas. Universidad de Ciencias Médicas “Faustino Pérez Hernández”. Correo: maida@infomed.sld.cu. ORCID https://:orcid.0000-0002-9162-8113
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¿Cómo citar este artículo?
Torres Brito, E., Rodríguez Carmona, R. M. y Rodríguez Carmona, M. (marzo-junio, 2021). La mujer en la oratoria de Fidel Castro Ruz. Pedagogía y Sociedad, 24(60), 461-480. Recuperado de http://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1019
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RESUMEN
La batalla por la liberación definitiva de la mujer cubana forma parte de una batalla mucho más amplia desplegada por el líder de la Revolución Cubana: la del logro de la verdadera justicia social. Desde el propio primero de enero de 1959, en su alocución al pueblo de Santiago de Cuba, Fidel Castro manifestó la necesidad de redimir a la mujer, por haber sido víctima de prejuicios que limitaban su actuación dentro de la sociedad. Contribuyó a lograr la unificación del movimiento femenino y a crear las condiciones que permitieran convertir a la mujer en sujeto activo del proyecto de construcción socialista. En su oratoria pueden encontrarse importantes reflexiones que reflejan el cambio que se va efectuando en este importante sector. El presente artículo aborda el papel que le otorgó Fidel dentro de su oratoria, que demuestra cómo lo que acontece en Cuba en la problemática de la mujer, puede considerarse como él mismo afirmara: una Revolución dentro de otra Revolución.
Palabras clave: discriminación de las mujeres; federación de mujeres cubanas; movimiento de liberación femenino; oratoria.
ABSTRACT
The fight for Cuban women to fully exercise their rights is part of a major battle waged by the leader of the Cuban Revolution: that of the achievement of social justice, in its full sense. Since January 1, 1959 in his address to the people of Santiago de Cuba, Fidel Castro manifested the necessity to compensate women for the prejudices they suffered which hindered their performance in society. Furthermore, Fidel Castro contributed to the achievement of a unified feminist movement and to create the conditions that allowed women to become an active member in the building of socialism. Fidel´s oratory comprises important reflections on the changes undergone by women in society. Accordingly, this paper approaches women´s role within Fidel´s oratory in which their involvement in Cuban reality can be described using his own words: a Revolution within another Revolution.
Keywords: discrimination against women; Cuban Women Federation; feminist movement; oratory.
INTRODUCCIÓN
E |
n su histórico alegato de defensa por los sucesos del Moncada: “La Historia me Absolverá”, Fidel Castro expresó: “Si el Moncada hubiera caído en nuestras manos, hasta las mujeres de Santiago hubieran empuñado las armas” y “Nunca fue puesto en lugar tan alto el heroísmo y dignidad de la mujer cubana”. (Castro Ruz, 2010, p.15).
Convencido, además, de que el rol de la mujer no terminaría con la lucha por alcanzar el triunfo revolucionario, dedicó su empeño en lograr su incorporación a la sociedad, como parte del programa de cambios sociales y económicos que se llevaban a cabo en el país.
Para lograr lo anterior, la revolución, como hecho cultural en sí misma, debía solucionar el problema de la discriminación y desigualdad de la mujer, para lo cual era preciso propiciar, paralelamente, la transformación de los patrones culturales de los hombres, de la sociedad en su conjunto y crear relaciones sociales diferentes. Ello significaba asumir y desarrollar la ardua tarea de romper arraigados esquemas mentales, derribar barreras sociales, culturales, psicológicas; abrir caminos y promover estilos nuevos de vida, diseñar políticas, crear mecanismos, instituciones y dedicar presupuestos para la gestación de la base técnico material del socialismo.
Necesaria era lograr la unidad en el sector femenino. El 23 de agosto de 1960, se fusionaban todas las organizaciones femeninas revolucionarias y se constituía la Federación de Mujeres Cubanas, organización que aglutinaría a las mujeres cubanas en torno a la revolución. En este acto celebrado en el salón de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Fidel expresaba: “Nuestro país puede sentirse afortunado en muchas cosas, pero entre ellas, la primera de todas, por el magnífico pueblo que posee. Aquí no solo luchan los hombres; aquí, como los hombres, luchan las mujeres” (Castro Ruz, 2010, p. 8).
La celeridad de los cambios dentro del proceso revolucionario se reflejaba en el movimiento femenino cubano. En 1966, en una reunión con la Federación de Mujeres Cubanas celebrada en la provincia de Villa Clara, el Comandante en Jefe Fidel Castro reflexionaba acerca de los éxitos de la fuerza laboral femenina. Entonces acotó algunas reflexiones medulares que definen, incluso, una singularidad del proceso revolucionario cubano:
Cuando nosotros llegamos esta noche aquí, le dije a un compañero que este fenómeno de las mujeres en la Revolución, era una Revolución dentro de otra Revolución. Y si a nosotros nos preguntaran qué es lo más revolucionario que está haciendo la Revolución responderíamos que lo más revolucionario que está haciendo la Revolución es precisamente esto; es decir, la Revolución que está teniendo lugar en las mujeres de nuestro país. (Castro Ruz, 2010, p.17).
En el pensamiento y en la forma de actuar de las mujeres cubanas, puede apreciarse lo señalado por Fidel. Los programas y las políticas públicas adoptadas incentivaron su participación en el trabajo profesional, aceleraron el desarrollo de los niveles educacional, técnico y científico, propiciaron la independencia económica y la creciente incorporación a la política, al desempeño de responsabilidades de dirección.
La promulgación de leyes que garantizan el ejercicio de la igualdad junto con los antes mencionados progresos, han proporcionado una extraordinaria experiencia a las mujeres cubanas que las ha potenciado como sujetos sociales, ciudadanas plenas, investidas de todos los derechos, dignificadas, reconocidas, poseedoras de las cualidades y conocimientos que le permiten encarar con seguridad el presente y el porvenir.
En los discursos pronunciados por Fidel Castro desde 1959 hasta el año 2007, abordó la participación de la mujer en la sociedad socialista que construye Cuba.
El presente artículo tiene como propósito reflexionar en torno al papel que le otorgó dentro de su oratoria, a la mujer cubana, sujeto activo del más importante hecho cultural que ha tenido lugar en nuestro país: La Revolución Cubana.
DESARROLLO
“…la manera de decir realza el valor de lo que se dice: tanto que algunas veces suple a esto” (Martí, 1975, p. 78).
En torno a la oratoria de Fidel Castro Ruz
La oratoria, conocida como el arte de hablar con elocuencia, fue practicada por Fidel desde el triunfo de la Revolución en 1959, hasta el año 2007, en que por razones de enfermedad se vio alejado de comparecencias públicas. Fueron muy frecuentes en los años iniciales de la Revolución y retomados en cada momento que fue necesario explicar algunas situaciones de forma detallada al pueblo.
Sus discursos tienen un fin esencialmente político, son eminentemente informativos, se distinguen por la transmisión del espíritu de una época o momento histórico, aportan detalles, diversidad de puntos de vista y permiten profundizar en la historia de la Revolución, son portadores de información teórica y de las decisiones más trascendentales de la máxima dirección de nuestro proceso.
Hay registrados, más de 1150 discursos públicos de Fidel Castro, a lo largo de 50 años de Revolución en el poder. La palabra oral ha sido el instrumento preferente utilizado por él para informar, esclarecer, explicar y orientar al pueblo, con los únicos propósitos de servir a la verdad y mantener y elevar la conciencia política de los cubanos. (Álvarez Tabío, 2008, p. 3).
De manera general pueden abordarse los siguientes rasgos de la oratoria de Fidel Castro: Presenta hasta el más mínimo de los detalles para demostrar aquello que desea, y analizar la problemática objeto de su atención desde diversas aristas para llegar a conclusiones parciales o finales sobre el tema. En ellos utiliza con suma habilidad preguntas retóricas que contribuyen al desarrollo lógico de sus ideas y a la comunicación con quienes le escuchan, de manera que se produce un diálogo consigo mismo y con el auditorio que mentalmente le sigue, forma muy peculiar de comunicarse con grandes masas humanas.
Las preguntas pueden ser sencillas, dobles o triples y dan expresividad y belleza al discurso, contribuyen a enfatizar lo que está exponiendo, a distinguir lo esencial de lo secundario, en la cadena de razonamientos que va hilvanando y que el oyente/lector sigue con él. Busca persuadir al auditorio, convencerlo de la justeza de sus puntos de vista y para ello utiliza la mayor cantidad posible de argumentos, de forma tal que los oyentes resulten atraídos por la calidad y cantidad de estos, dejando en ellos la certeza de sus palabras.
Sobre los rasgos de la oratoria de Fidel Castro, el Che afirmó:
En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como un diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y de victoria. (Guevara, 1970, p. 370).
Otro rasgo está en la reiteración de aquellas ideas que considera básicas, dentro de un mismo discurso o en varios de ellos. Este aspecto está en íntima relación con su condición de político, elemento que matiza sus análisis. Los asuntos y temas más escabrosos y complejos los aborda con un lenguaje sencillo y claro de manera que pueda ser comprendido por el común de las personas.
Él no se está dirigiendo a académicos, a profesionales, se dirige al pueblo, y este debe comprender su mensaje, hacer suyas las ideas esenciales para la vida de la nación. Fidel no impone sus ideas, dialoga, reflexiona y se adapta a cualquier auditorio, no obstante, su amplia cultura.
En su artículo: El oficio de la palabra hablada”, García Márquez expresó:
Tiene un idioma para cada ocasión, y un modo distinto de persuasión, según los distintos interlocutores, (…) Sabe situarse en el nivel de cada uno, y dispone de una información vasta y variada que le permite moverse con facilidad en cualquier medio. (García Márquez, 2006, p.5-7).
Es típico de sus discursos el uso adecuado de adjetivos y epítetos, sobre todo cuando se refiere a los héroes y mártires de la Patria, cada uno de ellos resulta argumentado y lleva implícito un mensaje educativo, la admiración y respeto por la entrega, la entereza y el ejemplo logrado. Consigue, a través de su alocución crear una imagen vívida de los héroes y mártires sobre los que habla, utilizando distintos tonos de voz y el vocabulario exacto.
Los rasgos que caracterizan sus discursos y lo que se logra entre él y el público han sido valorados por el propio Fidel, definiéndolo de la siguiente manera:
(…) Generalmente llevo las ideas básicas, esenciales, cinco ideas, seis ideas fundamentales y un objetivo central de la exposición, entonces las desarrollo y mientras hablo se suscitan nuevas ideas y nuevos argumentos. Fluyen mejor las ideas cuando el discurso es eminentemente político, histórico, revolucionario, emotivo (…)
He podido apreciar lo siguiente: el contacto con el público, la influencia del público, es la mejor fuente de inspiración, surgen repentinamente ideas y argumentos que a usted no le vienen a la mente con tiempo el día antes o muchos días antes. Cuando uno está en contacto con el público nada es artificial, nada es abstracto, surgen mejores cosas, las palabras son más persuasivas, más convincentes. (Elliot y Dymally, 1985, p. 74 y 78).
García Márquez (2006) también se refiere a estas cualidades de la oratoria de Fidel subrayando:
Empieza siempre con voz casi inaudible, de veras entrecortada, avanzando entre la niebla con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno palmo a palmo, hasta que da una especie de gran zarpazo y se apodera de la audiencia. Entonces se establece entre él y su público una corriente de ida y vuelta que los exalta a ambos y se crea entre ellos una especie de complicidad dialéctica, y en esa tensión insoportable está la esencia de su embriaguez. Es la inspiración: el estado de gracia irresistible y deslumbrante que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo. (García Márquez, 2006, p. 5).
Sería una tarea difícil definir cuáles de los discursos de Fidel resultan más relevantes, pues cada uno de ellos puede considerarse un verdadero ejercicio de inteligencia. Hemos seleccionado sobre todo las alocuciones en los congresos de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y en algunos de los actos de conmemoración por el Día de la Mujer, sin dejar de tener en cuenta, la alocución al pueblo de Santiago de Cuba, el día del triunfo revolucionario y la de constitución de esta organización feminista. Al adentrarse en el estudio de estos discursos, se puede comprender por qué considera Fidel que los cambios provocados en el movimiento femenino en Cuba, constituyen una Revolución dentro de otra Revolución.
La mujer en la oratoria de Fidel Castro Ruz
La necesidad de la verdadera liberación de la mujer fue abordada por Fidel desde el propio primero de enero de 1959, cuando en su primera alocución al pueblo, realizada en Santiago de Cuba expresó: "La mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en muchos otros aspectos de la vida" (2010, p. 3). También se refiere en este discurso al valor de las mujeres cubanas en la lucha contra Batista en la propia Sierra Maestra, teniendo que vencer para su incorporación con las armas en la mano, numerosos prejuicios entre los hombres. Al respecto apuntó:
Yo quería demostrar que las mujeres podían ser buenos soldados. Al principio la idea me costó mucho trabajo, porque existían muchos prejuicios y había hombres que decían que cómo mientras hubiera un hombre con una escopeta se le iba a dar un fusil a una mujer. ¿Y por qué no? ...Organizamos las unidades de mujeres, que demostraron que las mujeres pueden pelear, y cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, ese pueblo es invencible. (2010, p. 3).
Consciente del papel que juega la unidad dentro del proceso revolucionario, se dedica desde los primeros momentos del triunfo a unificar el movimiento femenino. En agosto de 1960 se unen todas las organizaciones femeninas revolucionarias y queda instituida la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización que ha jugado un rol importante en la dignificación de la mujer cubana, defendiendo sus derechos y contribuyendo de manera decisiva a su incorporación en las tareas de la revolución.
Sobre el significado de este proceso refirió:
Por eso es bueno recordar, por eso es bueno organizar, por eso es bueno unir por eso es bueno prepararse a luchar, por eso este paso que han dado las mujeres cubanas es una victoria más de nuestro pueblo, una fuerza más de nuestro pueblo. Esta unificación de todos los sectores femeninos de la Revolución es constituir una fuerza, una fuerza entusiasta, una fuerza numerosa, una fuerza grande y una fuerza decisiva para nuestra Revolución. (Castro Ruz, 2010, p.4).
Realza además el significado de la creación de esa organización si se tiene en cuenta el momento histórico que vive Cuba en 1960, cuando los EE-UU a través de la OEA intenta aislar a Cuba del resto de América, en medio además de amenazas de agresiones económicas y militares contra nuestro país. Como político y educador social, sus discursos se convierten en un mecanismo de movilización de las masas en defensa del proyecto revolucionario. En esa tarea, la mujer tiene un espacio significativo. Al respecto señala:
Por eso ha sido una feliz casualidad; por eso ha sido hoy, una feliz y significativa coincidencia, que en los precisos momentos en que se intriga contra nuestro país, en que el imperio poderoso moviliza todos sus millones todas sus influencias para maniobrar contra nuestra Patria, cuando se trata de cercar a nuestro país, y de justificar agresiones contra nuestro país, allá en el seno de la OEA hoy, precisamente, se haya constituido esta Federación de Mujeres Cubanas, como respuesta digna, como respuesta elocuente de que, nosotros, por nuestra parte aquí, estamos, en primer lugar, muy tranquilos; en segundo lugar, muy seguros; en tercer lugar, muy claros; en cuarto lugar, muy unidos. (2010, p.3, 4).
Fue preocupación de Fidel desde el triunfo revolucionario, crear las condiciones imprescindibles para lograr la incorporación de la mujer al trabajo y demás tareas que la revolución demandara. La creación de círculos infantiles se convierte entonces en una prioridad dentro de las obras sociales que se emprenden en el país. Refiriéndose a este aspecto señala:
También hay que estudiar todos los problemas de las mujeres cubanas, hay que estudiar los problemas de las mujeres que tienen que trabajar y no tienen dónde dejar a sus hijos. Hasta ahora las creches son insuficientes y no puede esperarse que todo lo haga el municipio o el Estado. (Castro Ruz, 2010, p. 4).
Es característico de su oratoria terminar con exhortaciones que, a la vez que reflejan su confianza en el pueblo, siembran la esperanza de que no importa lo difícil de la tarea, si esta se emprende con entusiasmo, puede lograrse el éxito.
Y ahora, a trabajar, a organizar y a poner en actividad el espíritu creador, el entusiasmo de la mujer cubana, para que la mujer cubana, en esta etapa revolucionaria, haga desaparecer hasta el último vestigio de discriminación, y tenga, la mujer cubana, por sus virtudes y por sus méritos, el lugar que le corresponde en la historia de la Patria. (Castro Ruz, 2010, p. 4).
En las conclusiones que realizara en la Mesa Redonda sobre los círculos infantiles, transmitida por la televisión, el 15 de mayo de 1962, Fidel hace uso de la comparación, típica de su oratoria, para expresar el cambio que tiene lugar en Cuba en cuanto a la situación de la mujer. En este sentido enfatiza:
El círculo infantil ¿qué es? El círculo infantil es una necesidad de la Revolución misma y surge con la Revolución misma. Antes ¿para qué iba a existir círculos infantiles? ¿Quién se iba a ocupar de los hijos de los trabajadores? ¿Acaso el Estado capitalista, el Estado burgués, el Estado de las clases explotadoras iba a preocuparse por los hijos de las mujeres que trabajan?
Todas esas cosas van desapareciendo con la Revolución. ¡Como la Revolución lo revoluciona todo, va revolucionando todo eso también! (Castro Ruz, 2010, p. 8).
En este discurso realiza una enérgica denuncia a las campañas difamatorias de la contrarrevolución ante el proyecto revolucionario de los círculos infantiles, denominada Operación Peter Pan, señalando:
La idea de los círculos infantiles para resolver un problema hondamente humano de nuestro pueblo fue acompañada por la contracampaña de los enemigos de la Revolución, que trataron de sembrar el miedo y levantado aquel rumor absurdo sobre la Patria Potestad, aprovecharon una idea que, como nosotros ya dijimos en alguna ocasión, cada día iba a tener más simpatía porque tan pronto como las familias se dieran cuenta de lo que significaban los círculos infantiles iba a aumentar la demanda en torno a ellos. (Castro Ruz, 2010, p. 9).
En el año 1962 tuvo lugar el Primer Congreso Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas. Allí se tratan diversos temas, pero es importante señalar la exhortación que hace Fidel a incrementar la preparación de la mujer en el orden cultural, lo que le permitirá diversificar las tareas dentro del proceso revolucionario. En este sentido apuntó:
Y es necesario que las mujeres se vayan abriendo paso, no solo en distintos tipos de trabajo manual, sino también en el trabajo intelectual. Es, por ejemplo, significativo, el hecho de que en un curso que comenzará dentro de una semana, de nivelación para ingresar en la Escuela de Medicina, de mil doscientos aspirantes hay más de quinientas muchachas.
Esto significa que en el camino de la ciencia también ya se observa la presencia de la mujer en proporción muy superior a lo que se había visto hasta este momento. Y así sucesivamente. No solo es justo, sino también es necesario. No solo es justo que la mujer tenga oportunidad de desarrollar su capacidad en beneficio de la sociedad sino también que es necesario a la sociedad que la mujer encuentre todas las posibilidades de desarrollar plenamente sus capacidades. (2010, p. 9).
En la intervención que hace en el II Congreso de la FMC que tuvo lugar en noviembre de 1974, Fidel hace un balance de lo logrado por esta organización, destacando entre ellas: la lucha por desarrollar la cultura y el nivel político en el seno de las mujeres cubanas, y las tareas relacionadas con la defensa de la Revolución, reflexiona en torno a las dificultades que en el orden subjetivo aún quedaban por resolver, relacionadas con la discriminación de la mujer, limitándola a obtener determinados empleos.
Fidel en este discurso retoma lo aportado por el marxismo y el pensamiento martiano, sobre el papel de la mujer en la sociedad. Refiriéndose a este aspecto expresó:
Los grandes revolucionarios contemporáneos siempre comprendieron el papel de la mujer: Marx, Engels, Lenin. Lenin dijo aquello que se ha repetido aquí bastante, de que no se alcanzaría la victoria plena del pueblo si no se lograba la completa liberación de la mujer, y Martí, el Apóstol de nuestra independencia, tuvo conceptos muy elevados y expresó cosas muy bellas sobre la mujer; y no solo bellas, sino profundas y revolucionarias. Como cuando dijo que las campañas de los pueblos solo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer, pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer anima, aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible.
¡Sepamos ser dignos seguidores de las ideas de Marx, Engels, Lenin y Martí! (Castro Ruz, 2010, p. 17).
En el discurso Fidel destaca cómo no sería posible escribir la historia de la Revolución en los años transcurridos, sin la Federación de Mujeres Cubanas. No hay prácticamente una actividad en que, de una forma u otra, no actúe; ninguna actividad incluidas aquellas que se consideran casi patrimonio de los hombres.
Sobre estas actividades reflexiona en torno a dos:
Pero hay dos frentes de la Revolución, que son los campos en que la Revolución ha tenido más éxitos, éxitos reconocidos en todo el mundo incluso por nuestros enemigos: el frente de la educación y el frente de la salud pública, en los cuales la Federación y las mujeres juegan el papel decisivo. (Castro Ruz, 2010, p.17).
Hace énfasis en la idea de que la Revolución ganará más en la medida en que sea capaz de desarrollar y aprovechar las cualidades y las capacidades morales, humanas e intelectuales de la mujer.
El año 1985 se distingue en Cuba por la realización de dos congresos importantes: el III Congreso del partido Comunista de Cuba (PCC) y el IV de la FMC. Se daba inicio a la política de rectificación de errores y tendencias negativas, cuyo objetivo central consistía en erradicar todo lo que obstaculizara el avance de la sociedad socialista que se construye en Cuba.
La preocupación de Fidel por la educación de los jóvenes se manifestó en las reflexiones realizadas en el IV Congreso de la FMC, resaltando el papel que le corresponde en ese sentido a la familia y a la mujer. Sobre este tema abordó:
Es interesante saber por qué sale un muchacho con hábitos antisociales y por qué crece un muchacho con tendencias delictivas y cómo influye la familia en el rendimiento académico de los niños. Mas no solo influye la familia, sino otros factores de tipo material en rendimiento y en el comportamiento de los niños y adolescentes.
Se demuestra lo que se ha planteado tantas veces por la Revolución; que la educación no es trabajo solo de las escuelas, de los maestros y de los profesores, sino que la educación depende mucho del trabajo del hogar y de los padres... (Castro Ruz 2010, p. 22).
Enfatiza en la necesidad de la educación familiar para garantizar entonces la disminución de los problemas delictivos en los jóvenes:
Las características de las familias, como se evidencia, inciden directamente en la formación moral de los menores. En el caso de los transgresores, sus familiares no poseen una correcta línea educativa, lo cual se manifiesta en la ausencia de modelos positivos, la falta de control en el cumplimiento de las normas establecidas, así como el empleo de métodos educativos centrados en el castigo personal. (2010 p. 20-21).
En la lucha por lograr mejores condiciones para la mujer, destaca la necesidad de lograr:
La lucha por la eficiencia, por el ahorro, por la disciplina, la exigencia y la responsabilidad. Con nuestras hermosas banderas revolucionarias hay que ir construyendo el futuro, un futuro cada vez mejor, que nos permita superar, incluso, condiciones objetivas que hoy obstaculizan nuestra lucha por una sociedad todavía más justa para la mujer. Podrán aparecer sombras, sí, pero las sombras no nos asustan a nosotros, peligros, sí, pero los peligros no nos asustan; amenazas, sí, pero las amenazas no nos asustan. (2010 p. 20-21).
El V Congreso de la FMC se realizó: en marzo de 1990, entraba Cuba en la etapa de Periodo Especial para Tiempo de Paz, además del balance necesario que cada congreso efectuaba distinguiendo logros y deficiencias, este se distinguió por las alertas de Fidel al pueblo de Cuba sobre las dificultades que se avecinaban y del rol de la familia y la mujer ante estas dificultades, señalando al respecto:
En momentos como este es que tiene lugar el Congreso. Es lógico que en los debates haya ocupado principalísima atención todo lo que se discutió aquí y que tiene que ver con la producción, con la defensa, la disposición al combate, la conciencia, la ideología, la profundización de la ideología la lealtad a la causa del pueblo, todas esas cosas maravillosas, admirables que se dijeron aquí, donde no podíamos distraer nuestro tiempo y nuestras energías en otras cosas, que no por ello serán jamás olvidadas. (Castro Ruz, 2010, p. 22).
No deja de transmitir un mensaje de confianza y aliento al pueblo en tan difíciles circunstancias para el país:
El hecho de que nos preparemos y de que estemos dispuestos a vivirlo a hacer lo que se corresponda en ese momento, es lo que nos hace sentirnos seguros y tranquilos, y es lo que nos da la convicción de que saldremos adelante, aunque pueda venir un período de ese tipo, como tenemos también la convicción de que saldremos victoriosos. (Castro Ruz, 2010, p. 22).
En marzo de 1995 se realizó el VI Congreso de la FMC, en medio de las dificultades que el derrumbe del campo socialista había traído para Cuba. En estas especiales circunstancias, resalta el sacrificio que para la mujer cubana significa el Periodo Especial, manifiesta la preocupación de que decaiga el trabajo meritorio que la FMC ha realizado en el país:
Tenemos otros peligros: que a la sombra de esta circunstancia la gente empiece a apreciar menos todo esto, que a la sombra de esta circunstancia decaiga la conciencia sobre la necesidad de ser justo con la mujer y decaiga la conciencia sobre el trabajo que en todos los sentidos ha hecho la Federación, tanto en lo social como en lo político; tanto en la ayuda a toda la tarea de la Revolución, como en la búsqueda de la justicia para la propia mujer. (2010, p. 26).
En el discurso que realizara Fidel ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, en 24 de febrero de 1998, retoma el tema de la lucha contra la discriminación de la mujer y del papel que le corresponde a la educación en esa batalla:
Hoy en este país se respeta a la mujer, se siente hacia ellas todo el respeto al que son acreedoras, y más respeto si fuera posible; ya no depende del hombre económicamente, porque tienen su educación, son profesionales universitarias, profesoras, maestras, trabajadoras, técnicas, más de 60% de la fuerza técnica del país son mujeres y ganan el mismo salario que el hombre. Por liquidar la discriminación de la mujer…que nos acusen de estar contra la familia, que nos imputen semejante calumnia, que le imputen a la Revolución semejante calumnia, pero nosotros sabemos esas realidades las conocemos. (Castro Ruz, 2010, p.17).
En el año 2005 realiza una intervención especial en el Palacio de las convenciones con motivo del Día internacional de la Mujer, Fidel se refiere a los prejuicios que la Revolución ha sido capaz de vencer:
Ese es nuestro pueblo, así tiene que ser, que un mulato, un negro, un indio un mestizo, un blanco... Porque los blancos ricos eran muy pocos, la inmensa mayoría de los blancos era también pobre y humillada, y un gran número de los vicios de aquella sociedad lo padecían también los blancos en nuestra sociedad; sí, y formas de explotación, aquella sociedad que buscaba la imagen, la belleza para explotarla. (Castro Ruz, 2010, p. 27).
Pero ya nuestro pueblo empieza a erguirse en el mapa de este mundo caotizado y sin esperanza, y siempre hay que avanzar luchando… Luchando contra errores, contra desviaciones o confusiones, o contra efectos que en determinadas etapas nos dejaron, como nos dejó el Período Especial; realmente este durísimo período que vamos dejando atrás. (Castro Ruz, 2005, p. 27).
CONCLUSIONES
La experiencia de la Revolución Cubana demuestra que no hay liberación social sin la liberación definitiva de la mujer y de toda forma de explotación y discriminación.
Para lograr la completa incorporación de la mujer se necesita eliminar todo vestigio de discriminación y para ello se impone como necesidad la elevación de la preparación cultural, ideológica y política de la sociedad en su conjunto.
La oratoria de Fidel Castro Ruz de 1959-2007, expresa la voluntad del máximo líder al frente de la dirección de la Revolución, de lograr convertir a la mujer en sujeto activo de la Revolución.
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