Descripción: Descripción: Pedagogía y Sociedad

ARTICULO DE REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA     

Fecha de presentación: 13-3-2020 Fecha de aceptación: 22-5-2020 Fecha de publicación: 6-7-2020

JUEVES DE DEBATE EN LA PREPARACIÓN POLÍTICA EN LA UNIVERSIDAD JOSÉ MARTÍ

THURSDAY FOR DEBATE ON POLITICAL FORMATION AT JOSÉ MARTÍ UNIVERSITY

Mariano P. Álvarez-Farfán¹, Virgilio Companioni-Albrisa ², José Álvarez-Farfán ³

¹ Licenciado en Educación, Especialidad: Marxismo-Leninismo, Máster en Estudios Sociales, Profesor Auxiliar Departamento Historia y Marxismo-Leninismo. Universidad “José Martí”.   Email: mafarfan@uniss.edu.cu. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6587-8373  ² Licenciado en Educación, Espacialidad: Marxismo-Leninismo-Historia, Doctor en Ciencias Pedagógicas, Profesor Auxiliar Departamento Historia y Marxismo-Leninismo. Universidad “José Martí”.   Email: vcompanioni@uniss.edu.cu. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6646-1016 ³ Licenciado en Educación, Especialidad Ciencias Biológicas, Máster en Ciencias de la Educación, Profesor Auxiliar. Departamento Enseñanza Técnica y Profesional-Ciencias Técnicas. Universidad “José Martí”.  Email: jfarfan@uniss.edu.cu ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1604-4633  

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    ¿Cómo citar este artículo?

Álvarez Farfán, M. P., Companioni Albrisa, V. y Álvarez Farfán, J. (julio-octubre, 2020). Jueves de Debate en la preparación política en la Universidad José Martí. Pedagogía y Sociedad, 23(58), 26-50. Disponible en http://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1078

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RESUMEN

 En el presente trabajo se aborda el debate de ideas, la cultura del debate y la necesidad de preparación en este sentido para profesores, trabajadores y estudiantes. En el mismo se exponen algunas ideas y recomendaciones para debatir, así como los aspectos a tener en cuenta para una cultura del debate. Se hace particular énfasis en el espacio llamado: Jueves de Debate y el Foro de debate, que lo complementa con dos espacios de reflexión, que tributan sólidamente a la preparación política de todos sus participantes; aspecto que debe estar entre las prioridades, para hacer análisis profundos y equilibrados, dar argumentos esclarecedores de los temas neurálgicos que los jóvenes y el pueblo en general necesitan saber. Además, ofrecer información, explicar puntos de vista, fundamentar posiciones, hablar de manera clara y fluida, encontrar respuesta a los cuestionamientos, tratar el tema con seriedad, seguridad, reflexionar con sentido crítico y despertar el interés de todos los participantes.

Palabras clave: cultura del debate; debate; Foro de debate; Jueves de Debate

Abstract: In this paper, the debate of subjects, the culture of debate and the need of preparation in this sense for professors, workers and students are approached. It presents some ideas and recommendations to discuss, as well as the aspects to take into account for a culture of debate. Particular emphasis is placed on the debate spaces called Jueves de Debate (Thursday for Debate) and the Forum that complements it, as two spaces for reflection that enormously contribute to the political formation of all its participants. Specifically, this formation should be prioritized in order to accomplish the following purposes: to make in-depth and balanced analyzes; to give enlightening arguments about the key issues that young people and people in general need to know; to offer information and explain points of view; to express ideas clearly and fluently; to find answers to questions; to address an issue with seriousness, certainty and critical thinking and to awaken the interest of all participants.

Keywords: culture of debate; debate; Forum of debate; Thursday for Debate

INTRODUCCIÓN

C

uba en la actualidad dedica especial atención a los nuevos retos de perfeccionar y dar continuidad al proyecto socialista que demanda el pueblo, lo que exige la formación de profesionales de la educación de elevada calidad, lo cual se expresa no solo en altos niveles de conocimientos, sino también en el desarrollo de habilidades profesionales, actitudes y valores, que le permitan su desempeño en la llamada “sociedad del conocimiento” y en la edificación del proyecto más justo que ha conocido la humanidad.

De igual modo significa preparar profesionales con una sólida preparación política e ideológica, con pensamiento crítico, espíritu reflexivo, capacidad para desmantelar todos los subterfugios enfilados contra la Revolución y defender las conquistas alcanzadas. Por eso en la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, (PCC) desarrollada en La Habana el 29 de enero de 2012 se aprobó “Desarrollar la labor política e ideológica de manera creativa, diferenciada, personalizada y continua, a partir de conocer y atender las especificidades de cada lugar, con la utilización de métodos, formas y vías de comunicación más diversas y eficaces” (PCC, 2012a, p. 8).

De igual modo se precisa en el objetivo 88:

Priorizar el trabajo político e ideológico dirigido al sector educacional y científico que incluya acciones específicas en el ámbito universitario, los centros formadores del deporte, la cultura y la salud. Garantizar la atención al talento que en ellos se forma y que se ponga a disposición de servir a su pueblo. (PCC, 2012b, p. 13).

Tales pronunciamientos precisan una clave esencial para el trabajo educacional en un sentido profundo y que mantiene total actualidad. En este sentido se da continuidad a las ideas expresadas por Fidel, que desde el propio triunfo de la Revolución dejó claro que la única manera de luchar y vencer es dedicar atención a las ideas:

No son las armas; son las ideas las que van a decidir esta lucha universal. Y no son las ideas por sus valores intrínsecos, sino por lo que tan estrechamente se ajustan a las realidades objetivas del mundo de hoy. Son ideas a partir de la convicción de que matemáticamente el mundo no tiene otra salida, de que el imperialismo no puede sostenerse, de que el sistema que han impuesto al mundo lo conduce a un desastre, a una crisis insalvable, y me atrevería a decir que más temprano que tarde. (Castro, Ruz 1998, p. 5).

Prepararse en el campo de las ideas, prepararse políticamente y defender la obra revolucionaria supone el desarrollo de la cultura del debate, ahora bien, asumir la visión y el compromiso activo de ir construyendo una cultura del debate, de buscar consensos básicos en principios y valores que pulsen armoniosamente hacia el bien compartido, de respeto, de inclusión de lo múltiple y lo diverso, de una lógica de la cooperación que no excluye ni niega al conflicto en sus posibilidades para cambios positivos, implica reconocer sus encrucijadas, explorar y dar realidad concreta a sus potencialidades.

Ello exige preparar al docente con una actitud reflexiva, crítica y competente que ponga el conocimiento en acción, que se forme para la acción dentro de este. Lograrlo implica vínculo ciencia-docencia y una labor interdisciplinaria sistemática, que rompa con la barrera de lo dogmático, de lo preconcebido, conservador, rutinario y formal.

Es válido remarcar además que en época de gigantescos saltos tecnológicos se emplean todos los medios científicos y técnicos por parte del enemigo para adormecer, confundir, tergiversar la información y debilitar la integridad revolucionaria, capacidad política y firmeza de la obra revolucionaria. Por eso, más que nunca es preciso enseñar a pensar a las nuevas y viejas generaciones, prepararlos para desentrañar lo que implícitamente o explícitamente se dice en cada información, habituarlos a opinar inteligentemente e hilvanar la lógica de lo que se defiende, lo cual se logra ejercitándose a través de espacios de debates.

Es un principio discutir e intercambiar acerca de aquello que resulta de interés, pero ha de hacerse con sólida preparación, con conocimiento de las relaciones causales y con objetividad y cientificidad, pero, si se tienen los conocimientos y no se saben aprovechar bien, si no se sabe argumentar lo que se piensa y a la vez no se refuta lo contrario desde diversas perspectivas, entonces no se estará preparado suficientemente.

En el presente trabajo se hace particular énfasis en el espacio de debate llamado Jueves de Debate y el Foro de debate que lo complementa como dos espacios de reflexión que tributan sólidamente a la preparación política de todos sus participantes; aspecto que debe estar entre las prioridades, para hacer análisis profundos y equilibrados, dar argumentos esclarecedores de los temas neurálgicos que los jóvenes y el pueblo en general necesitan saber. Además ofrecer información, explicar puntos de vista, fundamentar posiciones, hablar de manera clara y fluida, encontrar respuesta a los cuestionamientos, abordar el tema con seriedad, seguridad, reflexionar con sentido crítico y despertar el interés de todos los participantes.

DESARROLLO

El debate es cada vez más una actividad natural en las actuales condiciones.  Entrenarse para ello es una exigencia de primer orden sin la cual el proceso revolucionario enfrentaría serios retos de supervivencia, en consecuencia, la cultura del debate debe ser centro de intercambio, conocimientos y flujo de pensamiento que el educador debe enseñar a sus educandos.

Necesitamos más revolución en el pensamiento, en su calidad, su honestidad, sus temas, sus modos de inquirir, su incidencia en la vida, y necesitamos más revolución en la publicación del material intelectual e ideal nuestro, en que esté disponible, en que sea objeto de debate. (Hernández Martínez, 2015, p. 38).

Pero el imperativo es tan complejo porque como expresara un destacado intelectual revolucionario: “La realidad cambia, pero el modo de percibirla y entenderla no lo hace con el mismo ritmo. De ahí la necesidad de un constante ejercicio introspectivo que permita descubrir lo que es preciso desaprender” (Machado, 2015, p. 129).

Tampoco se puede perder de vista que:

(…) en la época de internet lo importante no será la cantidad de conocimientos con los que egrese un estudiante de la escuela, sino lo preparado que esté para vivir en un mundo nuevo, cambiante, dominado por la innovación y la incertidumbre. (Alarcón Ortiz, 2015, p. 6).

A este entramado de complejidades que determinan la necesidad del debate se une, la exigencia de mantener bajo nuevas condiciones, la autoridad del estado desde la participación ciudadana y el sostenimiento del consenso. Por eso, con toda razón Portal Moreno, Garcés Corra y Pedroso Aguiar afirmaron:

Pero, a diferencia de etapas anteriores, hoy la ausencia inminente de la generación histórica en el poder, la emergencia de una diversidad social sin precedentes, la extensión cada vez mayor de plataformas tecnológicas de debate y deliberación ciudadanas, sugieren la pertinencia de un mayor activismo del Estado en fomentar la participación social, a fin de preservar su autoridad como una de las instituciones claves en la articulación del consenso. (2018, p. 154).

Porque a todos debe quedarle claro que no basta con estar conectado y tener información; el problema estriba en qué hacer con ella y cómo ponerla en función de los intereses de toda la sociedad:

En opinión de Hernández Quintana, Rodríguez Roche y Otero Borges: “La mera capacidad de acceso no genera directamente la producción de conocimiento ni el cuestionamiento de los contenidos producidos por otros ni la disposición para enriquecerlos con los saberes individuales” (2018, p. 27).

También se toman como referentes las palabras del compañero, Díaz-Canel, que siendo Vicepresidente de la República de Cuba explicó a los profesores:

Nosotros constantemente tenemos que estar dialogando (…) para que de esa diversidad de información nuestros estudiantes puedan discernir las verdaderas verdades (…) no los podemos empantanar en un diálogo que sea formal (…) tampoco en esperar que otros pongan el debate que nosotros debemos ejercer (…). (2015. p. 5).

En consecuencia, el debate es necesario y vital para nuestra sociedad. Al respecto apuntaba Martínez Heredia:

Nunca está de más hablar de eso. Y alguna vez yo he escrito para ser más fuerte, que el debate en el socialismo es como la respiración para las personas, de ese mismo tamaño, es vital; (…) En el socialismo (…) el sistema tiene que promover el debate, tiene que promover la discusión, tiene que promover la diferencia, tiene que promover, incluso, las divergencias. (2017, p. 144).

Para que el debate alcance toda su vitalidad como pilar para la defensa de la Revolución tiene que enseñarse desde la escuela. La pedagoga e investigadora García Otero, lo define del siguiente modo:

Un debate de forma general puede considerarse como un intercambio de opiniones entre dos o más personas o un grupo de ellas, que se realiza con diferentes objetivos. El debate bien realizado se convierte en una experiencia edificante para quienes participan en él, toda vez que propicia la elaboración conjunta de criterios, el establecimiento de discrepancias, dudas, aclaraciones, etcétera sobre el objeto del desarrollo. (2002, p.10).

Precisa, constituye la opinión de  Del Pino, Calderón (2005, p.1) al expresar una definición integral:

El debate es la actividad reflexiva grupal que desarrollamos a partir de la recepción de un mensaje, una experiencia o contenido específico, para elaborar de forma conjunta criterios sobre ellos. Implica siempre interacción, diálogo, esclarecimiento mutuo y aprendizaje grupal sobre un contenido determinado.

También, Jérez, dice al respecto: “Es una conversación estructurada que se enfrenten diferentes opiniones y puntos de vista sobre un tema específico que permita polémica o disparidad de visiones. (2015, p. 56).

Bonomo, Mamberti, y Miller definen:

Podemos entonces entender el debate como una forma para cuestionar ese conocimiento tal y como está en el presente o, en otras palabras, para cuestionar el estado de las cosas, de las creencias, cosmovisiones y sentidos comunes que sirven de contexto a nuestro pensamiento: el debate proporciona un medio de cuestionamiento que nos permite cambiar y crecer como individuos y como comunidades. (2016, p. 11).

Otras definiciones ayudar a esclarecer su contenido, por ejemplo, Vásquez González,  Pleguezuelos Saavedra y Mora Olate, destacan: “El debate como estrategia metodológica rompe con la asignaturización del currículum, la moción a debatir es el tópico problemático, el cual se resuelve con los aportes provenientes de diversas disciplinas” (2017, p. 136).

En el Manual de debate dice al respecto: “Un debate es un escenario donde las ideas chocan, se analizan, comprenden y corrigen” (Asociación de Padres y Amigos de Personas con Discapacidad, ASPADE, 2017, p. 24).

En el Manual de debate 2018 editado en Panamá por el Consejo Nacional de Clubes de Debate se aclara: “Es importante destacar que el debate es, entre otras cosas, un ejercicio académico que busca potenciar capacidades como la tolerancia, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la investigación, entre otras afines” (Wood, et al., 2018, p. 11).

La cultura del debate tiene un significado diferente, más profundo. Varios autores opinan que la cultura del debate está asociada a la costumbre de debatir y la capacidad para hacerlo bajo determinadas condiciones. Con frecuencia se identifica con tener conocimientos para el ejercicio del criterio y aunque es cierto que esta es una condición necesaria, no se reduce a ello.

El profesor Álvarez Farfán enriquece el análisis al proponer un constructo referido a la cultura del debate, cuando escribió:

La cultura del debate se puede definir como el sistema de ideas, principios, concepciones, actitudes y valores que integran el saber, el ser y el hacer desde una ética comprometida y responsable en función del análisis, del intercambio dialógico y la asunción polémica y contradictoria del mundo material y espiritual con un correcto enfoque científico, político, ideológico y social. (2009, p. 12).

De la Osa también se aproxima al concepto y declara: “Cuando hablamos de cultura del debate nos referimos a la aprehensión de conocimientos y comportamientos aconsejables para que el debate sea propiciador de crecimiento humano (…)” (2015, p. 9).

Importante es saber debatir y tener cultura del debate porque en los últimos años han subido a debate público –tanto en medios académicos como fuera de él- temas escabrosos o neurálgicos que antes no tenían relevancia o eran en cierta medida aislados y que hoy merecen ser explicados, esclarecidos, debatidos y argumentados en la controversia política, desde una suficiente preparación para el debate con una cultura del debate.

La discusión entre estudiantes, docentes, trabajadores e invitados que polemizan, que intercambian ideas sobre un tema, tiene las ventajas siguientes:

v Facilita perder el temor a hablar en público, garantiza el intercambio fraterno entre los participantes.

v Entrena al alumno en el uso correcto del lenguaje y mejor expresión oral.

v Desarrolla habilidades en el trabajo grupal, y permite desplegar procesos psicológicos de empatía, entender lo que el otro dice y opinar, escuchar.

v Posibilita conocer qué opinan los demás y su nivel de información sobre el tema tratado.

v Permite diagnosticar sistemáticamente cómo se apropian los estudiantes no solo de lo académico sino también de lo actitudinal.

v Permite constatar la efectividad de la tarea docente planificada por el profesor.

v El conocimiento se construye y enriquece, modifica las opiniones iniciales.

v Todos participan, dan y reciben el criterio de otros.

v Potencia la toma de partido o una posición clara ante el problema analizado.

v Además, propicia la tolerancia y el entendimiento individual, local, intercultural e internacional. El análisis de conflictos y la búsqueda de soluciones. La participación ciudadana.

De este modo en la universidad se desarrolla un espacio de análisis, polémica, y confrontación de criterios llamado: Jueves de Debate. Es un espacio de reflexión y debate funciona desde el curso 2014-2015 y debe su nombre a que se desarrollará el último jueves de cada mes. Pero cuando hay necesidad imperiosa de abordar públicamente un tema determinado que por razones imprevistas escapa a la planificación, se convoca excepcionalmente el segundo y cuarto jueves del mes. Su convocatoria está asentada de manera permanente en el plan de trabajo mensual de la universidad.

El tema a tratar, los invitados de otras instituciones, la fecha, hora, lugar y las recomendaciones para el análisis se divulgan a través de la página de la universidad. Siempre se pone a debate un tema de actualidad, o problemática que seleccionan los profesores encargados de dirigir el espacio a partir de las propuestas de los estudiantes en consulta con la mayoría y que se va adecuando y actualizando mensualmente. Incluso, al concluir cada debate se diagnostican las principales propuestas para el próximo mes.

Además de los temas propuestos por el estudiantado se llevan al análisis los problemas más palpitantes de la actualidad nacional, internacional, local y de la institución, previa coordinación con todos los factores interesados en el tratamiento de la temática.

Este espacio de reflexión cuenta con amplio reconocimiento en el personal docente y no docente y es de activa participación de los estudiantes, sobre todo los de la carrera Marxismo-Leninismo-Historia. Tiene respaldo desde la rectoría de la universidad y del Departamento de Marxismo-Leninismo-Historia y su Colectivo de Carrera, así como las Cátedras honoríficas que tienen su centro en el mencionado departamento.

Jueves de Debate se interrelaciona con un Foro de debate que lo complementa. El foro de debate es el un espacio de reflexión y debate público, que tiene lugar a través de las redes y al que se accede desde la página de la universidad. En él participan docentes y estudiantes, trabajadores, invitados y todos los interesados en expresar sus criterios o documentarse acerca los temas que se abordan. Aunque su convocatoria sale en la página de la universidad, siempre se invita a participar desde el espacio de reflexión Jueves de Debate.

En el Foro debate se ponen a discusión temas de actualidad y se nutre por tres vías:

ü  Los temas tratados en el espacio de reflexión llamado Jueves de Debate, que por cuestiones de tiempo no puede agotar todas las aristas del tema tratado.

ü  Los problemas palpitantes de la actualidad nacional, internacional, local o de la institución, que se insertan de manera interactiva a partir de las propuestas de los estudiantes o intencionadamente por los profesores ante necesidades de la práctica cotidiana.

ü  Las propuestas del grupo de trabajo en las redes.

Tanto en Jueves de Debate como en el Foro de debate, se caracterizan por:

ü  No imponer el punto de vista personal.

ü  No hablar en exceso para así dejar intervenir a los demás y evitar la tendencia al monólogo y la monotonía.

ü  No burlarse de la intervención de otros.

ü  Evitar los gritos para acallar al interlocutor.

ü  Hablar con seguridad y libertad, sin temor a la crítica.

ü  Oír atentamente al interlocutor para responder en forma adecuada.

ü  Articular correctamente los sonidos, empleando un tono de voz adecuado a la situación concreta de entonación y al contenido del mensaje (interrogación, exclamación, sonidos indicativos de fin de enunciación, pausas, etc.).

ü  Adecuar el vocabulario que se posee a la situación comunicativa del momento y ampliarlo para conseguir precisión léxico-semántica.

ü  Evitar las palabras y giros idiomáticos desgastados y los propios del registro informal, pues en la sala de clases o en la situación comunicativa de un debate se impone el registro formal.

ü  No gesticular innecesariamente.

ü  Las intervenciones deben hacerse con cortesía, sin ofender a nadie.

ü  Se debe diferenciar cuáles son sus aciertos y errores, ver qué piensan los demás de lo que sostiene cada uno, dejar hablar sin interrumpir, no pretender pensar por los demás y preguntar civilizadamente.

ü  Los argumentos deben ser claros, precisos, fuertes y persistentes, no darse por vencido, defender su punto de vista.

ü  Tacto para el vínculo generacional.

El debate tiene que poner de manifiesto accesibilidad, mostrar apertura a un flujo bidireccional, sin imposiciones, que no aparte o margine y de paso al acercamiento. López Bombino expresó al respecto: “Su objetivo no es acallar sino invitar, debe ser portador de debates, de ideas contradictorias, pues la apatía y el silencio perenne pueden ser indicadores importantísimos y no despreciables de vacío moral y espiritual” (1998, p. 14).

En este espacio de intercambio reflexivo, es imprescindible una buena comunicación con el otro, entenderlo, hablarle con fluidez y aceptar la pluralidad, la diversidad de criterios, para que conduzca al consenso y no a la falsa unanimidad. Para ello se requiere no solo crear condiciones propicias sino también hacer valer normas éticas porque como afirmó Ramírez Cañedo:

Soy un firme defensor del debate de ideas y las polémicas entre los revolucionarios, pero no es menos cierto que el escenario y los participantes, definen en gran medida el balance positivo o no de esos debates y polémicas. Cuando ese ambiente se enrarece con ofensas y ataques personales es preferible no continuar. (2017, p. 121).

Cada palabra tiene que ser cuidadosamente empleada: “Una palabra mal empleada en el momento inapropiado debe tener más efecto que una bofetada, puede llegar a repercutir incluso irremediablemente, en la autoestima, el buen entendimiento y la confianza” (García Rodríguez, 2018, p. 101).

Para lograr que el debate fluya, el escenario de debate ha estado matizado por un espíritu contrario a la rutina, las posiciones dogmáticas, los viejos esquemas, la repetición innecesaria de temas demasiado gastados o que se han discutido muchas veces con el mismo enfoque porque de lo contrario disminuiría el interés y perspectiva en el análisis y debilitaría la responsabilidad por su desarrollo.

Muy importante ha sido cuidar celosamente la flexibilidad y la tolerancia, pero evitando que esta pueda confundirse con la debilidad de argumentos. Es idea esencial no dejar espacio a la irresponsabilidad, la complacencia y a la nociva visión que cree que fortalece evitando encarar los problemas presentando una realidad sin conflictos y limitaciones.

El presupuesto guía de Jueves de Debate descansa en la reflexión del compañero Castro Ruz cuando expresó:

No hay por qué temer a las discrepancias en una sociedad como la nuestra, en que por su esencia no existen contradicciones antagónicas, porque no lo son las clases sociales que la forman. Del intercambio profundo de opiniones divergentes salen las mejores soluciones, si es encauzado por propósitos sanos y el criterio se ejerce con responsabilidad. (2008, pp. 4 y 5)

Atendiendo a que el principal protagonista –aunque no el único-del proyecto es el estudiantado se ha puesto esmero en el uso del vocabulario atemperado a la media del tipo de receptor que se tiene, evitando el verbalismo y los vuelos idiomáticos y teniendo en cuenta, el momento, el lugar y la significación de la temática a abordar.

El debate abre un espacio de intercambio que potencia el trabajo político y la formación de actitudes y valores, pero de nada vale dominar un dato, tener una información o adoptar una postura si no se es capaz de asumirla con prisma propio, con argumentación suficiente y socializarla para que se multiplique.

Para dar respuestas certeras, defender lo que se ha logrado, argumentar virtudes, resaltar ejemplos, poner de relieve deficiencias para buscar soluciones constructivas, enfrentar a los que anidan criterios malsanos hacia la obra revolucionaria, aplastar a los diversionistas, preservar la pureza ideológica, rechazar todas las acusaciones y subterfugios, desmantelar a los apologistas del capitalismo, mantener el consenso por el rumbo socialista, propagar y divulgar la línea política de la Revolución,  llamar la atención sobre las posturas y comportamientos que se corresponden con ideal revolucionario es preciso desarrollar una cultura del debate.

Anótese, además, que el problema no solo se reduce a formar valores en los jóvenes, sino también en preservar y fortalecer aquellos que tienen las generaciones más adultas.  Por eso, la quiebra, las dificultades o los conflictos de valores no se pueden depositar exclusivamente en la juventud, hay que entenderla también a través de otros segmentos o estratos sociales. En tal sentido, un importante momento para el vínculo generacional lo ofrece el ejercicio del debate.

El debate permite trabajar vivencialmente, ello contribuye a modificar hábitos y costumbres que se sustentan en juicios estereotipados o representaciones estrechas y que se pueden cambiar fundamentalmente cuando se concientizan por vía de las vivencias.

Pocas actividades requieren que el sujeto se comprometa a buscar información de manera tan diligente y responsable como el debate, lo que además brinda la motivación para continuar esta búsqueda en forma intensa, por lo cual desarrolla las habilidades investigativas, la responsabilidad y la capacidad de reflexionar de manera crítica. Las actividades de debate entrenan para pensar, lo que a su vez genera un método de razonamiento, que potencia la capacidad de entender las materias y posibilita la inclusión de lo novedoso y de los criterios ajenos.

La inclusión representa una conducta muy necesaria en la actualidad, pero ser flexible e inclusivo no puede confundirse con la debilidad de argumentos, ni debe dejar espacio a la irresponsabilidad, la complacencia y la nociva visión que cree que fortalece evitando encarar los problemas y llamar las cosas por su nombre. Se es inclusivo cuando se acepta la diversidad, se concibe que no somos los únicos portadores de buenos criterios y modos de actuación y que de todos se puede extraer lo positivo y valioso, de todos se puede aprender; es precisamente eso lo que se logra a partir de un ejercicio sistemático del debate.

Cualquiera que sea el escenario de debate y la forma que se emplee se impone asumir que este no es necesariamente una contradicción antagónica, sino una contradicción de criterios diversos, para en el mejor de los casos, llegar a un acuerdo o, por lo menos, enriquecer los datos que puedan servir para solucionar un problema, tomar una decisión o definir un caso. O sea, los debates deben tener un objetivo constructivo. Ello implica una determinada ética según la cual, no debe considerarse al otro un enemigo personal o ideológico, lo que supone tener en cuenta “lo que se dice y no quien lo dice”.  

Sería desafortunado imaginar que puede lograrse un buen debate donde no hay una profunda preparación para participar. El debate exige una meditada definición de: qué se va a discutir, por qué, cómo, cuándo, dónde, con quiénes, en qué condiciones y qué se espera obtener. Pero nada de eso puede lograrse si no se poseen conocimientos teóricos, metodológicos y científicos suficientes y necesarios como para saber abordar el tema de que se trate y no sólo hacerlo con profundo dominio del contenido sino también de la forma adecuada para hacerlo.

Tampoco se debe olvidar que es un absurdo ya superado, el creer que un debate tiene que generarse únicamente entre “especialistas” de una rama del saber específica. Esto significa que, por ejemplo, las condiciones de partida de un sacerdote de Ifá, un profesor de filosofía, un cineasta, un informático, un científico nuclear, un jubilado, o un dirigente sindical, para discutir un tema importante como puede ser: la crisis de valores o el destino futuro de la Revolución, no les otorga per se ventajas a ninguno en particular, ni le garantizan reflexiones más profundas, sutiles u objetivas acerca de su tema. Nadie es propietario de la verdad y si se definiera algo superior, sería la inteligencia colectiva.   

A simple vista podría parecer que el sujeto que estudia con seriedad y posee una amplia cultura general está apto para participar satisfactoriamente en cualquier debate; no se niega que esta es una premisa insustituible, pero por el solo hecho de tener conocimientos no hace a nadie infalible, pues hasta los más avezados pueden verse superados en el análisis si desconocen las reglas del debate o son traicionados por los nervios. Debatir requiere entrenarse para ello y participar. Aunque la intervención debe ser juiciosa, por lo cual hay que prepararse para efectuarla, no hay otra forma de hacerlo que no sea participando.

Tanto en Jueves de Debate como en el Foro de Debate se ha tratado de poner a los participantes en situaciones que exijan adoptar una posición y mostrar un determinado comportamiento porque en el trabajo político e ideológico uno de los procesos más difíciles, pero a la vez más necesario es el cambio de mentalidad. Sobre ello explicaba Calviño:

Entonces no cambiaremos la mentalidad por decreto, no la cambiaremos para cumplir la tarea, no podemos cambiarla desde esas representaciones. Pero si podemos, necesitamos, debemos, favorecer su cambio. Y favorecerlo de una manera permeable, constructiva, plural, participativa, aprendiendo unos de otros, escuchándonos todos, rompiendo los escudos de resistencia, superando las paranoias, leyendo juntos la realidad que tenemos, la que se nos puede avecinar, la que quisiéramos tener. (2017, p. 22).

Se requiere tener presente lo que alertaba Martínez Heredia: “El socialismo tiene que ser una construcción proyectada y modelada por los humanos, convertidos por vez primera en constructores de su sistema social y no simples átomos que se debaten dentro de un sistema que les fue dado” (2017, p. 9).

Para el espacio Jueves de Debate y el Foro de debate se aplicó el diagnóstico de la situación que presentan estudiantes y trabajadores para el ejercicio del debate; En cada espacio de reflexión se proyectaron mediciones para evaluar la efectividad del debate, la preparación política alcanzada por los participantes y el grado de satisfacción con el tipo de actividad desarrollada.

A todos los estudiantes que han participado, concluido cada debate se le aplicó una encuesta confeccionada al efecto (de una escala de 1 a 5, donde cinco es la máxima valoración positiva otorgada), que midió la respuesta a las siguientes preguntas: ¿Cómo valoras la oportunidad que te ofrecen los espacios de reflexión para expresar tus puntos de vista sobre la vida política, económica y social del país?

¿El experimento incidió en el fortalecimiento de tus valores y en tus convicciones patrióticas y revolucionarias?

El 100 % de los estudiantes que han participado han mostrado una satisfacción y fortalecimiento de sus valores y convicciones patrióticas y revolucionarias que oscila entre 4 y 5, lo cual es muy favorable.

Los coordinadores de los espacios de reflexión actuaron además como registradores de las incidencias de cada debate y en la medida que se han producido las intervenciones, análisis e intercambios, registraron la participación, actitud y comportamiento, empleando el siguiente instrumento:




 

Aspectos a medir por los coordinadores del debate

Indicadores

Muy alto

Alto

Medio

Bajo

Muy bajo

Dominio de los contenidos a debatir.

 

 

 

 

 

Dominio de las reglas del debate.

 

 

 

 

 

Dominio de las exigencias de la cultura del debate.

 

 

 

 

 

Participación  protagónica en el debate

 

 

 

 

 

Construcción participativa del conocimiento

 

 

 

 

 

Discurso ordenado y coherente

 

 

 

 

 

Capacidad para el análisis político

 

 

 

 

 

Comprensión de la realidad económica, social, política, otros.

 

 

 

 

 

Demuestra preparación político-ideológica

 

 

 

 

 

Cumplimiento de los deberes como revolucionario

 

 

 

 

 


Después del segundo debate, ningún participante está relacionado en los niveles bajo y muy bajo. El 70 % de los participantes oscilan generalmente entre los niveles alto y medio y entre un 25-30 % generalmente alcanza el nivel de muy alto. Ello evidencia resultados alentadores en la cultura del debate y la preparación política e ideológica.

Entre los debates efectuados hasta el presente resaltan:

ü  Mensaje e información subliminal.

ü  ¿Por qué emigran los cubanos?

ü  Relaciones Estados Unidos-Cuba. Situación actual.

ü  El problema racial en Cuba. Origen, actualidad y perspectivas

ü  ¿Qué modelo de socialismo corresponde a Cuba? ¿El chino? ¿El vietnamita?

ü  Participación de la mujer en las gestas independentistas de Cuba.

ü  La Homofobia.

ü  La juventud y los retos actuales.

ü  Fidel, soldado de las ideas.

ü  Quiénes somos y cómo piensan los cubanos.

ü  Estructura socioclasista de la sociedad cubana actual

ü  Camilo, Señor de la vanguardia.

ü  Fundamentos jurídicos de la ciudadanía en Cuba.

ü  Impacto de la Revolución Cubana

ü  “En qué creen los cubanos”.

ü  “La nación y la Constitución”

ü  ¿Qué significa ser revolucionario?

ü  ¿Qué es ser patriota?

ü  ¿Democracia en Cuba?

ü  “Revolución es sentido del momento histórico”

El espacio de reflexión ha permitido avanzar sensiblemente en la defensa de la verdad, en la asunción de una posición crítica, honesta desprejuiciada, pero de un hondo sentido revolucionario. Entre los principales resultados se destacan:

Ø  Fortaleció la información y preparación política de los participantes y los entrenó para la defensa de ideas, la argumentación y la toma de posiciones.

Ø  Propició un ambiente educativo que permite el abordaje de temas y problemáticas polémicas entre sujetos diferentes, potenciando el trabajo grupal y la búsqueda de alternativas

Ø  Permitió cambios en las relaciones interpersonales, familiares, organizacionales, etc. al estimular el desarrollo de capacidades y potencialidades para el diálogo, el intercambio, el respeto, la tolerancia y la comprensión.

Ø  Potenció el pensamiento crítico y las habilidades argumentativas, pero asumiendo la crítica y la autocrítica de manera propositiva, como ejercicio de aprendizaje y con pleno reconocimiento de que nadie es perfecto.

Ø  Desarrolló habilidades comunicacionales, entrenando en el uso correcto del lenguaje, enseñando a hablar responsablemente, de manera equilibrada, serena, accesible y asequible, desprejuiciada y valiente y empatizando con los demás.

Ø  Estimuló el desarrollo de habilidades de investigación, a partir de la búsqueda de información y la preparación a través de diversas fuentes, para participar con responsabilidad.

Ø  Promovió el interés por asuntos sociales, económicos políticos, culturales etc. que requiere conocer y enseñar un profesional de la docencia.

Ø  Estimuló el respeto al prójimo, a sus argumentos e ideas, sus dudas, inquietudes, miedos y preocupaciones.

Ø  Promovió la participación ciudadana, pues reveló y permitió combatir juicios estereotipados y representaciones estrechas sobre la manera de participar.

Ø  El análisis de conflictos y la búsqueda de soluciones, así como la participación ciudadana se han fortalecido.

Ø  Se ha facilitado perder el temor a hablar en público, garantiza el intercambio fraterno entre los participantes.

Ø  Ha entrenado al universo juvenil en el uso correcto del lenguaje y mejor expresión oral.

Ø  Permitió desplegar procesos psicológicos de empatía, entender lo que el otro dice y opinar, escuchar.

Ø  Potenció la toma de partido.

Ø  Incentivó el reconocimiento de la diversidad y el respeto a los criterios ajenos e incluso los contrarios o divergentes.

CONCLUSIONES

El debate como herramienta de trabajo en manos del docente universitario y sus estudiantes, es altamente fortificante y provechoso, pero su contenido no se agota con aquellas acciones que se hacen en el salón de clases. El docente en particular y el revolucionario en general tiene que estar preparado para librar la polémica en cualquier espacio y momento, ante cualquier litigante aún si se tratase de un adversario político, e incluso, si las condiciones en que se desarrolla fueran anormales, por ello hoy es fundamental, es decisivo entrenarse en los espacios de reflexión que se creen al efecto, como Jueves de Debate y el Foro de debate.

Jueves de Debate tiene un papel significativo en la información y preparación política de sus participantes, potencia la formación de actitudes y valores y entrena para el tan importante y necesario ejercicio del pensar y para asumir una postura determinada con prisma propio y argumentación suficiente. El Foro de debate complementa y enriquece el debate y sirve de manantial de nuevas ideas y propuestas que verifican el rumbo del primero.

Preparar a profesores, trabajadores y estudiantes para el debate como lo ha pedido la alta dirección del país es una exigencia, un compromiso y una garantía para la defensa de la obra alcanzada y el proyecto socialista arribe a puerto seguro.

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