Descripción: Descripción: Pedagogía y Sociedad

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN ORIGINAL

Fecha de presentación: 14-6-2021          Fecha de aceptación: 8-7-2021          Fecha de publicación: 9-11-2021

TEMA DEL EROTISMO EN LA POESÍA DE FRANK ABEL DOPICO

THE THEME OF EROTICISM IN THE POETRY OF FRANK ABEL DOPICO

Yunier Mena-Benavides¹

¹ Licenciado en Letras por la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación, Universidad de Sancti Spíritus «José Martí Pérez», Cuba. Correos electrónicos: yunierm@uniss.edu.cu, ymena2@nauta.cu . ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-5058-3652

 

 

¿Cómo citar este artículo?

Mena Benavides, Y. (noviembre-febrero, 2021). Tema del erotismo en la poesía de Frank Abel Dopico.  Pedagogía y Sociedad, 24 (62), 146-169.  Recuperado de http://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1201

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Resumen

Introducción: Frank Abel Dopico (Santa Clara, Cuba, 1964 – Ibidem, 2016) fue uno de los poetas jóvenes más importantes para la renovación lírica cubana durante la segunda mitad de la década de 1980. El problema científico de la presente investigación está expresado en la siguiente pregunta: ¿Qué propiedades distinguen el tratamiento del tema del erotismo en la poesía de este autor? El objeto de investigación es la obra poética de Frank Abel Dopico y el campo de acción el erotismo que forma parte de tal estructura temática.  Objetivo: Describir el tratamiento del erotismo en la obra poética de Frank Abel Dopico. Método: Análisis de contenido. Resultados: El estudio de los textos poéticos dopiqueanos reveló que estos modelan continuamente y de diversas maneras la realidad erótica. Conclusiones: El erotismo está entre los temas recurrentes de la obra poética de Frank Abel Dopico y abarca desde el más vago movimiento anímico hasta el relato del más carnal enlace entre los cuerpos.

Palabras clave: amor, erotismo; poesía; poesía erótica; literatura latinoamericana

Abstract

Introduction: Frank Abel Dopico (Santa Clara, Cuba, 1964 - Ibidem, 2016) was one of the most important young poets for the Cuban lyrical renewal during the second half of the 1980s. The scientific problem of the present research is expressed in the following question: What properties distinguish the treatment of the subject of eroticism in the poetry of this author? The research´s object and field of action are the poetic work of Frank Abel Dopico and the eroticism of such thematic structure, in that order. Objective: To describe the treatment of eroticism in the poetic work of Frank Abel Dopico. Method: Content analysis. Results: The study of Dopiquean poetic texts revealed that they continuously and in various ways shape erotic reality. Conclusions: Eroticism is among the recurring themes of the poetic work of Frank Abel Dopico and its expression ranges from the subtlest emotional change to the depiction of the most carnal connection between the bodies.

Keywords: theme; eroticism; love; poetry; communication

INTRODUCCIÓN

L

a investigación que el presente texto socializa estuvo consagrada a examinar la escritura poética de Frank Abel Dopico, uno de los autores fundamentales para la renovación del discurso lírico cubano en la segunda mitad de la década de 1980. El problema científico al que se ha intentado dar solución puede formularse por medio de la siguiente pregunta: ¿Qué propiedades distinguen el tratamiento del tema del erotismo en la poesía de Frank Abel Dopico? El objeto de investigación es la poesía de Frank Abel Dopico y el objetivo describir el tratamiento del tema del erotismo en la obra poética del autor, la cual comprende cinco poemarios y otras publicaciones en revistas o antologías. Los títulos que componen la obra dopiqueana son Algunas elegías por Huck Finn (1989, Premio de la Ciudad de Santa Clara), El correo de la noche (1989 y 2015, Premio David y Premio de la Crítica), Expediente del asesino (1991, 2018), Las islas del aire (1999) y Los puentes de Arcadia (2011); junto a ellos, el análisis textual aquí realizado alcanza los poemas «Amor de los libres» (1988) y «La moneda se abre en dos» (2010),  así como textos más recientemente aparecidos en las revistas Umbral (Dopico, 2016)  y Amnios (Dopico, 2016a). El campo de acción es el tema del erotismo en el universo poético dopiqueano y como hipótesis se propuso que el erotismo es uno de los temas recurrentes en la obra poética de Frank Abel Dopico, abarca desde el más vago movimiento anímico hasta el relato del más carnal enlace entre los cuerpos.

Este poeta forma parte de la generación nacida de 1959 a 1975 (López, 2011), la cual sigue a la generación anterior, llamada «ascendente» por Virgilio López Lemus (2011) y nacida entre 1946 y 1958, en la reacción anticoloquial en que se vio inmerso el panorama poético cubano en la década de 1980. El apogeo del coloquialismo sobrevino tras el triunfo de la Revolución Cubana y se extendió hasta los setenta, década en la que ocurre el agotamiento paulatino del interés de creadores y lectores por la expresión y la temática coloquialista que iría perdiendo hegemonía o transformándose con el retorno de las formas clásicas y el ascenso del intimismo (López, 2008a). La tendencia coloquialista se desarrolla en España e Hispanoamérica desde los años cincuenta y entre sus partidarios estaban Mario Benedetti, Jaime Sabines, Ernesto Cardenal, Manuel Vásquez Montalbán, Jaime Gil de Biedma, Carlos Sahagún y Ángel González (Álvarez, 2000).

En la Cuba de los ochenta, a pesar de no ser ya una corriente dominante, el coloquialismo mantenía aún sus atributos esenciales: tono conversacional, versolibrismo, prosaísmo y temas como la familia, la ciudad, el amor, lo cotidiano, la Revolución, el poeta en la actualidad renovada del país, la emigración, la historia y el presente épico (López, 2008b). El coloquialismo utilizó un lenguaje desenfadado y el léxico de la comunicación diaria para la representación realista de materias sociopolíticas, vitales o relativas a la infancia. Esta corriente de la poesía cubana tuvo su más alto momento durante la segunda mitad de los sesenta (López, 2008a).

Al principio de los años ochenta se consolida la estética anticoloquial y se instaura un poscoloquialismo plurigeneracional que recurre a la métrica tradicional hispánica, al verso libre y semilibre, al intimismo, la tropología y también al tono conversacional. Se hace sentir en él la influencia del Grupo Orígenes y el surrealismo (López, 2008a). En esta década comienza a participar en la vida literaria y a publicar sus primeras obras la generación juvenil en la cual se inscribe Frank Abel Dopico, asegura Virgilio López Lemus que «Poetas como Zoe Valdés, Alberto Lauro, Emilio García Montiel, Frank Abel Dopico, Norge Espinosa, le ofrecían peculiaridad al conjunto, por sus evidentes logros formales y mensajes poéticos no apartados de las mejores tradiciones de la poesía de Cuba» (López, 2008b, p. 260). Para Jorge Luis Arcos el verdadero cambio que sacó la poesía cubana del ámbito del coloquialismo no fue posible hasta avanzada la década de los ochenta: «Pero no hay dudas de que la antología en este sentido primigenia, fundadora, es Retrato de grupo (1989), porque es la primera que ofrece ese corpus imprescindible para poder hablar de un movimiento poético» (Arcos, 1995, p. 124). Sobre la diferenciación entre el coloquialismo y la nueva norma escritural este crítico apunta:

El afán de ruptura con el conversacionalismo es muy fácil de constatar en el predominio de lo imaginal, en el empleo de un lenguaje más irreductiblemente poético, lejano de la unilateralidad del coloquio, del prosaísmo, de la conversación, detectable ya en poetas como Raúl Hernández Novás o Roberto Méndez, rasgo extendido en el nuevo movimiento: retóricas neobarrocas, donde la metáfora, el símbolo, la alegoría, etc., tienen preeminencia; discursos eminentemente líricos, simbólicos, como el de Jorge Yglesias; discursos de vocación filosófica como el de Lourdes Rensoli; o hasta en esa poética histórica, sustentada en la imagen, de Efraín Rodríguez; y, en general, en esa predilección por la fábula, lo intemporal, lo no anecdótico, lo no reductible a la prosa, a la conversación; en esa independencia relativa del referente, del contexto inmediato; o en esa suerte de mediaciones que el poeta interpone entre su discurso y la realidad aparencial, todas características obviamente anti o no conversacionales, y que predominan en una parte considerable de la obra de los nuevos poetas. Pero incluso en aquellos que conservan un discurso cercano al conversacionalismo, se observa también la ruptura, y acaso en muchos de ellos, de una manera muy profunda. (Arcos, 1995, p. 125)

Aprecia Arcos que hay autores de esta nueva poesía que al servirse de ciertos elementos del conversacionalismo y a la vez violar la norma conversacional acentúan su diferencia o singularidad cosmovisiva y entre ellos sitúa a Frank Abel Dopico:

Es por ello también que la poesía de Antonio José Ponte o la de Emilio García Montiel, dables de identificar dentro de un conversacionalismo lírico, resultan dos de las poéticas más características de la nueva norma; o que una poesía como la de Rodríguez Tosca, Alfonso o Frank Abel Dopico ―acaso del linaje de la de Fernández Larrea― porten tantos elementos de ruptura (Arcos, 1995, pp. 125-126).

Dentro de la cosmovisión de la nueva poesía cubana de los ochenta tiene un lugar prominente, en opinión de Arcos, la crítica. Esta poesía se resiste a falsificar la realidad, a imponerle un molde o esquema de pensamiento y de expresión que no se ajusta a ella. A estos jóvenes la realidad se les presenta compleja, sinuosa, y los lenguajes con los que pretenden asirla adquieren complejidad y anchura, simbolismo, alegoricidad, metaforicidad, valentía en el ejercicio de la imaginación. 

Carmen Alemany Bay sabe situar a Frank Abel Dopico como uno de los autores principales entre los nuevos poetas cubanos de los ochenta y sintetiza los caracteres de la poesía escrita por los mismos:

Pero tendremos que esperar a los años 80 para que se pueda apreciar un verdadero cambio en la poesía cubana, cambio que se resumiría en los siguientes puntos: la individualización del sujeto del poema —ahora es el nosotros el que se diluye entre los nuevos versos para dar protagonismo al yo—; voluntad de volver a los metros y estrofas tradicionales en contra del casi siempre presente verso libre y, sobre todo, la inclusión de nuevos temas más acordes con una realidad crítica. (Alemany, 2000, p. 93)

Esta misma autora facilita el criterio de Nidia Fajardo, quien caracteriza la poética de los autores incluidos en Retrato de grupo tanto en lo referido a sus universos poéticos como en el aspecto formal:

Aprovechan todas las posibilidades del juego polisémico para proponer más de una lectura y estimular las capacidades de recepción de cada lector. Esto hace que desechen el sentido directo, inmediato u obvio de los términos, con lo que logran desautomatizar el discurso y, precisamente, la recepción (...) Hay, además, una marcada tendencia a la fabulación, la alegorización y el uso de las parábolas. Lo cotidiano puede estar en estas obras, pero casi siempre asaltado por la magia (...) Desde el punto de vista estilístico, se puede observar una tendencia hacia la densidad metafórica. En muchos casos hay rupturas sintácticas, inconsecuencias predicativas y coordinativas, rupturas de sistema, recursos que aparentemente hacen que se toque el absurdo (...) Trabajan cualquier textura verbal, desde las referencias cultas hasta las «malas palabras», desde los textos en otras lenguas hasta el juego intertextual, los préstamos, las citas (...) La «alta cultura» y el kitsch; la poesía de Lezama, Vitier o Diego y el último texto de un rock (...) dicen de la riqueza y la fuerza de la poesía cubana de hoy. (Fajardo, como se citó en Alemany, 2000, p. 97)

Estos jóvenes dotaron a la literatura cubana de una ambición renovadora y de una fuerza cuestionadora, inconforme, irreverente y festiva. Con ese impulso creativo tomaron sendas disímiles que en muchos casos acortaron la distancia entre sí o se mezclaron: unos el experimentalismo cercano al concretismo brasileño o al ámbito de Apollinaire y la performance; unos el lenguaje surreal, desordenado gramaticalmente, y el influjo de Orígenes, aun ligado al tono coloquial; unos las formas clásicas (López, 2008b y 2008c). Hacia los noventa esta generación define e incrementa más su obra y la carga de mayor universalidad, sin olvido de la identidad nacional, hasta el día de hoy en el que goza de un sitio ya indiscutible en la cultura de Cuba, a la que ha dado en textos, con sus experiencias y vicisitudes, la memoria de un tiempo histórico y del hombre que a este le pertenece. Carmen Alemany valoró el lugar que le correspondía a Frank Abel Dopico en medio de este discurso creativo:

Precisamente, Frank Abel Dopico representará otra de las múltiples vías temáticas que aparecen en la actual poesía cubana; él será el poeta del surrealismo, del sueño y de la fantasía, de ahí que sus composiciones nos remitan a estados o situaciones imaginarias, como se ve en «La próxima ciudad», donde el autor pide a gritos construir una ciudad, hacerla mejor o peor pero hacerla él; en el fondo, subyace el deseo de crear su espacio en esa ciudad:

como si estuviéramos locos y contáramos

       el aire por parejas

hagamos bien o mal otra ciudad, minúscula.

                      Sí.

Gato a gato vamos a hacer otra ciudad.  (Alemany, 2000, p. 99)

El poemario Algunas elegías por Huck Finn contiene nueve poemas, incorporados en 1999 a Las islas del aire. El correo de la noche recrea artísticamente la etapa de la posadolescencia o primera juventud, «momento de las encrucijadas y definiciones, en que ya no podemos ser Peter Pan, pero podríamos convertirnos en Jack el Destripador» (Díaz, 2015, p. 8). Es un libro organizado en tres secciones: «La botella en el mar», «Las postales de Jack» y «El correo de la noche». Los cuarenta y ocho poemas que lo constituyen son eróticos en su totalidad o presentan en su composición algunos elementos eróticos ligados a sus temas principales. Expediente del asesino es tropológicamente semejante y una parodia del legajo policial (Sotolongo, 2016). Estos dos libros expresan el idiolecto de los jóvenes y hasta la alta cultura con una voz conversacional, lo que ayudó a su popularidad, incluso en los predios universitarios (Riverón, 2016a).

Las islas del aire está integrado por seis partes, de las cuales la tercera es el ya mencionado Algunas elegías por Huck Finn. Además del tema del erotismo que será examinado en sus páginas se da una amplia atención a los demás acontecimientos humanos primordiales como son la muerte, la soledad, la tristeza, las aspiraciones, la alegría nunca cabal o irónica propia de la poesía dopiqueana, la eternidad, etc.; asuntos todos en los que pervive el hombre de «cuerpo que ha sido abrazado y mordido y gastado por una misma lengua» (Dopico, 1999, p. 47). Las islas del aire meditan la antigüedad del deseo amoroso y su carácter humano homogeneizador. Los puentes de Arcadia retoman los motivos que han interesado siempre al poeta, pero ahora les suma la mirada hacia el pasado y cierto pesar por la juventud ida. En este libro hay una moderación de la agudeza tropológica, una expresión clara de la mayoría de los aconteceres y una reducción considerable de la envergadura estética de las composiciones. El poeta ha escrito ya sus grandes poemas que están en El correo de la noche y Expediente del asesino, lo que no quiere decir que falten en Los puentes de Arcadia, como en Las islas del aire, textos intensos y admirables.

Ricardo Riverón establece dos etapas en la poesía de Frank Abel Dopico, la primera abarca los poemarios Algunas elegías por Huck Finn, El correo de la noche y Expediente del asesino y la segunda Las islas del aire y Los puentes de Arcadia (Riverón, 2016a). Además, sintetiza el universo poético dopiqueano:

La casa, la familia, la muerte, el sexo, y una marginalidad iluminada por destellos ontológicos que él supo desentrañar con sus vigorosas y alucinantes metáforas fueron sus temas preferidos, y no solo en sus dos primeros libros, aunque fuera en estos dos (y en el breve cuaderno Algunas elegías por Huck Finn) donde con más originalidad fluyeron. (Riverón, 2016b, p. 34)

Caracterizan la poesía dopiqueana la riqueza tropológica, la simbiosis poética de lo culto y la dicción popular, la irreverencia o desacralización, la parodia, la fabulación, la apurada cadencia vitalista, el imaginario y la problemática juvenil, la fragmentación sobre la que llama la atención Carmen Sotolongo (Sotolongo, 2010), una cualidad festiva en su discurso, la perspectiva del «yo» poético, una velada angustia que se acentúa hacia los últimos poemas y cierto hermetismo en algunos de sus textos. Lo dicho hasta aquí permite localizar la poética dopiqueana en el grupo de los que sin desdeñar por completo el coloquialismo decidieron ser continuadores del legado origenista, surreal y vanguardista en términos expresivos.

La presente investigación examina la recurrencia temática sexual destacada por Ricardo Riverón en la poesía de Frank Abel Dopico que viene a aumentar el caudal de textos eróticos patrimonio de la nación. En ese corpus literario erótico nacional la poesía de Frank Abel Dopico se inserta confirmando lo humano con la poética que el contexto puso a su alcance y con una respetable envergadura creativa que intentarán poner de relieve los próximos análisis de sus poemas.   

La investigación desarrollada para dilucidar los elementos caracterizadores del discurso erótico dopiqueano se enfocó en solucionar una carencia, un problema, en la esfera del conocimiento de la literatura cubana. Aporta un saber sobre una arista del hecho artístico-textual, cultural, que constituye la obra de un poeta. Tal arista es el erotismo comprobable a primera lectura por su intensidad y recurrencia. La obra de Frank Abel Dopico no se ha abordado lo suficiente por los investigadores de la literatura. El erotismo constatable en ella solo ha sido tratado como campo privilegiado de acción, y con rigor, en el artículo de Carmen Sotolongo Valiño titulado «Símbolo y pasión ambivalente en un poema de Frank Abel Dopico», publicado en el número 59 de la revista Umbral.

El esfuerzo que constituye este trabajo investigativo no basta para hacer tributo al poeta, está lejos de ser lo necesario, aunque, en criterios de su autor, el problema planteado haya sido resuelto con suficiente éxito en relación a su incipiente saber y el tiempo disponible. La literatura de este creador exige nuevos análisis y solicita investigadores preparados y entrenados para que la interpreten, atesoren, promocionen y enseñen.

MARCO TEÓRICO

El texto poético como comunicación y el concepto de tema

Si puede afirmarse que el texto poético es una construcción cultural cuyo material, el idioma y los temas, al haber sido expuesto a las determinaciones de una forma artística se ha realizado estéticamente, tampoco resulta difícil observar que las formas son materiales de trabajo del escritor, un legado que hereda y en relación al cual materializa algunas de sus pretensiones de innovación. Más aún, la oposición tradicional forma/contenido es insuficiente: 

El contenido conceptual de la obra es su estructura. La idea en el arte es siempre un modelo, pues recrea una imagen de la realidad. Por consiguiente, la idea es inconcebible al margen de la estructura artística. (Lotman, 2011, p. 23)

La estructura artística del texto poético se construye para transmitir significados y entre todo lo comunicado por la lírica, como asegura Iuri Levin, tiene prioridad lo humano: «El tema fundamental de la lírica es la existencia del hombre en el mundo. [...] la lírica posee una gran capacidad modelizante, presenta lo personal, lo privado, lo particular, como general, de importancia general y de interés general» (Levin, 2009, pp. 175-176). La estructura artística del poema es una hipóstasis temática. El término «motivo» ―empleado por Tomashevsky, Mukarovsky y Vodicka― designa la unidad temática o de significado básica (Dolezel, 2010). La reiteración de un mismo motivo en una obra da lugar a un leitmotiv o motivo dominante, hay ciertos motivos o grupos estables de motivos fijados por la tradición denominados «tópico» (Kayser, 1970; Beristáin, 1995 y Marchese y Forradellas, 2013).

Oldrich Belic y Josef Hrabák definen el tema como aquel «sector de la realidad (determinado conjunto de elementos de la realidad, personajes, acciones) del que se ha apropiado estéticamente el autor y que ha comunicado en la obra» (1983, p. 89).

La colaboración intersistémica intratextual hace posible el tema, alcanza a cada nivel que es puesto en contacto con el otro de acuerdo al efecto comunicacional buscado en todo poema o verso (Lotman, 1972). El tema es significado en el texto signo icónico cuya finalidad es ser emitido y recepcionado, ser comunicación, vínculo semiótico entre seres. Los sistemas fónico-fonológico, morfosintáctico, léxico-semántico, lógico, las metábolas inscritas en sus estructuras (Beristáin, 1989), el sistema gráfico (Eagleton, 2012) colaboran en la generación del sentido del texto; sentido sobredeterminado (Beristáin, 1989) por el acontecer extratextual artístico e histórico, cultural en general. El texto poético como comunicación es una realidad cultural insertada en la cultura como espacio comunicacional, es estructura y diálogo. Al ser tema del texto poético, el erotismo es constatable en los signos combinados dentro del marco de la estructura textual porque como significado está presente en ellos y aguarda siempre por una lectura o por una descripción científica. El concepto de tema a los efectos de esta investigación queda definido como una regencia semántica en el texto. El tema es toda realidad codificada, modelizada, en un lenguaje natural o secundario como descomponible en motivos, motivos dominantes y diversas estructuras temáticas, a veces tópicos, específicamente codificados en el mensaje donde dicha realidad modelizada se erige como núcleo semántico hacia el que se orientan.

Conceptualización del erotismo

La palabra «erotismo» proviene de «eros», vocablo con el que los griegos antiguos designaron el amor y al dios que lo disgrega entre los hombres y el resto de los dioses ocasionando alegría, discordia y dolor (Corominas, 1987; Grimal, 1989  y RAE, 2001).

Herbert Marcuse propone, desde el psicoanálisis y el marxismo, una liberación del hombre reprimido o enajenado que restaura la capacidad erótica de este. El desarrollo científico-técnico y económico de la civilización permite terminar con el imperio de las exigencias de la realidad sobre las aspiraciones más genuinas de los individuos, aquellas que son compatibles con el principio del placer. El problema de la sociedad industrial no era tanto de escasez, sino de organización, explotación y dominación (Marcuse, 1968).

Georges Bataille define el erotismo, a la vez que explica la prohibición o tabú por su utilidad al servir de contención a la violencia, como una especie de actividad sexual cuyo fin es el ocio y no la reproducción. Para él la actividad erótica es una «exuberancia de la vida» (Bataille, s.f., p. 8) que reforma la discontinuidad de los seres en lo uno, lo continuo. Por otro lado, Michel Foucault estudia la sexualidad y el erotismo como discurso (Schaufler, 2013), en él el erotismo es «dominio absoluto del cuerpo, goce único, olvido del tiempo y de los límites, elixir de larga vida, exilio de la muerte y de sus amenazas» (Foucault, 2007, p. 73). Al decir de Octavio Paz el erotismo «es sexualidad socializada y transfigurada por la imaginación y la voluntad de los hombres» (Paz, 1994, pp. 14-15).

Félix J. Ríos asiente al carácter natural de la sexualidad y al cultural del amor y el erotismo, como subraya Paz. El amor es la sublimación de la fisiología por la acción del sentimiento y el erotismo es elaboración, complejidad. Este autor advierte la interpenetración del discurso amoroso y el discurso erótico al separarlos de la pornografía (2009).

Según F. Javier Mariscal Linares «el erotismo es la manifestación sexual del deseo amoroso en el ser humano» (Mariscal, 2002, p. 11). El erotismo así definido está ampliamente representado en la poesía amorosa y el resto del arte como una aguda multiplicidad de cristalizaciones imaginativas del deseo sexual. Para este autor «el cuerpo es el gran imán del deseo» (Mariscal, 2002, p. 11) y por ello abundan en la poesía hispanoárabe las imágenes corporales que ponen de relieve por medio de comparaciones y variaciones de tópicos la belleza física del amado o de la amada. Para este autor, el deseo es eros y proyección imaginativa del eros en el arte.

«La vivencia humana del instinto sexual es lo entendido como erotismo»  por M.ª de Los Reyes Nieto Pérez (Nieto, 2002, p. 69): «El erotismo, decíamos, es sexo humanizado» (Nieto, 2002, p. 81). «El erotismo erotiza al cuerpo, pero también a los objetos que lo adornan o son próximos a él»  (Nieto, 2002, pp. 84-85). Nieto Pérez ve el erotismo como un disfrute culto, racional y distanciado de la animalidad del sexo donde los instintos se controlan para prolongar un goce que no se conforma, como la pornografía, con la cópula (Nieto, 2002). Lo erótico conduce al humano a un terreno vedado a las bestias y a la pornografía.

Para Raúl Dorra, el erotismo no es solo un placer sensual sino una forma de inteligencia, «una construcción planificada de la sensualidad» (Dorra, 2009, p. 14).

El erotismo comprende el goce sexual por la atractiva belleza física humana presente en las cortas o largas relaciones sociales, ya latentes o explícitas, y corrientemente se distingue de la pornografía. Esta viola la prohibición de no mostrar ciertas facetas de la intimidad que cuando son privadas de ocultamiento se perciben como algo obsceno, es decir, algo impropio que no es permitido en escena (Nubiola, 2003). El erotismo, definido como actividad sexual humana no sujeta obligatoriamente a la procreación y culturalmente elaborada, es un fenómeno que parte, como el amor y la pornografía, de la sexualidad. El amor sexual es un modo de afecto ligado a los sentidos, el erotismo satisfacción sensual culturalmente dilatada y la pornografía un erotismo proscrito. La pornografía, en su habitual disyunción con el arte, tiende siempre a ser más explícita, a buscar simplemente la excitación sexual y en el arte el erotismo es tema subordinado a valores artísticos (Limon, 2014; Miranda, 1998).

El concepto de erotismo a partir del cual esta investigación acometerá sus trabajos de análisis temático será el siguiente: Atracción y práctica sexual-sensorial entre los humanos, culturalmente amplificada y variable, sin cuya presencia el amor sexual no es tal o se deforma y que excede al amor sexual como una forma social recreativa, no instrumental o reproductiva, entre los cuerpos. El erotismo, así definido, es uno de los sectores de la realidad y puede ser modelizado en la estructura temática de las obras literarias con más pudor o más desnudo.

El erotismo es un sector de la realidad y como tal puede ser representado y comunicado por medio de un mensaje elaborado a partir de algún código o lenguaje. Esa representación o modelo del erotismo por medio de signos parte de motivos hasta lograr integraciones complejas de motivos en estructuras temáticas variables cuyo conjunto conforma el tema del erotismo que puede figurar como uno de los temas o el tema principal de un intercambio coloquial o de una obra de arte. El tema literario del erotismo comprendería, entonces, aquellos elementos del erotismo que los autores recrean por medio del lenguaje de la literatura. La crítica y la simple lectura informan que este tema es uno de los más tenidos en cuenta por la obra literaria del poeta Frank Abel Dopico y al no haber sido esto descrito sistemáticamente en su extensión exige ser investigado.

METODOLOGÍA EMPLEADA

El método de epistemología cualitativa utilizado fue el análisis de contenido que está incluido en el método general de análisis de textos y que:

Estudia las relaciones entre la organización del texto ─nivel sintáctico─, por una parte, y la estructura de los significados, por otra ─nivel semántico─, y el modo en que se producen y emplean los signos del texto y el texto mismo ─nivel pragmático─. (Álvarez, 2010, p. 220)

En el análisis de contenido se produce una atribución de sentido de valor científico al tener el lenguaje carácter social y el resultado consiste en un metatexto que modela la realidad investigada. El análisis fue desplegado sobre los poemas y conjuntos poemáticos en una indagación intratextual, contextual y transtextual, como la informan Álvarez y Barreto (2010) y según el interés investigativo correspondiente. Al investigarse el tema del erotismo en un conjunto literario se entra al área del significado o sentido del texto artístico realizado en su estructura. Investigar el tema del erotismo en la poesía de Frank Abel Dopico es indagar el significado erótico de sus composiciones.

La interpretación semántica (Markiewicz, 2010) del contenido erótico de la poesía dopiqueana es la comprensión o descodificación de cuanto hay codificado del erotismo en cada uno de los niveles estructurales de los textos que conforman la obra poética de Frank Abel Dopico. En este empeño de asir el significado del texto poético vale tener en cuenta el criterio de Helena Beristáin: «Hay que recordar que el análisis de este nivel exige casi constantemente la paráfrasis ―momentáneamente destructora del texto― en aras de su más cabal comprensión» (1989, p. 100).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El erotismo en la poesía dopiqueana conforma un sistema semántico complejo de unidades interdependientes, lo cual se verifica en la lectura de «La moneda se abre en dos» (1987), «Amor de los libres» (1988), Algunas elegías por Huck Finn (1989), El correo de la noche (1989), Expediente del asesino (1991), Las islas del aire (1999), Los puentes de Arcadia (2011) y los últimos textos editados en las revistas Umbral (Dopico, 2016) y Amnios (Dopico, 2016). Los componentes fundamentales de la modelización artística de la realidad erótica en esta poesía son los personajes eróticos, el deseo erótico, el cuerpo erótico, las acciones eróticas, los objetos eróticos, el cronotopo erótico, el erotismo como erotismo vinculado a la historia, el erotismo como erotismo vinculado al mito, el erotismo como erotismo vinculado a la muerte y el erotismo como erotismo vinculado a la libertad. Estas formas del erotismo son las principales maneras en las que la lectura y el análisis encuentran la cristalización semántica del concepto de erotismo en la estructura temática de la obra poética de Frank Abel Dopico.

El deseo erótico hace atractivos a los cuerpos e impulsa hacia el placer más intenso y prolongado, al erotizar al cuerpo lo vuelve cuerpo erótico y conduce acciones donde permanece, se incrementa o satisface que pueden ser denominadas acciones eróticas. Los objetos eróticos son aquellos que por su cercanía o referencia al cuerpo erótico toman desde él su valor distintivo, por ejemplo, adornos o ropa. El cronotopo erótico es el espacio-tiempo literario al que aparecen fijadas ciertas estructuras temáticas de sentido erótico. La vinculación del erotismo a la historia, el mito, la muerte y la libertad son relaciones en las que el erotismo se matiza y se afirma.

Los personajes eróticos son aquellos en los que el erotismo se manifiesta. Estos resultan eróticos por las acciones en las que están inmersos, por los semas de significado erótico constatables en sus atributos (físicos, psicológicos, conductuales y vestimenta) gobernados por el deseo erótico y en especial por desear la belleza corporal o ser deseados a causa de ella. Los personajes de la obra de Frank Abel Dopico implicados en el hecho erótico aparecen particularizados con un nombre de pila u otra distinción, o son genéricos (mujer, hombre). La ficcionalización del «yo» poético de la que avisa Carmen Sotolongo (Sotolongo, 2010, p. 330) está especialmente unida en esta poesía a una hibridez o intención de hibridez discursiva: Peter Pan envía una carta a Alicia; puede leerse el mensaje de una botella en el mar, unos apuntes de Gulliver, el salmo de un nuevo Robin Hood, las imágenes de las postales de Jack y hay poemas titulados «noticia». Al ficcionalizar el «yo» poético el poeta complejiza el sistema de personajes de los poemarios porque el sujeto enunciador de lo lírico deja de ser una simple voz para tomar la más clara forma de un personaje. Sin deseo erótico, cuerpo erótico o acción erótica no hay personaje erótico. Estas formas del erotismo se interpenetran y condicionan hasta el punto de no poderse estudiar por separado.

Los principales personajes eróticos de los textos de Frank Abel Dopico son las putas, el loco, la niña o adolescente, las bailarinas, las hembras, Janis Joplin, Huck Finn, el hablante lírico o hablante lírica orientados por el deseo erótico, Margarita Gautier, Jack el destripador, Peter Pan, Alicia, Robin Hood, Venus, Gulliver, la pareja de novios, la muchacha, Yudith, los muchachos, los muertos, un muerto homosexual, la muerta Matilde, el muerto González, los lobos, los tristes, los verdugos, los bobos, las novias, el hombre y la mujer, Rosario la Virgen, Angélica, Marcia, Ulú, Alondra, Lama, Rosa, Maré, Dagil, Alimay, Eva, Adán, Juana de Arco, el hombre tigre y la mujer en forma de astrolabio, la amiga, la maga y la mujer hermosa, Arlequín, el negro prostituto, el play boy, el fakir, la madre y la hija, la reina y la princesa, la mujer del prójimo, el amante, Odalys, el marido, la esposa, los marineros, Diana Cazadora, la rubia, las vírgenes, el hombre de Neanderthal, un romano, Louis Armstrong, Charlie Mingus, Camila Chávez, Edith Piaf, Miles Davis, Duke Ellington, Don Byas, Ray Charles, Earl Hines, William Claxton, Charlie Parker, el hijo pródigo, Ulises, la Briseida libre, Afrodita, Jasón y Medea, el Principito y Wendy, los reyes, Eros, la lavandera, Faín, Alice, Ramás, Ofelia, Cupido, Homero, Jessica, Melisa, la yegua, la nereida, Caín, Frida Khalo, Paloma, Leonor, la señorita, la señora, Rosita, Alfonsina, la mujer de Lot, la bruja. Estos personajes aparecen en los textos siempre vinculados al deseo, unos se ligan por medio de acciones que los implican directamente y otros llevan en sí algún sema o atributo que los vincula a lo erótico.

El deseo erótico es la manifestación, mediada por la cultura, de la pulsión bilógica sexual en el hombre. El deseo hace atractivo al cuerpo y guía las acciones sexualmente motivadas del cuerpo y hacia el cuerpo. El cuerpo es fuente y meta del deseo. La poesía de Frank Abel Dopico modeliza el deseo erótico con personajes que desean, son deseados y realizan acciones eróticas; con partes del cuerpo o alusiones a la totalidad de la figura corporal bajo la acción del deseo y con objetos que por su cercanía al cuerpo son tomados por el deseo como una extensión de la corporalidad. Los personajes de la poesía dopiqueana orientados por el deseo transitan por emociones como el placer (que incluye el éxtasis y la felicidad), la tristeza (que incluye la soledad y la desdicha) y el amor (que incluye el afecto y la aceptación). El deseo erótico alcanza sus metas por medio de los sentidos y de la relación de estos con los cuerpos deseados depende el movimiento anímico que el deseo origina.

El deseo acentúa la humanidad de los personajes dopiqueanos al exigir amor sensual, libre e inclusivo, y al subrayar la vida erótica de figuras como la del loco o la del hombre primitivo sin lenguaje articulado. Si el loco o el primitivo pueden diferenciarse del ser humano moderno en plenas facultades racionales y comunicativas, el erotismo de la poesía dopiqueana no admite diferencia al entenderlos como seres igualmente eróticos. Si el loco o el primitivo no pertenecen al campo de la máxima racionalidad, nada los puede excluir del plano de la máxima eroticidad. La acción del deseo desacraliza la religión y la burocracia con el propósito de mostrarse como base de una nueva racionalidad que valida la pertenencia del erotismo a la esencia del hombre.

El cuerpo erótico aparece en la referencia al cuerpo o la figura como un todo y en las partes del cuerpo, algunas de las cuales se reiteran con más de un nombre. El cuerpo erótico como el cuerpo dividido en sus partes se constata en las palabras «manos», «senos», «labios», «uñas», «tetas», «pezones», «tobillo», «muslos», «pies», «carne», «ojos», «ombligo», «piernas», «pelo», «olor», «color», «vientre», «perfil», «pecho», «puños», «sexo», «corazón», «semen», «cabeza», «leche», «piel», «cara», «rostro», «huesos», «cabellos», «sangre», «lengua», «lunar», «saliva», «cadera», «célula», «dedo», «entrepiernas», «falo», «poros», «colmillos», «cuello». En la denominación del cuerpo erótico hay un empleo insistente de la tropología, por ejemplo, la visión: «cuando la harina despaciosa y el venado que salió de tu cuerpo aquella noche» (Dopico, 2015, p. 88); la prosopopeya: «Y las dos tetas solemnes, tan marciales,/ aplaudieron la escena» (Dopico, 2015, p. 110); la sinécdoque: «un público de tan solo dos tetas» (Dopico, 2015, p. 110); la imagen visionaria simple: «Yo le he mirado despacio el corazón: es un canario» (Dopico, 2015, 92). Además, la poesía de Frank Abel Dopico se refiere al cuerpo erótico como cuerpo bello, como cuerpo desnudo y como cuerpo vestido.

Entre las acciones eróticas fundamentales que tienen lugar en esta poesía pueden destacarse mirar al cuerpo deseado, esperarlo, pedir su compañía, entrar desnudo al agua o la casa, soñar con la mujer o el hombre que se desea, copular, desnudarse, acostarse, amar, acariciar, recordar, escuchar el cuerpo deseado, quejarse, fecundar, devorar, temblar, morder, besar, marcar el vientre, raptar a la mujer deseada, alzar o mostrar el vestido, vender cartas de amor, incendiarse de deseo, alimentarse de la desnudez de otro, abrazar el cuerpo deseado, masturbarse, planear y ejercitar el encuentro sexual, oler el cuerpo deseado, morir como metáfora de éxtasis sexual, tocar el cuerpo, buscar la hembra, fornicar. En la poesía dopiqueana constantemente se mira, toca, huele, prueba y oye al otro, o se escucha el sonido que produce la cópula.

La serie de los objetos eróticos se designa con los vocablos «ropa», «vestidos», «zapato», «blusa», «braga», «blúmer», «bolso», «falda», «aretes», «camisas», «pantalones», «monedillas de plata», «botas de piel», «navaja», «telas», «seda», «cuchillo».

En la poesía dopiqueana la noche, la oscuridad, la sombra, son parte del cronotopo erótico, del espacio-tiempo propicio al encuentro amoroso y el amanecer recibe a los amantes satisfechos. Se tiene sexo en el interior de un tren, entre los arbustos, en el burdel, cerca de ríos o sobre una roca con la misma buena disposición. Igualmente, en las casas, los cuartos de hotel o en las aulas. La Arcadia dopiqueana es el cronotopo erótico más significativo que pudiera mencionarse en la obra poética de Frank Abel Dopico porque hasta sus coordenadas imaginarias son eróticas.

La historia ligada al erotismo aparece en la poesía dopiqueana para subrayar el valor humano, el alcance humano del erotismo más allá de las clases sociales o las épocas. Por eso en ella un influyente ciudadano de Roma padece la hermosura de su amada, un hombre primitivo desea estar cerca de la desnudez de su pareja y la belleza de Juana de Arco inquieta a un sujeto lírico contemporáneo. Además, el hombre común y la mujer común tienen el poder de mover el mundo con sus hijos. Los hijos que son traídos al mundo en las manos del erotismo de los progenitores son una forma de intervención de estos en la historia.

El mito está presente en el erotismo dopiqueano sobre todo por medio de episodios como «La última cena» y con figuras de la mitología como Dios, ángel, Eros/Cupido, Diana Cazadora, Eva, Adán, Afrodita/Venus, Judit, Briseida, Holoformes, Ulises, la mujer de Lot, Jasón y Medea, María Magdalena. El mito clásico de la Arcadia se aprovecha para basar sobre él todo un poemario de reiterados motivos eróticos.

La fuerza del erotismo es tan abrumadora en la poesía dopiqueana que excede los límites de la vida y se introduce en la muerte para animarla en defensa de la vida. Los muertos se enamoran, besan y desean como los vivos. Muertos y vivos tienen romances entre sí y los muertos se seducen y se toman de las manos guiados por la pasión.

La libertad y el erotismo se mezclan en la estructura temática del universo poético dopiqueano siempre que el deseo erótico empuje más allá de los límites que la realidad, la moral, el tabú y el comercio fijan a las acciones de los personajes. Erotismo y libertad concurren también cuando aquel refuerza la dominación y agrede la libertad con machismo y homofobia, en este caso la libertad se hace presente por medio de su negación. El sexo libre, recreativo, intenso, inclusivo y frecuente es el reclamo firme de esta poesía. Mirar a la mujer del prójimo, la infidelidad, la masturbación, la lujuria y la prostitución tienen en la obra de Frank Abel Dopico una importancia relevante para la relación del erotismo con la libertad al negarse a los imperativos de la dominación. El vínculo del erotismo y la libertad es tan profundo aquí que llega a ser una protesta contra el capitalismo cuando Huck Finn estafa a las putas para frustrar el comercio de la belleza o al proclamarse el comunismo como una formación económico-social esencialmente erótica.

La identificación y descripción de las anteriores plasmaciones poético-eróticas demuestran la eminente presencia del erotismo en la poesía escrita por Frank Abel Dopico. Hasta ahora no se había realizado un estudio tan amplio de este asunto, por lo que los hallazgos expuestos apenas habían sido anunciados y en casi su totalidad permanecían ignorados por la ciencia.

CONCLUSIONES

El erotismo es uno de los temas habituales abordados en la poesía de Frank Abel Dopico. Abarca desde el más vago movimiento anímico hasta el relato del más carnal enlace entre los cuerpos expresados con un lenguaje inventivo y también con un lenguaje coloquial algo automatizado o poco autorreferente que no llama tanto la atención sobre sí que enriquecen o acentúan el perfil de los conceptos y las ideas de tema erótico transmitidas por su poesía y constituidas a partir de intelecciones, apropiaciones estéticas sensoriales y emotivas.

Las formas principales del erotismo en la obra poética de Frank Abel Dopico son los personajes eróticos, el deseo erótico, el cuerpo erótico, las acciones eróticas, los objetos eróticos, el cronotopo erótico, el erotismo como erotismo vinculado a la historia, el erotismo como erotismo vinculado al mito, el erotismo como erotismo vinculado a la muerte y el erotismo como erotismo vinculado a la libertad.

Los amantes pasionales, impulsivos, corporales, son los perennes sujetos eróticos que la poesía dopiqueana magnifica, enlaza, desnuda, y sobre todo a la muchacha.

El deseo erótico en la obra poética de Frank Abel Dopico es inherente a lo humano y no el comercio que le impone a la esencia humana condiciones que no la favorecen. Aquí el erotismo es siempre afirmado, defendido, para amparar lo humano y es presentado como propio a una jerarquía superior de lo humano por encima de la sabiduría y del lenguaje.

El erotismo como rasgo imprescindible de lo humano en los poemas de Frank Abel Dopico no separa al hombre del resto de la naturaleza, no es la inhibición, la sublimación o la civilización represiva, sino el amor libre e irrestricto. Este erotismo desacraliza lo religioso y lo burocrático e incluso los utiliza para subrayarse a sí mismo.

La poesía dopiqueana es sapiente, sabia, cuando opone un sincero erotismo al tabú, la prohibición, la dominación y el discurso cómplice y atrapado por el poder, aunque no queda por completo fuera del ámbito de la dominación. El erotismo dopiqueano más genuino puede leerse siempre como un poema sobre la libertad.

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