ENTREVISTA

Fecha de presentación: 26-10-2021   Fecha de aceptación: 30-10-2021  Fecha de publicación: 9-11-2021

A PROPÓSITO DEL DERRUMBE

(Conversación con José Luis Rodríguez sobre su libro El derrumbe del socialismo en Europa)

José Ernesto Nováez Guerrero

Licenciado en Periodismo por la Universidad Central de Las Villas. Poeta, narrador y profesor. Egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y miembro de la AHS. Ha publicado el libro de cuentos Hijos del polvo (Ediciones Sed de Belleza, 2015), la antología Corazón Central: muestra de poesía villaclareña reciente (Ediciones Casa de Cultura de Santa Elena, Ecuador, 2017) y Pensar el país. Conversaciones en La Caldera (Ediciones Sed de Belleza, 2019). Mereció en 2018 el premio Mangle Rojo de la editorial Áncoras. Su poemario El libro negro será publicado próximamente en esa editorial. Textos suyos han visto la luz en revistas de Cuba y Ecuador. Dirigió las revistas Zona crítica y Signos. En la actualidad trabaja como rector del Isa y coordina el capítulo cubano de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.Cuba Correo electrónico: jenovaez90@gmail.com.ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-6450-3203

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¿Cómo citar este artículo?

Nováez Guerrero, J. E. (noviembre-febrero, 2020). A propósito del derrumbe: conversación con José Luis Rodríguez sobre su libro El derrumbe del socialismo en Europa.  Pedagogía y Sociedad, 24 (62), 4-22.  Recuperado de http://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1368

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E

stán prontos a cumplirse los 30 años desde aquel nefasto 25 de diciembre de 1991, fecha que marca oficialmente la desintegración del primer estado socialista de la historia: la Unión Soviética. Como en casi todos los procesos históricos, el reconocimiento de derecho no es más que la certificación de lo que ya se había concretado de hecho. Décadas de errores acumulados y una dirección oportunista que en los últimos años precipitó las condiciones de desintegración fueron algunos de los factores que determinaron este cataclismo político.

Continuar estudiando y extrayendo las lecciones adecuadas del fracaso del socialismo esteeuropeo lejos de ser un ejercicio ocioso de cerebros trasnochados, resulta cada vez más importante para la experiencia socialista de Cuba y para un mundo donde la modernidad capitalista plantea con urgencia creciente la necesidad de alternativas para la mayor parte de la humanidad.

En este sentido conviene leer el libro El derrumbe del socialismo en Europa, que ya cuenta con dos ediciones cubanas por la Editorial Ciencias Sociales (2014 y 2016), y constituye un valioso aporte a la comprensión de este proceso en el plano económico.

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Su autor, José Luis Rodríguez (La Habana, 1946), obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Económicas en la URSS en 1978. Ha ocupado importantes cargos en la dirección de la economía cubana, fundamentalmente el de Ministro de Finanzas y Precios de 1993 a 1995 y Ministro de Economía y Planificación de 1995 a 2009.

Invitado a la Jornada homenaje por el Sesenta Aniversario de la Revolución Cubana, convocada por el Departamento de Filosofía de la UCLV, de conjunto con la Uneac y la Sectorial Provincial de Cultura en Villa Clara, accedió a dialogar sobre su libro y las problemáticas que en él se plantean, como claves para comprender toda práctica socialista pasada y corregir toda práctica socialista futura.

Profesor, querría comenzar hablando respecto a la Nueva Política Económica (NEP). El Che, en los Apuntes críticos a la Economía Política, considera la NEP como el gran error de Lenin, que determinó que en la evolución económica posterior de la sociedad soviética no se resolvieran nunca verdaderamente las relaciones de propiedad. ¿Considera usted que para las relaciones económicas atrasadas de la URSS en los años veinte, después de la devastación de la Guerra Civil, resultaba inevitable la reproducción de las formas capitalistas o se hubieran podido valorar nuevas formas de socialización, tomando experiencias de la propia comuna rural rusa o de algún otro antecedente histórico? ¿Por qué? ¿Y qué papel cree que haya jugado la NEP en este proceso?

Creo que es muy difícil decir, a tantos años de distancia, que había otra alternativa. Hay que valorar cómo triunfa la revolución en Rusia y qué condiciones tiene. Es un proceso en el cual primero se rompe la cadena del capitalismo en Eurasia por el eslabón más débil. No estaban plenamente desarrolladas las relaciones capitalistas de producción. Recordemos que el feudalismo fue superado en Rusia apenas en 1861. Ya en ese momento había ocurrido la revolución francesa, varios países de Europa Occidental habían transitado, de una u otra manera, a través de las revoluciones del 30, del 48, hacia una forma de propiedad capitalista más o menos avanzada. Entonces podemos decir que Rusia, junto con Japón, son los dos países que cierran el ciclo de la producción feudal a la producción capitalista.

Cuando triunfa en Rusia la revolución en 1917, vienen de una guerra que ha destrozado al país. Si uno toma las producciones que existían en 1917 y las compara con las del período de preguerra en 1913, la caída es brutal. De ahí que en marzo de 1918 las condiciones obliguen a implantar el comunismo de guerra, como medida para lidiar con la situación económica del país que se agravaba con la Guerra Civil.  Había que alimentar a la población y al ejército. Vemos entonces que la transición al socialismo no es para nada pacífica, ni siquiera ordenada.

El comunismo de guerra trajo en 1919, como una de sus aristas, la posibilidad de una transición saltándose las relaciones monetario-mercantiles. Incluso hubo planteamientos como el del famoso libro El ABC del comunismo, de Bujarin y Preobrazensky, de que no se desarrollaran las relaciones monetario-mercantiles, dado lo que se había logrado hacer en esa época de distribución directa de la producción.

Esta situación se mantiene hasta 1920, cuando se gana la Guerra Civil, después de unas cuantas concesiones, y logra mantenerse el Partido bolchevique en el poder, en medio de una gran disputa ideológica interna entre Bujarin, Trotsky y Lenin. Pero Lenin logra imponerse, con una posición que pudiéramos considerar pragmática y que ponía en un primer plano la sobrevivencia.

En marzo de 1921, en el XI Congreso del Partido Comunista Ruso, Lenin señala que en el Ejército Rojo el 80 por ciento de los soldados son campesinos que van a retornar a sus tierras, devastadas completamente por la guerra, y para los cuales no van a funcionar mínimamente los recursos que harían falta para desarrollar una producción cooperativa y, sobre todo, para desarrollar el interés de esos campesinos, que venían de una etapa muy cercana todavía al feudalismo, en la producción. Y Lenin se percata de que hay que dar un paso atrás, un paso táctico, que tal vez si hubiera tenido otras condiciones no hubiera asumido. Pero la prioridad era la supervivencia. Lenin hizo las concesiones que entendió. Nosotros también, en el Período Especial a la altura del año 94 o 95, hicimos concesiones que Fidel reconoció como concesiones capitalistas, pero había que garantizar ante todo la supervivencia del país.

Para el momento de la NEP ya el Partido Bolchevique viene con varias fracciones y con personalidades tan fuertes dentro de su liderazgo como es el caso de Trotsky, que había estado en 1905 en Petrogrado. Y Lenin tiene que lidiar con ellas. Estas personas no tienen la visión teórica, conceptual, incluso ideológica que él tiene, pero son personas de las que no puede prescindir. Recordemos el famoso episodio con Zinóviev y Kámenev, a los cuales Lenin llama “los esquiroles de la revolución”, pero no los saca del Partido.

No obstante las diferencias, Lenin logra en vida una unidad de ese conglomerado de personalidades diversas alrededor de su persona.

La posición de Lenin entonces es un poco contradictoria. Por un lado, él proponiendo determinadas concesiones, y la gente que le atribuye el triunfo en la Guerra Civil, al menos en parte, al Comunismo de Guerra, enfrentados con Lenin.

Pero el líder bolchevique comprendió que no había manera de estimular la producción material en Rusia si no se reconocía el primario interés material en esa masa enorme de campesinos. Él habla de un capitalismo de estado y lo plantea como un retroceso táctico que lógicamente él no podía prever hasta dónde iba a llegar. Pensaba que los efectos perniciosos de este retroceso se podían controlar desarrollando una forma de propiedad cooperativa, una forma de colectivización primaria, gradualmente, para ir convenciendo a los campesinos que es más productivo trabajar asociados.

En los años veinte se da un profundo debate económico en la Rusia soviética, que incluso hay quien lo ha leído intentando descubrir detrás de cada uno de los actores involucrados la expresión de determinados intereses clasistas. ¿Cuáles fueron, desde su perspectiva, los principales ejes temáticos en torno a los cuales giró este debate?

Ahí se produce un vacío proveniente del hecho de que, antes de la muerte de Lenin, en el año 1922 se dan una serie de discusiones relativas al problema de las nacionalidades, se da el enfrentamiento de Lenin con Stalin. Lenin mantiene una relación con Trotsky.

Esta es una etapa en la cual Lenin, sabiendo que estaba muy enfermo, busca la manera de eliminar las contradicciones que él estaba viendo. A finales de 1922 la situación se agrava a tal punto que el líder bolchevique comienza a dictar lo que es considerado como su testamento político. En este documento él hace una evaluación de las principales figuras  del partido en ese momento y deja bien claro que hay que evitar la división de dicho partido entre Trotsky y Stalin. Él comprendió claramente la contradicción entre ambos y las diferencia de sus personalidades. Trotsky era un hombre culto, un hombre de gran arraigo en las masas y Stalin era un hombre burocrático, del aparato interno del partido, que no tenía ese carisma, pero que además provenía de una nacionalidad no rusa, lo cual en el contexto adquiría relevancia. Lenin en su testamento llega incluso a pedir la separación de Stalin del cargo de Secretario del Partido, por problemas de carácter y por el inmenso poder que había acumulado.

La muerte del líder bolchevique va a ser un cataclismo tan grande que explica por qué, en medio de ese gran pesar, nadie le reclama a Stalin que cumpla con lo que se plantea en el Testamento Político de Lenin. Lo conocen los delegados del XIII Congreso PCR (b), pero la cercanía de la muerte de Lenin creo que es todavía un trauma que pesa sobre ellos.

Trotsky se mantiene al margen no solo del aparato del estado, sino incluso de todo el proceso político en torno a la muerte de Lenin. No participa en los funerales, no se ocupa de ventilar sus puntos de vista tampoco. Le cede el terreno a Stalin en la práctica, lo subestima y eso fue fatal para él porque Stalin no olvidó eso. En 1925 sacan a Trotsky del Buró Político y empieza todo el proceso de cuestionamiento en el partido, de exilio después en Alma Atá y luego fuera del país.

Pasa el momento donde se acuerda no dar a conocer el Testamento Político de Lenin. Esto fue un triunfo formidable para Stalin, que favorece la posición del líder georgiano al frente del Partido.

En 1924-1925 se da una relativa recuperación económica y comienzan los debates en torno a la política de industrialización, pero implícitamente en ese debate está el tema de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo. Ahí es donde entra el gran debate entre Bujarin y Preobrazensky.

En mi opinión Bujarin quería jugar una carta muy gradual, de transición. La famosa frase que lo marcó de por vida: ¡Enriqueceos!, lo identifica con los intereses de la pequeña burguesía campesina sobre todo. Mientras que Preobrazensky era un hombre de ultraizquierda y yo pienso que era mejor economista que Bujarin. En su libro La nueva economía Preobrazensky desarrolla la teoría de la acumulación originaria en el socialismo y de soslayo toca el tema de las relaciones monetario-mercantiles. Él no le encuentra una solución posible en el momento y plantea que son relaciones que están ahí, que van a jugar un papel subordinado en la acción parcialmente dirigente de la ley del valor. Al considerarlas como relaciones subordinadas tenía razón, pero no les daba el peso que realmente tenían.

Ya en 1935, cuando se teoriza en torno al cálculo económico, las tesis que prevalecen son las de Preobrazensky, quien prácticamente no pudo disfrutar de ese hecho porque lo fusilan poco después.

Usted afirma en su libro que a partir de 1928-1929 se comienzan a tomar una serie de medidas que representan en la práctica el desmontaje de la NEP como política. La etapa que sigue es la de consolidación del régimen económico y político de Stalin. Atendiendo a los resultados económicos y el costo social de estas medidas ¿cómo valoraría la práctica económica del estalinismo?

Bueno, primero Stalin es muy cauteloso, no toma partido en el debate que hay entre Bujarin y Preobrazensky. En la práctica, nunca lo reconocieron así ni Stalin ni nadie después, él se afilia más a las opiniones de Preobrazensky. Él choca con Bujarin ya inmediatamente aunque Bujarin lo sigue apoyando hasta 1929 cuando lo expulsan del Partido.

Stalin se deja querer. A él le es más fácil explicar la existencia de relaciones monetario mercantiles, que es la tesis a la que llega Preobrazensky, como producto de las distintas formas de propiedad y afirmar que mientras exista esa diversidad de formas existirá el mercado, etc. Pero deja fuera del análisis la propiedad estatal, el por qué dentro de la propiedad estatal se mantienen las relaciones monetario-mercantiles. Eso nunca se resuelve, ni en el texto de Stalin de 1952 Los problemas económicos del socialismo en la URSS, ni lo va a resolver la teoría en ese sentido hasta los años sesenta, que es cuando viene la famosa tesis del aislamiento económico relativo y profundizan en la idea de que puede desaparecer la propiedad privada pero no desaparecen las condiciones que dan lugar a un intercambio a través de ese aislamiento, etcétera.

Eso trajo para la causa revolucionaria un costo enorme, porque teóricamente dejaron al mercado como si fuese inocuo, con todas sus contradicciones, tratando de remendar cada vez que estallaban esas contradicciones pero no profundizaron realmente en el tema. Y ocurre un fenómeno. Cuando empieza el desmontaje de la NEP, ya hay intereses creados y está la famosa huelga de abastecimiento de trigo, que creo que es en el invierno de 1927-1928, donde los productores se niegan, si no les pagan precios mayores, a abastecer las ciudades. Ese es el pretexto de la colectivización forzosa, ahí arranca.

Aparentemente lo que dice Stalin es muy razonable: “Esas personas se han declarado enemigos del estado soviético”, “Esto no puede seguir así”, lo cual viene muy bien con los criterios de ultraizquierda de Preobrazensky en lo económico. Y ya ahí arranca un contra proceso prácticamente. Porque está bien que estallaran esas contradicciones que se fueron generando a partir de la NEP, pero Stalin no le da la solución gradual, política, que Lenin se imaginó. En lugar de eso envía los comisarios al campo, los kulaks son desterrados a Siberia y los campesinos integrados por la fuerza a las cooperativas. Eso representó un costo enorme. Están las cifras del año 1932-1933, la hambruna que se desató, porque dejaron de abastecerse los mercados.

Pero hay una cosa interesante, que yo la encontré en el libro de Historia de las ideas socialistas de Cole. En el  tomo dedicado a los años treinta, él se pregunta por qué transcurren las purgas y la eliminación de los enemigos de Stalin sin que se produzca una reacción. Él parte de un criterio que es interesante, dice: “Bueno, imaginemos cómo era el campesino antes de ese proceso, cuando se introduce la cooperativa, etc. y cuando comienza la industrialización.” Porque simultáneamente al proceso de desmontaje de la NEP empiezan los procesos de industrialización acelerada, año 1929-1930, y una gran masa de campesinos va, forzosamente, a trabajar como obreros en las ciudades. Y eso, que podría parecer algo forzoso, que genera desarraigo, va a tener también un ángulo positivo al modificar las condiciones de vida de esos campesinos. Hombres y mujeres que vivían en tiendas de paja, sin condiciones mínimas de higiene, con una alimentación precaria, sin condiciones para enfrentar el invierno, de pronto se ven viviendo en un edificio colectivo, con tres o cuatro familias más en el mismo piso, pero con un baño, protegidos del frío, mejor alimentados.

Al principio la resistencia al proceso de colectivización forzosa fue violenta. Mataban a las reses, escondían las cosechas…  

Sí, claro, pero ahí los kulaks jugaban un papel importante, pues la riqueza estaba principalmente en manos de estos.

Pero bueno, toda esa masa de gente que se transfiere a las ciudades cambia sus condiciones de vida. Y el que se anota ese logro es Stalin. Esto puede explicar, según Cole, por qué esa gran colectividad siguió oyendo lo que le decía Stalin sin preocuparse demasiado por estos procesos políticos, que eran procesos que seguía fundamentalmente la élite, la intelectualidad, pero no eran procesos que el pueblo estuviera pendiente de ellos ni nada por el estilo.

Hay una gran discusión sobre si realmente había una oposición a Stalin en los años treinta o no. Yo pienso que sí había una oposición, particularmente entre los militares. Nunca ha quedado claro el juicio secreto de Tujachevski, porque además fue un proceso expedito. Todo parece indicar, hay una teoría en ese sentido, que lograron infiltrarse los nazis y lograr una real conspiración allí adentro. O al menos la apariencia de que esta conspiración existía. Los valiosos oficiales que se perdieron por este proceso le causaron una debilidad estratégica al pensamiento militar soviético que por poco les cuesta la II Guerra Mundial. 

Bueno, el caso fue que este proceso de los años treinta creó un cisma dentro de la sociedad soviética, sobre todo en el estrato militar y en la alta dirección del Partido. El PCUS del XVIII Congreso del año 1939 ni se parece al del año 1934.

En las páginas 40-41 del libro usted apunta, hablando del estalinismo como modelo político: “(…) fue el abandono de los factores de movilización política, incluyendo la ausencia de democracia y las prácticas represivas un elemento determinante en estos años, causando un daño que resultaría irreparable para las ideas del socialismo en la Unión Soviética y posteriormente en la Europa oriental, al punto de constituir un elemento cardinal para explicar las bases políticas del derrumbe del socialismo europeo años después.” ¿Se puede entonces, sobre esta base, decir que en los años de Stalin las medidas económicas y el ascenso y consolidación de la casta burocrática sientan las bases para el desmontaje del socialismo en Europa en una etapa posterior?

Una de las bases.

O sea, usted discrepa de los autores del Socialismo Traicionado en este sentido. Ellos establecen en Jruschov el parteaguas de este proceso de desmontaje.

Mira yo haciendo un análisis de la perspectiva histórica y sobre todo sus relaciones con Cuba, pienso que Jruschov fue un hombre extraordinariamente positivo, punto y aparte de la Crisis de Octubre. Jruschov no es lo que pintan los autores de este libro, no es el personaje siniestro que está gestando una transición al capitalismo. Lo que vino después de él fue peor.

¿Entonces no es cierto que en el mandato de Jruschov empieza un proceso de asimilación de las ideas del socialismo de mercado, de querer competir, desde el punto de vista del consumo con las sociedades occidentales?

Sí, porque Jruschov se da cuenta del deterioro de la economía soviética en los años cincuenta, cuando la productividad cae y la situación se pone tensa. Él hace maniobras que yo diría que son un poco desesperadas y trata de darle un impulso a la economía. Está el Congreso del 61, el famoso programa de construcción del comunismo. Es decir, el intenta enviar una serie de mensajes tratando de rescatar al ser soviético de la depresión y la confusión en la que lo sume la muerte de Stalin. De pronto dice que hay un testamento político de Lenin y que Stalin hizo tales y más cuales violaciones. Hay que leerse el discurso de Jruschov en el XX Congreso. Yo creo que al final era necesario este discurso y en esto discrepo de los autores del Socialismo… quienes consideran el discurso injusto.

Una de las lecturas que ellos hacen es que tanto Jruschov como Gorbachov convierten a Stalin en el saco donde echar todas las culpas de lo que iba mal en el socialismo.

Yo creo que, efectivamente, no era el saco de todo lo que iba mal, pero tampoco era un inocente cordero. En la II Guerra Mundial, por ejemplo, cometió errores garrafales, que estuvieron a punto de costar la guerra. 

Considero, volviendo al tema de Jruschov, que ellos estaban buscando una salida para relanzar la economía soviética. Y tienen mucho éxito las ideas del manejo del mercado con la planificación, que cargan la mano en el hacer frente a la planificación burocrática que era vista como un freno.  Cuestionan la enorme burocracia estatal que se había creado. Todo eso tenían razón en criticarlo, pero la solución que buscan no es profundizando en el socialismo, sino buscando en el mercado alternativas de solución.

Hay también un hecho importante: el nivel de vida queda tan destrozado después de la II Guerra Mundial que a la gente había que darle algo. Fíjate que tanto Malenkov como Jruschov se orientan directamente a elevar la producción de bienes de consumo después del año 1953.

Usted en su libro va dando un análisis de la evolución económica de las sociedades socialistas de Europa del Este por décadas que resulta sumamente valioso para entender muchas medidas políticas de esos años. Usted habla de cómo esas economías socialistas van a tener inicialmente un período de crecimiento, imagino que por todo el proceso mismo de reconstrucción luego de la guerra, pero ya a finales de los cincuenta principios de los sesenta se da un proceso de estancamiento y se empieza a dar una apertura al denominado socialismo de mercado, fundamentalmente en las sociedades que están más cerca de Europa Occidental (la RDA, Checoslovaquia, Hungría), que son además las que tenían una cultura capitalista más desarrollada antes de la guerra. 

Allí lógicamente se lanzaron primero a las reformas Hungría y Checoslovaquia, que eran las que mejores condiciones tenían. Polonia no estaba a ese nivel y los búlgaros se fueron al extremo. Las reformas más rápidas y más profundas se dieron en Bulgaria. En un solo año, el 58, lo quisieron cambiar todo.

¿Cómo afectó este proceso de reformas en Europa del este las dinámicas económicas internas de estos países, sus relaciones internacionales y su posicionamiento frente a cuestiones políticas y teóricas clave, como la lucha de clases, por ejemplo?

Ahí lo que pasa es que en términos de la paridad militar con Estados Unidos la Unión Soviética a finales de los cincuenta estaba muy atrás y ellos desarrollan, en mi opinión, el concepto de coexistencia pacífica buscando ganar tiempo en ese sentido. Lo convierten en la piedra de toque para todo. Lógicamente eso cae también encima de los de Europa Oriental. Pero además hay procesos nacionales que impulsan digamos el consumismo socialista.

Está el caso de Hungría. Janos Kadar cuando llega al poder en el año 1956 se da cuenta de que esa sociedad abrigaba un profundo sentimiento de hostilidad hacia los soviéticos y él lo que busca es crear una base de desarrollo socialista, de consumo nacional, lo cual implica acercarse en cierta medida a Occidente y desarrolla una política donde sustituye el factor ideológico con consumo.

En el caso de Checoslovaquia este fue siempre un país muy occidental, con mucho desarrollo, sobre todo con una gran influencia de la industria alemana. No le costó mucho trabajo por tanto arrimarse a esa política y llega al poder una nueva dirección del partido en los años sesenta que son muy manipulados por el tema de los derechos humanos. Los soviéticos, que ya venían con la experiencia de Alemania del Este en 1953, Hungría en 1956, Polonia también había tenido problemas en el 61 y además la agudización de las contradicciones con Occidente en los sesenta, a raíz de la crisis de Octubre, ven el fenómeno checoslovaco y deciden intervenir. Sustituyen a Alexander Dubček y ponen en su lugar Gustáv Husák, quien había salido de los campos de concentración estalinistas apenas en 1963. La etapa que sigue en Checoslovaquia hasta la caída del socialismo es bastante gris.

Fidel en el discurso de agosto de 1968, discurso que se da en medio de las contradicciones con los soviéticos, las luchas en América Latina, etc., afirma que por un lado es cierto que había que salvar el campo socialista, pero por otro violaban la soberanía nacional. En una parte incluso llega a cuestionar si estarían dispuestos a hacer lo mismo si se produjera en Cuba una agresión del imperialismo.

Esos años finales de la década del sesenta son años de tirantez para las relaciones cubano-soviéticas. Luego del fracaso de la zafra del setenta, Cuba tiene que replantearse las relaciones porque quedamos con una deuda de más de dos mil millones de dólares con los soviéticos y empieza un acercamiento en el año 71. Cuba ingresa al Came en el 72 

En su libro usted dialoga mucho con Roger Keeran y Thomas Kenny, los autores del Socialismo Traicionado y con la tesis que ellos sostienen de una continuidad entre Bujarin, Jruschov y Gorbachov. Mientras estos cambios se están dando en las sociedades de Europa oriental, qué ocurre en la URSS y qué hay de cierto en la afirmación de estos autores.

Yo realmente no comparto esa tesis y creo que no está demostrada en el libro tampoco. Primero Bujarin era un teórico que militaba en el campo de la teoría, nunca fue dirigente efectivo. Él lo que dirigió fue el periódico Pravda y después de eso su labor fue netamente académica. Se interesó por los análisis teóricos como los de Preobrazensky en los años 20. Se ve inmerso en un proceso en que lo expulsan del Partido y vuelve a ingresar otra vez hasta que ya lo liquidan en 1938.

No creo que él haya elaborado una gran teoría. Fue un hombre que en un momento de confrontación eligió un bando  y no creo que se pueda extraer de su obra un cuerpo teórico que permita afirmar: “Jruschov estudió a Bujarin y estas fueron las lecciones que extrajo”. Y Gorbachov menos. Gorbachov era un campesino. Fue secretario de una región agraria que, para su beneficio, era el lugar a donde iban a descansar los grandes dirigentes del país en el Mar Negro. En el caso de Gorbachov hay que reconocer también que no era el típico dirigente soviético, sobrio y parco, sino que era un hombre con facilidad de palabra, populista. 

Yo no creo que haya existido esa triple conexión que Keeran y Kenny sostienen. Creo que está traída por los pelos porque además no hay más nadie que sostenga esa tesis. Eso por un lado.

Lo que estaba sucediendo en Europa oriental partía del hecho de que era un socialismo fallido desde los inicios, por las razones que fueren. Cuando se toma por ejemplo el proceso de 1965 en Rumanía en que sale de la dirección Gheorghe Gheorghiu-Dej y asume Nicolae Ceauşescu, vemos como Ceauşescu  es el primero en afiliarse al FMI en los años 70 y además, dentro del CAME, su país actuaba como una fuerza negativa, oponiéndose a todo.

Aunque Jruschov si había asimilado ciertos mecanismos de mercado, la Unión Soviética se abstuvo de reformas radicales de carácter mercantil, reformas que si se verificaron en muchos países del antiguo campo socialista.      

La discusión de estas reformas fue la más larga. Desde 1958 en que arrancaron los debates hasta el año 1965. Este debate tan largo fue resultado de que existía una resistencia por parte de aquellos que creían que se podían resolver los problemas con la planificación. Hay un gran desarrollo de la modelación económica matemática en esos años, con ejemplos concretos de fábricas dirigidas mediante programación lineal. Y están los trabajos de Alexéi Kosyguin quien planteó la reforma empresarial sobre la base del mercado que es lo que desata un gran debate del año 62 hasta el año 65. Kosyguin es el hombre de las industrias en la Segunda Guerra Mundial. Él trata de componer todo esto y tiene que enfrentar una situación complicada con la salida de Jruschov en el 64. Esto divide la dirección del país. El presidente, el primer secretario Brezhnev y el primer ministro Kosyguin. Esto reduce drásticamente su escenario de acción.

Es interesante ver las ideas de Kosyguin en ese sentido, porque él trata de compatibilizar todo aquello y de armar el muñeco y, en mi opinión, es uno de los factores que demora que las reformas no se aprueben hasta el año 1965. Por un lado los dogmáticos dentro del partido resistiéndose a las reformas, por otro lado los matemáticos metiendo posibilidades de la planificación y por otro el famoso trabajo de Liberman sobre la introducción del mercado en la gestión empresarial.

Al final llegan a una especie de solución de compromiso en ese momento. Incluso la reforma del 65 no se llega a aplicar completamente en el caso de la Unión Soviética, empiezan a rectificarla por el camino y se queda a medias. Esto permite darse cuenta de las contradicciones que deben haber existido internamente en la dirección del país y que determinaron que eso se produjera de esa manera. Ya bajo la dirección de Brezhnev aquello entró en una etapa de paralización. 

En los otros países socialistas de Europa los primeros que arrancaron con reformas fueron los búlgaros, que en el propio año 1958 ya las habían hecho. Con los famosos combinados agroindustriales, etc. Hungría se demoró hasta el año 1967, que fue cuando introdujeron la planificación indicativa y por primera vez se eliminó la planificación centralizada dentro del campo socialista, aunque ya Yugoslavia, que era un actor aparte, la había eliminado desde antes. De Checoslovaquia ya hemos hablado. Sus reformas fueron detenidas en el año 1968. Era prácticamente una reforma liberal, muy cercana a lo que sería después la Perestroika. Y en la RDA, por las propias peculiaridades de la existencia de ese país, todo debía ser muy ordenado. En todos los procesos de la RDA los soviéticos jugaban un papel político decisivo y esto determinaba todo lo demás.

En su libro se habla de todo el complejo proceso económico de los setenta y principios de los ochenta y hay consenso en que Andropov marcó algunas directrices que, de haberse continuado, hubieran sido sumamente valiosas.  

Andropov no tenía todo el poder. Fíjate que en el año 1983 se cumple el centenario de la muerte de Carlos Marx y él escribe un trabajo sobre eso y no se lo publican. Tuvo que publicarlo en la revista El Comunista. Incluso se habla de que estuvo encerrado…

Es un líder también que, después de los tres o cuatro primeros meses de asumir el cargo, pasa la mayor parte de su tiempo en el hospital. Su sucesor Chernenko también tenía un estado de salud precario y eso era del conocimiento del Comité Central.  Todo esto redundó en una parálisis política y económica para el país. La pregunta en concreto es ¿cuál era la situación en 1985 y hasta qué punto se justificaron las reformas de Gorbachov? Y, relacionado con esto, usted en otro momento del libro dialoga también con la tesis de Keeran y Kenny de darle mucho peso a la figura individual de Gorbachov, de Yákovlev, como artífices del derrumbe. Entonces también quisiera que me hablara, en el proceso del derrumbe del socialismo en la URSS, ¿qué papel jugaron los individuos y qué papel jugaron las problemáticas económicas y sociales acumuladas a causa de las relaciones de propiedad no resueltas en la Unión Soviética?

Bueno, la situación en el 85 es que había terminado un Quinquenio muy por debajo de las tasas de crecimiento que ellos habían planificado. La famosa incorporación de la ciencia y la técnica en la producción no se logra. Y es un momento además en que muere Brezhnev en el 82, muere Andropov en el 84 y muere Chernenko en el 85. Es decir hay una discontinuidad constante en el equipo de dirección que no le da tiempo a analizar más a fondo quién era Gorbachov.

Era una situación en la cual se requería una reforma económica y, aparentemente, digo aparentemente porque eso ya es indemostrable, Gorbachov en un primer momento tenía intenciones honradas de salvar el socialismo. Si uno toma el libro Perestroika de 1986 y ve los conceptos que tiene sobre la ciencia, la tecnología, las necesidades de mayor transparencia, se coincide con lo que planteaba Fidel de que no se puede estar en desacuerdo con nada de eso. Ahora, el problema es cómo lo fueron haciendo. Qué personajes se fueron arrimando a esas teorías. Había un cuarteto tremendo ahí. Estaba Yákovlev, Shevardnadze, Yeltsin y Gorbachov. Y este último era, de todos ellos, el menos brillante. Yo pienso que lo manipularon ampliamente.

Yákovlev, sobre todo, era quizás el más claro ideológicamente…

Yákovlev tenía una gran experiencia como embajador en Occidente. Él fue director del Instituto de Relaciones Internacionales que era uno de los tanques pensantes más importantes de la URSS.

Entonces esos cuatro personajes jugaron un papel nefasto en los últimos años del socialismo en la Unión Soviética. Gorbachov pensaba que él los dominaba y realmente lo estaban dominando a él. Porque le jugaron por la espalda muchas veces. Por ejemplo, todo el fenómeno del secesionismo en el Báltico quien lo alienta es Yákovlev y después le suelta el problema a Gorbachov. Toda la situación de disidencia dentro de la dirección quien rompe el cordón ahí es Yeltsin, el cual ya era alcalde de Moscú. Luego es sustituido. Pero evidentemente Gorbachov lo subestimó.

Estas cuatro figuras que hemos mencionado funcionaron, en la práctica, como catalizadores de una tendencia de destrucción que ya traía el sistema.

¿Cree usted que el problema principal está en estas mismas relaciones de propiedad no resueltas, que representan en la práctica la supervivencia dentro del proceso de formas de conciencia que son potencialmente nocivas al socialismo?

Ellos empiezan a tomar medidas económicas. La reforma de la ley de empresas, la reforma agropecuaria, que representan cambios solamente de orden burocrático y no logran resolver las dificultades reales. Mira, uno de los problemas históricos, además de la colectivización forzosa, en la agricultura soviética, fue que no lograron resolver nunca el problema de la suficiente producción alimentaria. Regularmente debían acudir a la importación para resolver el problema alimentario, incluso en rubros tradicionales como el trigo. Se puede decir que el estado siempre mantuvo una relación no favorable con el sector agropecuario soviético, producto de una serie de errores y medidas contradictorias que se tomaron con el campo.

¿Y el análisis de Keeran y Kenny en torno al papel jugado por la segunda economía como factor clave para el derrumbe del socialismo en Europa?

Yo pienso que existía la segunda economía pero no con las dimensiones que ellos le atribuyen. Yo estuve ahí varias veces en esos años y nunca lo percibí de esa forma. Creo que no se puede explicar adecuadamente el derrumbe del socialismo poniendo el análisis de la segunda economía por encima de todos los errores y desviaciones que se cometieron desde la época de Stalin. Ambos autores convierten a esta figura casi en un factor neutro y arremeten contra Jruschov y Gorbachov porque eran unos desviacionistas.

¿Y en torno a la burocracia y su papel en todo el proceso?

Sí, pero ese problema venía desde la época de los zares. No es un problema del socialismo, aunque este no lo logró superar nunca. Y la corrupción. Están los famosos sucesos de la Calle Gorki, donde estuvo involucrado el yerno de Brezhnev en negocios de diamantes y demás. Pero claro, este grado de corrupción es incomparable con el que vino después. Ese país cayó en picada como un avión al estrellarse. Había que ver aquello. La gente pasando hambre, más de doscientos mil científicos emigraron, incluyendo varios premios Nobel. El sistema más corrupto ahora mismo en Rusia es la educación. Allí se compran y venden los títulos con absoluta facilidad.

Después del derrumbe de la URSS en los nuevos países que emergieron de la desintegración, incluyendo Rusia, se dieron cosas increíbles.

En su opinión, ¿qué razones explican la inacción del aparato partidista y de la sociedad soviética ante lo ocurrido en los últimos años de la URSS?

Yo creo que los privaron del poder real. Desde el pleno de 1987, cuando se proclamó que el partido no era la fuerza dirigente de la sociedad soviética, se privó de poder y legitimidad a todos los secretarios del partido en todas partes del país. Ya nadie les hacía caso. Esto llevó a una desmovilización al interior del aparato partidista. Sus miembros se fueron desligando, conscientes de que se les había acabado el poder real.

Mucha de esa gente se recompone después y van a parar al partido Rusia Unida, que es el partido que crea Putin en el 2001. 

En 1991 el 70% del pueblo soviético votó a favor de la continuidad de la URSS y sin embargo el país se desmembró sin ningún tipo de resistencia social.

Eso es resultado de la desmovilización que ya venía practicándose desde mucho antes. Serguei Kara-Murza en uno de sus libros demuestra cómo se dio este proceso. Cómo se fue colocando en las cabezas de las personas, por ejemplo, que la educación gratuita no era un logro del socialismo, sino sencillamente un derecho, que la salud pública era gratuita, pero que no era de calidad y que no podían viajar al extranjero, etc. Había muchas personas con ansias de emigrar.

Había un divorcio entre los dirigentes y el ciudadano común. El único dirigente que yo recuerdo que era respetado por los soviéticos de a pie era Kosyguin. Pero ni Brezhnev, ni Andropov. Andropov quizás un poco más, aunque era muy temido por su pasado en la KGB.

Una última pregunta ¿qué similitudes y diferencias se pueden percibir entre el proceso de reformas que se dio en la Unión Soviética y los países del campo socialista en los ochenta y el proceso que estamos viendo en Cuba hoy de reforma de la economía?

Mira, nosotros hemos heredado algo de los antiguos soviéticos que hasta ahora no nos ha resuelto el problema y es pensar que cambiando la documentación, con decretos, resoluciones, leyes, etc., se va a resolver el problema. Eso es típicamente soviético y no funciona aquí en este país. Nuestros procedimientos burocráticos de control son igualitos a los soviéticos. Nosotros hemos montado un mecanismo de control que es la burocracia sublimada.

Heredamos mucho de esa visión burocrática de las cosas que no funciona. Entonces eso nos tiene muy parados. Muchos burócratas han malinterpretado lo que dice Raúl de “Sin prisa pero sin pausa” y se han quedado con la primera parte nada más. El Plan mismo, su concepto determinista, nos acaba. Eso, con los niveles de incertidumbre con que opera la economía cubana, es muy difícil. Fidel nos dijo a nosotros en el año 1997, cuando estábamos elaborando los documentos para el congreso del partido, que no nos amarráramos a los números y nos sugirió trabajar con rangos.

En fin, yo pienso que no los procesos, pero sí las prácticas, muchas prácticas, es necesario acabar de superarlas. En los sistemas de control, en los sistemas de planificación, en los sistemas de participación, que no pueden ser de participación formal.


 

 

 

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