INTRODUCCIÓN
La iniciación deportiva dentro de la literatura
especializada cubana ha sido uno de los campos menos abordados por parte de los estudiosos, especialistas e
investigadores, a pesar que a nivel
internacional existe una
prolífera producción científica
relacionada con este tema. Inicialmente como toda teoría en construcción, los
principales aportes estuvieron centrados en su conceptualización, llegándose a
elaborar innumerables definiciones donde la que mayor difusión alcanzó fue la
propuesta por Blázquez Sánchez (1999), al considerar que, se conoce con el
nombre de “iniciación deportiva el período en el que el niño empieza a aprender
de forma específica la práctica de uno o varios deportes” (p. 19).
A raíz de este concepto se han derivado muchas
definiciones, sin embargo, la mayor parte se inclinan
por aceptar que la iniciación deportiva según Blázquez
Sánchez (1999) es:
Un proceso de socialización; un proceso de
enseñanza-aprendizaje progresivo y optimizador; un proceso de adquisición de
capacidades, habilidades, destrezas, conocimientos y actitudes y además
es, una etapa de contacto y experimentación en la que se deben conseguir unas
capacidades funcionales aplicadas y prácticas. (p. 24)
Sobre la iniciación deportiva Gómez Mármol y Valero
Valenzuela (2013) la definen como, “un proceso educativo de formación del
individuo por medio del conocimiento y la práctica de una actividad física reglada, con un perfil
lúdico y recreativo, que contempla un posible futuro rendimiento a medio y
largo plazo” (p. 54). En esta definición se le adjudica una gran importancia a
este proceso desde lo formativo, razón por la cual se adecua más a los fines de
esta investigación.
En el contexto cubano es importante señalar que, además de
Noa Cuadro (2016); Olivera-Rodríguez et al., (2019); Zayas Acosta (2019);
Eduarte Águila et al., (2020) los aportes más
recientes son, los derivados de los resultados científicos obtenidos por el Grupo de Estudios para la Iniciación Deportiva
Escolar en Sancti Spíritus [Geidess], quienes
desde una mirada
renovadora han abordado
el concepto de iniciación deportiva y consideran que es:
(…) un proceso pedagógico inclusivo orientado hacia la
formación integral de los principiantes, donde los fines deportivos (marcas,
lugares, resultados) no constituyen la esencia del proceso, si no la mejora de
las conductas motrices y el desarrollo personal (cognitivo, volitivo y moral) a
través de la práctica de uno o varios deportes. (Geidess,
2019, p.1 como se citó en
Díaz-Armas et al., 2022, p.38)
Para Rodríguez Verdura et al.,(2019); Rodríguez-Soriano et
al.,(2020); Rodríguez Verdura et al.,(2022); Torres Pérez et al.,(2022), el
profesor de la iniciaciónn deportiva (profesor deportivo) debe poseer una
adecuada preparación pedagógica que lo capacite
para asumir las funciones profesionales contextualizadas por Rodríguez Verdura
et al., (2019), tales como:
Función docente metodológica, función investigativa y de
superación y la función de orientación educativa. Estas funciones a través de
sus indicadores presentan lo que "debe saber", cómo debe desempeñarse
en la clase u otro contexto específico y las actitudes y valores que definen y
comprometen a un profesional en el ámbito deportivo, en la institución
educativa y en la comunidad. En este sentido, queda explicito dentro de las funciones profesionales del profesor
deportivo la orientación educativa, de manera que, es propósito de este
artículo reflexionar acerca de esta función en el desempeño del profesional que
ejerce en la iniciación deportiva. (p. 257)
DESARROLLO
Se revisaron 50 artículos en revistas del ámbito nacional,
150 artículos en revistas extranjeras, 6 libros de autores cubanos y 10 de
autores foráneos. De ese universo de publicaciones, fueron seleccionados aquellos
textos que analizan los
referentes teóricos de la función de
orientación educativa en el desempeño de los profesionales de la enseñanza
general, los de la educación superior y los de la enseñanza deportiva.
Consideraciones generales sobre la función
de orientación educativa
Los estudios sobre la orientación educativa en la
actualidad disponen de muchos especialistas dedicados a aportarle a este
proceso Franzante et al., 2019; Oliva et al., 2019; Mafrán-Domínguez et al.,
2019; Peña Ramírez et al., 2019; Rojas Valladares et al., 2020; Rodríguez
Esquivel y Gallardo Córdova, 2020; Salazar Ochoa y Pérez Almaguer, 2020;
Velásquez-Saldarriaga et al., 2020; Zambrano y Prieto, 2020; Aguilera Grave de
Peralta et al., 2022; Delgado-Galindo et al., 2021 unos se han enfocado en
estrategias de orientación profesional y vocacional, otros en intervenciones
psicopedagógicas de prevención y no
pocas al tratamiento de la gestión
de la familia en la orientación educativa, la mayor parte de estas
investigaciones se enfocan al ámbito educativo, o sea, a la enseñanza general,
sin embargo, es notable el vacío que se aprecia en cuanto a la orientación
educativa en el deporte (Quevedo Pascual y Montero
Quesada, 2020) y particularmente en la iniciación deportiva, máxime si se
conocen las potencialidades de estas manifestaciones para intervenir en la búsqueda
del bienestar y en la formación integral de los practicantes.
La función orientadora fue definida por Recarey Fernández y
Blanco Pérez (1999) como:
Actividades encaminadas a la ayuda para el autoconocimiento
y el crecimiento personal y social mediante el diagnóstico y la intervención
psicopedagógica en interés de la formación integral del individuo. Por su
contenido la función orientadora incide directamente en el cumplimiento de la
tarea educativa, aunque también se manifiesta durante el ejercicio de la
instrucción. (p. 22)
Los autores se adscriben a la definición anterior y reafirman que, para el desempeño de la
función de orientación educativa el profesor deportivo debe dominar
determinados conocimientos teóricos y metodológicos del trabajo educativo, los
que conjuntamente con los hábitos, habilidades y la forma de relacionarse con
los principiantes, consigo mismo y con el medio; hacen de su actuación un acto
de constante reconstrucción, en función del desarrollo de los aprendices, del
grupo y de él como persona.
Sobre la función
de orientación educativa
Rojas Valladares et al., (2020)
señala que en el ámbito educativo actual, la
orientación educativa es considerada como un elemento básico para que se genere
un ambiente formativo de calidad, puesto que permite establecer una relación de
ayuda con los alumnos, desde el punto de vista personal social, académico y vocacional, así como el desarrollo de acciones preventivas y de desarrollo en el proceso
de aprendizaje; ajustando el currículo a las características del contexto.
Entiéndase por contexto las características del ambiente
cultural, social, escolar y personal de los educandos (Delgado-Galindo et al.,
2021).
Una de las definiciones de orientación educativa más
generalizada, en la que se hizo necesario incidir es la que admite este proceso
como ayuda y acompañamiento continúo
en todas las personas, en todos sus aspectos, con el objeto de potenciar la
prevención y el desarrollo humano a lo largo de toda la vida.
A partir de los referentes anteriores, la orientación
educativa, se considera en esta investigación como una de las funciones de los
profesores deportivos, de la cual se espera que desde la formación inicial se
incorpore al modo de actuación y por supuesto al desempeño de este profesional;
lo cual finalmente repercutirá en la formación integral de la personalidad del
principiante.
La orientación educativa ha dejado de ser un elemento dedicado
solamente a instruir, para
convertirse en un mecanismo de mediación, que permite formar personas a nivel emocional, afectivo e intelectual, para orientar conflictos entre equipos, directivos y
docentes, arbitrar conflictos con estudiantes, padres o la comunidad educativa;
en situaciones de incertidumbre e intolerancia escolar. (Zambrano y Prieto,
2020, p.37)
La orientación se expresa en los procesos de
enseñanza-aprendizaje, atención a la diversidad y orientación para la prevención y el desarrollo, que se revelan en el contexto
escolar, familiar y comunitario. Se plantea por parte de Rojas Valladares et
al., (2020) que, para implementar determinada
modalidad de orientación es preciso partir de los siguientes principios: el
principio de prevención, el principio de desarrollo, el principio de intervención social.
Como se puede apreciar estos principios en relación con el
objeto de estudio de este artículo, el que mayor incidencia tiene en la
iniciación deportiva es el principio de desarrollo, en tanto este plantea que,
la intervención supone un proceso mediante el que se acompaña al individuo durante
su desarrollo, con la finalidad
de lograr el máximo
crecimiento de sus potencialidades. Desde el punto de vista madurativo se
entiende el desarrollo como un proceso de crecimiento personal que lleva al
sujeto a convertirse en un ser cada vez más complejo.
El estudio que aquí se presenta está precisamente dirigido
a este principio de la orientación educativa, entre otras razones por los
valores potenciales que le son inherentes a la enseñanza deportiva en función
de proyectarse por preparar al niño o al principiante para la vida a través del
aprendizaje de un deporte Rodríguez et
al., (2022). Existe otro principio, que de igual manera encuentran relevancia
en el desempeño del profesor deportivo, sin embargo, se considera que el
principio de desarrollo radica la mayor potencialidad educativa.
En este sentido es necesario señalar que, en la enseñanza
deportiva la adaptación a los niveles
evolutivos es un principio donde, el proceso de crecimiento y desarrollo según
Ramos Bermúdez y Taborda Chaurra(2001) está determinado por factores genéticos y ambientales, que tienen expresiones cuantitativas y cualitativas, implican cambios mecánicos y dinámicos y suponen en el niño en
el curso del tiempo una serie de transformaciones biomecánicas, fisiológicas,
psicológicas y socioculturales.
Es preciso tener presente que, el desarrollo motor aparece
como una influencia de la herencia genética (maduración) y del medio ambiente
(aprendizaje). En este sentido si no existe simultaneidad entre ambos
conceptos, el rendimiento nunca será máximo.
Desde una perspectiva holístico-sistémica de la
orientación, según Rojas Valladares et al., (2020), no se debe dejar de incluir
en toda intervención orientadora las condiciones ambientales y contextuales del
individuo, ya que estas condiciones influyen en su toma de decisiones y en su
desarrollo personal.
Como el niño sufre modificaciones permanentes durante su
etapa de crecimiento y maduración, la enseñanza de los deportes en estas edades
debe respetar estos períodos y la evolución natural de las facultades
infantiles. Así, los objetivos a alcanzar, las actividades a realizar, los
contenidos a desarrollar, los medios y métodos a implementar, deben ajustarse
al estado madurativo actual de cada uno de los niños; deben atender al
desarrollo biosíquico y además deben responder a sus necesidades e intereses,
reconocer sus características y posibilidades reales.
En este sentido Marín y Rodríguez Espinar (2001), como se
citó en Rojas Valladares et al., (2020) sintetizan del modo siguiente los
presupuestos básicos del principio de desarrollo:
Los periodos y los cambios se manifiestan de manera
peculiar, están sujetos a grandes diferencias individuales y culturales; la
existencia de etapas que son claves en la vida y que no están vinculadas solo a
la edad biológica sino a una interacción de factores de carácter personal y los
contextos en los que se desarrollan los sujetos, donde cada etapa deviene en un
proceso acumulativo y secuencial en el que las transiciones de una etapa
influyen en la siguiente. (p. 47)
Hay que destacar que el profesor deportivo además de
instruir educa, de cualquier manera, le es inherente todas las funciones del
docente de la enseñanza general. De manera que, la orientación educativa a
pesar de ser la que menos relevancia se le da dentro de las funciones
profesionales del docente, no deja de ser menos importante; por la contribución tan
significativa que realiza en la formación integral de la personalidad de los educandos devenidos en
principiantes de la iniciación deportiva.
La iniciación deportiva como contexto
educativo del profesor
deportivo
La iniciación deportiva es un contexto muy favorable para
la orientación educativa, no solo por la edad de los principiantes que permiten
una gran influencia en su formación, sino también por las particularidades de
la actividad que en ella se desarrolla.
Los valores educativos inherentes al deporte ha sido motivo
de muchas reflexiones de parte de los estudiosos en el tema Seirul-lo (1992);
Gómez Mármol y Valero Valenzuela (2013); Sánchez-Alcaraz
Martínez et al., (2016) y Asín Izquierdo et al., (2020) quienes consideran que,
el deporte educativo se presenta lejos de esta última concepción de la
actividad deportiva, pues persigue la integración, la diversión, la creación de
hábitos saludables y el desarrollo psicomotriz de sus practicantes; no
priorizando la consecución de un
determinado resultado en una competición.
No obstante, para alcanzar estos beneficios a partir de la
práctica deportiva se requiere de un individuo que la oriente debidamente, de
ahí la importancia de la preparación del profesor deportivo para asumir la
función de orientación educativa.
Al respecto conviene decir que "lo educativo es lo
conformador de la personalidad del alumno" (p. 4), entendido así no sólo
en el ámbito psicológico, obviamente, sino como “un desarrollo integral del
niño” (Seirul-lo, 1992, p. 5). Un deporte es educativo cuando permite el
desarrollo de sus aptitudes motrices y psicomotrices, en relación con los
aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su personalidad.
Es decir, se trata no sólo de una educación por conocimientos
(técnica, fundamentos individuales, táctica) como tradicionalmente se había venido transmitiendo, sino, además y sobre todo, de una educación en aptitudes
que configuren en el ámbito
global de la personalidad del niño una serie de valores propios a la
actividad que realizan (no coyunturales ni propios a su sociedad) y que le
ayuden a formarse como persona.
En otras palabras,
lo educativo de la iniciación deportiva según Seirul-lo
(1992):
No es el aprendizaje de sus técnicas o tácticas, ni
siquiera los beneficios físicos y psíquicos de una buena condición física que
sustenta su rendimiento, sino que lo realmente y único educativo, son las
condiciones en que puedan realizarse esas prácticas que permitan al practicante
comprometer y movilizar sus capacidades de tal manera que esa experiencia
organice y configure su propio yo, logre su auto-estructuración. Ésta excede el
marco de los fenómenos tratados y puede configurar sistemas de categorías cognitivas
que irán definiendo una auto-estructuración de la personalidad del que ha
vivido así la práctica. (p. 3)
Por consiguiente, las condiciones en las que se practiquen
las tareas del aprendizaje deportivo es lo educativo,
pues es lo que conduce a la auto-estructuración de una u otra forma de la personalidad del
principiante, mientras que la técnica y la táctica no son más que una consecuencia, producto de la
interpretación en una época, que permite conocer aquel medio que
estadísticamente es más eficaz para alcanzar el fin deseado. Este conocimiento
debe dárselo el profesor deportivo al practicante, pero en una situación que
permita ir más allá que la simple ejecución del modelo, que permita una
experiencia abierta a las condiciones ya antes indicadas. Los valores
educativos de la iniciación deportiva no son aquellos que de manera habitual se
le atribuyen de forma exógena: salud, compañerismo, respeto a las normas…,
sino, esos otros que de forma endógena se van configurando en el aprendiz
gracias a las condiciones en las que practicó esa, cual fuere, especialidad
deportiva.
De la misma forma de pensamiento Cabezón y Gutiérrez (2018)
como se cita en Asín Izquierdo et al., (2020) consideran que, la iniciación
deportiva puede concebirse como: “un escenario idóneo para el tratamiento y
desarrollo de la socialización en valores y actitudes de la sociedad, entendiéndose así al deporte como vehículo para la educación en valores” (p. 45).
Adviértase que, desafortunadamente, muchos docentes no
atienden a estas consideraciones, bien por la formación
inicial recibida, bien por la presión social hacia la búsqueda a
toda costa de resultados deportivos, bien por comodidad.
Las clases de enseñanza deportiva según Sánchez-Alcaraz
Martínez et al., (2016) representan un escenario educativo muy especial. Su
entorno, libre del ambiente áulico, y las actividades que se practican,
permiten que las relaciones interpersonales entre los practicantes sean muy
abiertas tanto con sus padres, como con sus profesores, ofreciéndoles la
oportunidad de demostrar de modo visible e inmediato las habilidades personales
y sociales que en otros contextos educativos les puede resultar más difícil de
mostrar. (p. 58)
De este modo, la iniciación deportiva se convierte en un
espacio privilegiado para el desarrollo de la convivencia, por varias razones:
a) La iniciación deportiva al ser un
proceso al que el niño accede por preferencia favorece la relación
interpersonal con los demás practicantes y profesores, brindando oportunidades
únicas para desarrollar cualidades personales y sociales como autoestima,
solidaridad y cooperación.
b) Las clases de iniciación deportiva
por la forma de desarrollarse en áreas abiertas son actividades que ponen en
contacto a unos principiantes con otros, permiten expresar sus sentimientos,
actitudes y emociones.
c) La valoración moral se relaciona estrechamente con la interacción social del individuo con los demás, ya que supone
enfrentarse con puntos de vista diferentes al de uno mismo, dando lugar a
conflictos que obligan al individuo a superar su egocentrismo.
d) Muchos principiantes,
incluidos aquellos que no han tenido experiencias positivas en la escuela o que
tienen poca motivación académica, ven la práctica deportiva más atractivo y
motivacional que su día de clases en el aula.
Por tanto, si los profesores deportivos llegaran a asumir en su preparación que los niños que ingresan a la iniciación
deportiva no son campeones en potencia, sino principiantes que por preferencia
han accedido a la práctica y aprendizaje de un deporte; entonces su modo de actuación y su desempeño
profesional se enfocaría más hacia el proceso formativo, o sea, en utilizar las
potencialidades y bondades que le ofrece la iniciación deportiva desde el punto
de vista educativo.
Preparación del profesor deportivo, condición fundamental para el
desempeño de la función de orientación educativa
La preparación del profesor de deportes responde a
necesidades personales, prioridades del sistema deportivo y exigencias sociales
que permiten su crecimiento personal, académico y profesional. En consecuencia,
esa preparación, amerita de una constante actualización de conocimientos y modos de actuación ante las exigencias que se enfrenta en el deporte contemporáneo.
Para abordar la preparación del profesor deportivo es
necesario contextualizarlo dentro del término formación permanente, asumido por
Aguilera Grave de Peralta et al., (2022),
como "el proceso de crecimiento inacabado que incide en el desarrollo
humano, cuyo resultado compromete dimensiones en que se desarrolla la vida del
hombre" (p. 2). Siendo así se
reconoce su incidencia en el desarrollo personal, académico y profesional, en
tanto que, en todos estos ámbitos, éste encuentra y/o puede propiciar experiencias
formativas.
Cabe resaltar que Salazar Ochoa y Pérez Almaguer (2020) en
consideración que el profesor deportivo
ejerce su docencia con los mismos alumnos
que el maestro primario, se contextualiza lo que sobre este último docente
expresan los citados autores, en esencia, los profesores deportivos reciben la preparación necesaria para desempeñar eficientemente
la función docente metodológica; sin embargo no se logra una consecuente articulación con las demás funciones profesionales y en lo particular con la función orientadora.
El Ministerio de Educación Superior [MES] (2016), en el análisis que realizó para el Plan de Estudio E, para la licenciatura en
Cultura Física, se estima muy pobre el tratamiento de cuestiones que ahonden en
su perfil, para enfrentarse a uno de los campos de su actuación profesional: el
proceso de enseñanza-aprendizaje en la iniciación deportiva escolar según
Rodríguez Verdura et al., (2023), aun cuando en los objetivos formativos se
revela el alcance del proceso de formación, y en la precisión de las funciones
profesionales que este debe desempeñar una vez graduado (docente metodológica,
investigativa y orientadora), esta última no se fundamenta desde su valor
pedagógico para el cumplimiento de las restantes funciones. La orientación no
se asume como contenido de formación para su despliegue en el proceso de
enseñanza aprendizaje, reduciéndola al área educativa; cuestión que influye en
los resultados del proceso de enseñanza aprendizaje que se alcanza en la
iniciación deportiva.
El tratamiento de este tema como docentes en la formación
inicial del profesor deportivo, así como la experiencia académica de los
autores de este artículo, ha facilitado resumir las debilidades siguientes en
la práctica educativa y deportiva:
·
Limitado
alcance del contenido de orientación como función profesional en el Plan de
estudio E del licenciado en Cultura Física.
·
Insuficiente
preparación pedagógica de los profesores deportivos, por vacíos relacionados
con la labor educativa en su formación inicial.
Acciones
fundamentales que deben caracterizar la función de orientación educativa en el
desempeño profesional del profesor deportivo
Para Franzante
et al., 2019, las acciones
de orientación implican:
Intervenir desde una postura
del orientador cuyas acciones no son estandarizadas,
pautadas o preestablecidas, no habrá “recetas”, las intervenciones implican sobre todo una
construcción singular. Para ello, una buena lectura del contexto donde se
desarrolla el proceso de enseñanza- aprendizaje, será el mejor indicador que permitan “pensar” la acción orientadora de acuerdo con la
necesidad detectada. (p. 192)
El desarrollo del trabajo político–ideológico y de
formación de valores, con los principiantes, a partir del aprovechamiento
máximo de las potencialidades educativas de
la actividad física presupone:
·
La actualización sobre los principales acontecimientos y problemas de la vida económica y política de carácter
internacional, nacional y local.
·
El conocimiento, la argumentación e identificación de los postulados de la política educacional y deportiva del
país.
·
El
dominio de las particularidades de los métodos de trabajo educativo con los principiantes.
·
Trasmitir valores
morales desde la clase deportiva y de su ejemplo
personal.
·
Ayudar al principiante a plantear expectativas realistas en todas
las facetas de su desarrollo: personal, académico y
deportivo.
·
Analizar con imparcialidad las actuaciones deportivas de los principiantes.
·
Fomentar el interés y la satisfacción por la práctica
deportiva regular.
·
Inculcar
en sus discípulos el respeto hacia las reglas del juego, sus compañeros, hacia
la propia figura del profesor, hacia el adversario y hacia el resultado final del juego; independientemente de que sea o
no favorable a su equipo.
Señalan Monereo et al., (2001), como se citó en Franzante
et al., (2019) que, “desde una visión enfocada al aprendizaje, las estrategias
de aprendizaje deben estar asociadas ineludiblemente a lo que aprendemos y al
contexto en que aprendemos, como así también a los contenidos de cada deporte”
(p. 187).
De la misma manera, además de aprender los fundamentos
básicos de su disciplina deportiva, es necesario
que el principiante durante todo el proceso
de enseñanza-aprendizaje, sepa
cuándo y por qué utilizar los procedimientos y habilidades que le permitan
enfrentar la situación motriz para la cual la aprendió, o sea, a poner lo aprendido en función de la
solución de la situación que se le presente, mediante el movimiento, pero no
sólo habrá movimiento, sino también un comportamiento enfocado a resolver algo
a transformar los contenidos recibidos en conocimientos útiles y aprovechar las
herramientas y habilidades que se van construyendo en el proceso de formación para que ello sea posible. De esta manera, resulta importante buscar el modo de
dar prioridad a un enfoque
de la actividad deportiva
que propicie, desde la reflexión y la
práctica, el desarrollo de las distintas capacidades, contribuyendo así a su
formación y desarrollo personal. Por lo que la iniciación deportiva debe
orientarse, no solo a la búsqueda de resultados o a la promoción de talentos,
sino que su contribución a la educación, a la salud y al correcto uso del ocio
en los principiantes es de suma importancia en el desempeño del profesor
deportivo.
CONCLUSIONES
En la revisión bibliográfica realizada en relación a la
orientación educativa, los referentes
teóricos denotan una abundante producción científica en la enseñanza general,
sin embargo, sucede todo lo contario en la enseñanza deportiva, lo cual pone de
manifiesto que las carencias de los profesores deportivos, no solo están dadas
por su formación inicial, sino también, por el proceso investigativo que nutre a
la superación permanente y por ende a la preparación.
Se ratifican las potencialidades del proceso de enseñanza
aprendizaje en la iniciación deportiva como excelente escenario formativo y
espacio ideal para desplegar todas las potencialidades educativas que le son
inherentes a partir de una consciente y sistemática preparación de los
profesores deportivos en cuanto a su función de orientación educativa.
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Conflicto de intereses:
Los autores
declaran no tener conflictos de intereses.