Recibido: 7/11/ 2021, Aceptado: 20/1/2022, Publicado: 13/7/2022
Revisión bibliográfica
Trastornos del espectro autista en la Educación
Superior chilena
Autism spectrum disorders in Chilean higher
education
María Isabel González Lagos1
E-mail: isagonzalez67@gmail.com, maria.gonzalezl@uda.cl
Nelly
Álvarez Aranda2
E-mail: nellyalvareza@gmail.com, nelly.alvarez@ubo.cl
Luis
Pincheira Muñoz3
E-mail: pincheira.luis@gmail.com
1Universidad de Atacama. Copiapó. Chile.
2Universidad Bernardo O’Higgins, Santiago. Chile
3Universidad de las Américas, Santiago. Chile.
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¿Cómo citar este artículo? (APA, Séptima edición)
González-Lagos, M. I., Álvarez, N. y Pincheira
Muñoz, L. (julio-octubre, 2022). Trastornos del espectro autista en la educación superior chilena. Pedagogía y Sociedad, 25 (64), 18-39. http://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1512
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RESUMEN
El estudio
de investigación bibliográfica se desarrolló
considerándose autores desde el año 2005 al 2021 , tiene como objetivo
general informar el estado del arte del estudiante con
Trastorno del Espectro Autista
(TEA) y su ingreso en la Educación Superior chilena actualmente, si bien
se han logrado avances desde el enfoque inclusivo con acciones de implementación tales como:
accesibilidad y acciones administrativas, aún falta lograr una real inclusión de
este estudiante universitario en igualdad de condiciones en su formación profesional.
El sistema actual mantiene una política de
invisibilidad en su proceso formativo en el aula. Las instituciones
chilenas de Educación Superior deben asumir una educación de calidad desde lo
político, con acciones de sensibilización y capacitación, para conocer lo que
significa un estudiante con TEA en todos los niveles, lo que permitirá crear
una cultura de acogida e inclusiva en las prácticas cotidianas, específicamente
de su formación profesional.
Palabras clave: autismo; enseñanza superior;
trastorno del espectro autista; inclusión
ABSTRACT
The bibliographic research study was developed considering authors from
2005 to 2021. Its general objective is to account for the current level of
students with Autism Spectrum Disorder (ASD) and their entry into Higher
Education in Chile. Although progress has been made from the
inclusive approach with implementation actions such as: accessibility and
administrative actions, there is still a need to achieve a real inclusion of
this university student in equal conditions in their professional training.
The current system maintains a policy of invisibility as to their training
process in the classroom. The Chilean institutions of higher education must
assume a quality education from the political point of view, with awareness and
training actions to know what a student with ASD means in all the strata,
creating a welcoming and inclusive culture in their daily practices, specifically
for their professional training.
Keywords: Autism Spectrum
Disorder; International Agreements; Inclusion; Higher Education
Introducción
El presente trabajo aborda, a través de una revisión
bibliográfica
que se realizó entre diciembre 2020 hasta
agosto 2021, la situación de los
estudiantes universitarios con la condición del Trastorno del Espectro Autista
(TEA), entendido este como un trastorno del desarrollo neurológico que afecta
las habilidades de comunicación e interacción social, según la Asociación Americana
de Psiquiatría (2013). Si bien, cada persona con TEA es un mundo particular,
entre los síntomas comunes se incluyen las dificultades en las habilidades
sociales o de comunicación; pensamiento rígido y estructurado; y disfunción
ejecutiva (Demetriou, DeMayo
y Guastella,
2019).
A nivel internacional, con la adopción de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos en el año 1948 y la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad en el año 2006, el derecho a la educación de las personas
con Necesidades Educativas Especiales (NEE) se establece como primordial,
influyendo significativamente en la creación de políticas públicas de inclusión
en Chile. Así, las personas con TEA deben poder disfrutar plenamente de todos
los derechos humanos y libertades fundamentales por igual que los demás. Sin
embargo, implementar este derecho con respecto a la permanencia en la Educación
Superior de los estudiantes con TEA ha sido un desafío.
Si bien, el 50% de las personas con
TEA tienen una inteligencia promedio o superior al promedio (Anderson et al. 2017), la transición de
la educación secundaria a la educación superior se torna compleja considerando
que a menudo necesitan más apoyo para su permanencia allí, en comparación con
sus pares. Además, la educación superior puede presentar una serie de barreras
para los estudiantes con TEA, lo que explicaría la deserción y los malos
resultados académicos.
De acuerdo al análisis de las fuentes
revisadas se puede concluir que las Instituciones de Educación Superior (IES),
tienen poco conocimiento sobre las necesidades de apoyo de los estudiantes con
TEA lo que se refleja en barreras contextuales que derivan en la exclusión y el
fracaso académico, rara vez las universidades brindan un acompañamiento
adecuado para la transición y permanencia de todos los estudiantes. Es así
como, los profesores que imparten docencia en educación superior requieren ser
capacitados/as para conocer lo que significa ser un estudiante con TEA para motivar a crear
una cultura de acogida e inclusiva en sus prácticas educativas en el
proceso formativo. Así también, las instituciones educativas deben incorporar
estrategias específicas.
Esto es especialmente importante
debido al aumento del número de estudiantes con TEA que se matriculan en la
educación superior y la necesidad urgente de que estas instituciones
desarrollen un conocimiento profundo de las necesidades de los estudiantes para
implementar acciones de apoyo durante su permanencia en la universidad y
responder a las necesidades cada vez más diversas de la población estudiantil.
Para este fin, las universidades deben ir más allá́ de la simple
integración de los estudiantes con NEE, lo que implica alejarse de la idea de
que las barreras residen en la persona, para pasar a una visión basada en el
modelo social en el que las barreras son causadas por entornos
inadecuados. Es por esto, que las instituciones de Educación Superior
deben crear políticas específicas para brindar experiencias de aprendizaje
equitativas para todos (Tejeda, 2019) brindando así un acompañamiento continuo
tanto en la transición, como en la permanencia y egreso de todos los
estudiantes especialmente del estudiante con NEE (Lémez,
2005).
La revisión bibliográfica fue efectuada desde una concepción
investigativa, en correspondencia con lo señalado por Rojas Soriano (1989); Hernández Sampieri,
et al. (2010) y Cázares et al. (2020),
que plantean un enfoque que utiliza la recolección de datos o información para
descubrir o afinar preguntas en un proceso de indagación con un enfoque
descriptivo documental, con el fin de especificar la información que forma
parte del análisis. Este procedimiento metodológico implicó un estudio
exhaustivo en la Web of Science y SCOPUS, Bases de Datos
reconocidas por el mundo académico con los términos de búsqueda de las palabras
clave, según lo permitiera la base de datos en las
siguientes categorías: Trastorno del Espectro Autista, Acuerdos
internacionales para la inclusión y educación superior chilena, para luego
proceder a preseleccionar y sintetizar el material publicado bajo los criterios
de: a) Un marco conceptual teórico, b) Documentos sobre acuerdos
internacionales tales como: Declaraciones, Convenciones, Conferencias y
Asambleas mundiales para la inclusión y leyes vigentes de inclusión y educación superior c) vigencia
de la literatura entre los 2010 y 2020. El proceso investigativo se estructuró en tres fases:
a) definición del problema y búsqueda de información; b) organización de la
información; y c) análisis de la información.
El corpus quedó dividido en: marco conceptual teórico, Trastorno del espectro
autista en Educación Superior en Chile, Acuerdos internacionales como Documentos, Declaraciones,
Convenciones, Conferencias y Asambleas mundiales y leyes vigentes de inclusión
y finalmente TEA y Educación Superior. Respecto a los criterios de exclusión,
se excluyeron los estudios médicos y aquellos
artículos que se centraran en personas con TEA y discapacidad intelectual, u
otros trastornos. El proceso de búsqueda de la literatura comenzó con la
revisión de artículos e investigaciones seleccionados de acuerdo con los
criterios de inclusión y exclusión descritos anteriormente. Con respecto a la
organización de la información se construyeron fichas compresivas y finalmente
el análisis que implicó describir las categorías seleccionadas.
El objetivo de este artículo es informar
el estado del
arte del estudiante con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y su ingreso en la
Educación Superior en Chile en la actualidad. Los resultados totales de la búsqueda fueron
56 reportes, debido a que algunos eran textos de carácter divulgativo, no
académico. El corpus quedó dividido en: artículos (24), libros (8), resultado
de investigación (1), Declaraciones Universales (2), Convenciones Mundiales (2)
Conferencia Mundial (1) Asamblea Mundial (1) y, leyes (3). Todo esto en
cantidad suficiente para dejar un 72 % de la búsqueda y dar cuenta de la rigurosidad de los
resultados.
Desarrollo
Desarrollo trastorno del
Espectro Autista (TEA)
Según Piro (2017) los primeros autores en
clasificar niños y niñas con trastornos psiquiátricos en la primera
infancia fueron Kanner (1943)
psiquiatra austriaco que publicó un estudio titulado “Autistic
Disturbances of Affective Contact”, que describe un trastorno muy similar a la
esquizofrenia con un compromiso del desarrollo cognitivo y social, y un segundo
autor es Hans Asperger (1944), médico austriaco especializado en pediatría y
psiquiatra que dio a conocer mediante su artículo denominado “Autistic Psychopathy in Childhood” ciertas características particulares de algunos
niños que llegan a su consulta junto a sus familias con problemas de conducta,
las cuales se repetían con un patrón común entre ellos.
Kanner (1943) y Asperger (1944) coinciden en las
características propias que presentan sus pacientes denominándolos como “Autismo” posteriormente,
Wing, psiquiatra británica (1979) como se citó en
Piro 2017, en sus estudios señala, que hay ciertas características recurrentes
que se repiten más en estas personas, se describen como la Tríada
de Wing, la cual indica alteraciones en la
interacción social, alteraciones cualitativas de la comunicación y alteraciones
en la flexibilidad.
Con el transcurso del tiempo se han agregado otros componentes a este
síndrome tales como: alteraciones motoras, movimientos torpes, expresión
corporal disarmónica por hiperlaxitud,
motricidad alterada con alta actividad sensorio motriz estereotipada,
alteraciones sensoriales como hipersensibilidad a hipo sensibilidad, hiperselectivos y ritualistas con los alimentos o bajo
umbral al dolor. Según, el manual Trastorno Espectro Autista, Ministerio de Educación
(2010) menciona:
[…] En
relación con las alteraciones cognitivas pueden variar tales como: discapacidad
intelectual, capacidades en niveles cognitivos superiores, incapacidad de
imaginar, déficits en la flexibilidad cognitiva de las funciones ejecutivas,
juicio y sentido común y finalmente, alteraciones emocionales, como déficits en
el reconocimiento de las emociones y altos niveles de ansiedad, angustia y
estrés. (p.20)
En la actualidad, en nuestro país, el Trastorno Espectro Autista se ha
puesto de moda como si esta patología diera un valor agregado al contexto
familiar en el cual se desenvuelven niños/as, jóvenes y personas adultas.
Parafraseando a Uribe, 2010, el Manual de Diagnostic
and Statistic Manual of Mental Disorders,
(2013) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales DSM-5
publicado por la American Psychiatric Association, propone un cambio en la definición de Autismo
y sus trastornos asociados de “Trastornos
Generalizados del Desarrollo” (TGD) por el término “Trastorno del Espectro Autista” (TEA) incluidos dentro de una
categoría más amplia denominada “Trastornos
del Neurodesarrollo”.
Anteriormente, al Manual DSM-5 los Trastornos Generalizados del
Desarrollo (TGD) se categorizaban en cinco subtipos de Autismo: Trastorno
autista, Síndrome de Asperger, Trastorno desintegrativo
infantil, Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado (TGD no
especificado) y Síndrome de Rett.
La nueva propuesta por el Manual DSM-5 (2013) sustituye los cinco
subtipos de autismo por “Trastornos del
Espectro Autista” (TEA), el cual especifica tres niveles en los síntomas y
la intensidad de apoyo necesario para su buen funcionamiento.
En la actualidad, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales DSM-5 define al Trastorno del Espectro Autista con las siguientes
características:
-
Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social
en diversos contextos, manifestándose de la siguiente forma:
-
Deficiencias en la reciprocidad socioemocional.
-
Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la
interacción.
-
Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las ideas.
Dichas deficiencias pueden afectar, según el grado de intensidad o
gravedad de forma ascendente:
Fig.1 Grado de intensidad o gravedad de forma
ascendente.
Grado 1 “necesita ayuda” ya que presenta
deficiencias en la comunicación social e inflexibilidad. Grado 2 “necesita
ayuda notable”, presenta deficiencias notables en la comunicación e
inflexibilidad. Grado 3 ”necesita ayuda muy notable” ya que presenta
deficiencias graves en la comunicación e inflexibilidad.
Es importante señalar que: los síntomas deben estar presentes desde la
infancia temprana, aunque pueden no manifestarse plenamente hasta que la
limitación de las capacidades impide la respuesta a las exigencias sociales.
Por lo tanto, la presencia de comportamientos repetitivos es clave a la hora de
realizar un diagnóstico clínico de Trastorno del Espectro Autista.
Este síndrome tiene una nueva clasificación con respecto a la
Organización Mundial de la Salud, en su clasificación internacional de
enfermedades CIE 11 (2018), este Trastornos del
Espectro del Autismo aparece con el código 6 A02 en CIE-11 en lugar del F84 con
el que aparecía en CIE-10.
La descripción cronológica del TEA, actualmente desde la visión clínica
se orienta a una persona que presenta patrones conductuales, aceptados
socialmente, con déficit específico y un perfil de habilidades diferentes en la
socialización aún no se identifica su origen de este síndrome, con un alto
rendimiento o funcionamiento cognitivo.
Características de los estudiantes
universitarios con Trastorno del Espectro Autista (TEA)
Existen diferencias individuales según McKeon et al., 2013, además
algunos jóvenes con TEA presentan dificultades en las Funciones Ejecutivas
(FE), lo que se traduce en problemas de organización, gestión del tiempo y
flexibilidad cognitiva (Dijkhuis et al., 2020). Por
otra parte, (Livingston, et al., 2019) presentan un descenso en las habilidades
de comunicación lo cual dificulta a la hora de mantener un tema de conversación
y comprender el lenguaje abstracto, las personas con TEA y con inteligencia
promedio o superior al promedio tienen una comunicación verbal más
desarrollada.
Se sabe que son más propensos a desarrollar trastornos de salud mental (Pinder-Amaker, 2014), siendo los más frecuentes problemas
de ansiedad y depresión entre los adultos jóvenes con TEA (Anderson et al.,
2017) otros factores de riesgo y resiliencia para la
depresión, tales como: nivel de funcionamiento, edad, estilo de afrontamiento y
antecedentes familiares, de acuerdo con (Van der Cruijsen
y Boyer, 2021) la baja autoestima que presentan
algunos jóvenes con espectro autista se transformaría en un factor de riesgo
para desarrollar síntomas depresivos y ansiosos. Según Jackson et al., 2018,
mediante una encuesta en línea aplicada a 56 estudiantes universitarios con
diagnóstico de TEA matriculados en instituciones de Educación Superior en
Estados Unidos, casi tres cuartas partes de los participantes informaron
comportamientos suicidas. Otra dificultad que presentan, está referida a las
interacciones sociales, situación de desventaja en relación con sus iguales a
la hora de entablar relaciones interpersonales y hacer amigos (Jackson et al.
2018). Cabe señalar (Sasson et al. 2017), que el
ambiente puede interferir negativamente en la calidad de vida de dichos
estudiantes.
Por otra parte, (Cage et al. 2018), mencionan
que adultos con el espectro autista que completaron una encuesta en línea
valoran sus experiencias de aceptación junto con los síntomas de depresión y
ansiedad. En dichos análisis de regresión mostraron que la falta de aceptación
del autismo predijo significativamente la depresión. Otros análisis sugieren
que el comportamiento de "camuflaje" podría relacionarse con tasas
más altas de depresión, por lo que se concluye, que la falta de aceptación
social también puede contribuir a las dificultades de salud mental que
experimentan algunas personas con TEA.
Si bien, estos estudiantes con autismo pueden presentar dificultades en
ciertos dominios, también tienen cualidades personales, en este sentido, la voz
de los propios estudiantes proporciona información valiosa. Por otra parte,
otro estudio realizado por Anderson et al. (2018) a un grupo de estudiantes con
TEA, entre sus habilidades mencionaron: buena memoria, atención a los detalles,
pensamientos creativos, intereses específicos (aunque restringidos), deseo de
adquirir conocimientos específicos y apego a las reglas. Así mismo, de acuerdo
con Vincent et al., 2017, algunos estudiantes con TEA
perciben que ciertas situaciones sociales de la vida son una oportunidad para
poner a prueba sus habilidades personales, esta postura es vista por los
autores, como una asociación positiva con la flexibilidad cognitiva y el
pensamiento positivo. Para Lei y Russell (2021), los estudiantes con TEA al ser
conscientes usan sus fortalezas como personas más autónomas y competentes.
Por consiguiente, se deberá tener mucha consideración en la inclusión de
un joven con estas características en pos de favorecer su entorno social y
cognitivo en el contexto universitario en la aplicación del currículum,
enfatizando la atención de los elementos esenciales para su aprendizaje con una
organización de la clase en forma clara en la entrega de las instrucciones y
los contenidos.
Trastorno del Espectro Autista (TEA) en la
Educación Superior en Chile
El número de estudiantes diagnosticados con TEA está en aumento (MacLeod y Green, 2009), debido probablemente no sólo a los
nuevos criterios diagnósticos recogidos en el DSM-V, sino también, a la entrada
en vigencia de la Ley 20.845 (2015), que contribuye a un número creciente de
estudiantes con este trastorno puedan ingresar a las instituciones de Educación
Superior. Barnhill, 2014 menciona, no obstante, en
comparación con estudiantes sin necesidades educativas especiales, son menos
los estudiantes con capacidades diferentes (incluidos los estudiantes con
Trastornos Espectro Autista) y los que egresan con éxito de la Enseñanza Media
a la Universidad (Blackorby y Wagner, 1996). En el
caso de los estudiantes con TEA y de acuerdo con Ratcliffe
(2014), tienen un 25% menos de probabilidades de completar sus estudios en
comparación con los estudiantes sin necesidades educativas especiales y un 40%
de probabilidades que otros estudiantes con capacidades diferentes, lo que
destaca la necesidad de apoyo.
Sin embargo, aunque existe conciencia en la Educación Superior respecto
a los desafíos que deben enfrentar los estudiantes con TEA (Knott
y Taylor, 2014) y solo unos pocos estudiantes ven su paso por la universidad
como una experiencia positiva (Madriaga et al.,
2008), los estudiantes con experiencias negativas perciben que sus profesores
no tienen conocimiento suficiente de su trastorno, o no aceptan sus diferencias
(Pinder-Amaker, 2014), lo que aumenta la probabilidad
de que éstos no respondan de forma efectiva o exitosa a la diversidad del aula.
Parafraseando a Hastwell et al., 2013, existen
cuatro factores que influyen en la experiencia universitaria de los estudiantes
con TEA: 1) la interacción social, 2) el entorno universitario, 3) la
comprensión del trastorno y 4) el compromiso académico.
Con respecto a la interacción social, los estudiantes con TEA informan,
que las situaciones sociales son estresantes, y señalan que enfrentarse a grandes grupos es
como algo "intimidante" para ellos. Respecto al entorno
universitario, es un desafío, debido a la sobrecarga sensorial y la falta de
estructura o previsibilidad (los estudiantes con Asperger son sensibles a
cambios en la rutina). Muchos de los participantes del estudio identificaron
que la falta de comprensión respecto a su condición y la falta de empatía causan
dificultades en la Universidad. Por ejemplo, perciben que algunas personas
hacen suposiciones respecto a ellos o subestimaban sus habilidades. Es
indudable que estas experiencias pueden afectar de forma negativa su
rendimiento académico y motivación para participar en actividades sociales.
Entre los facilitadores que se utilizan para fomentar la participación
en el proceso de aprendizaje de los estudiantes con TEA, se pueden mencionar
mentores y la disposición de los docentes para adaptar metodologías en relación
con los diferentes estilos de aprendizaje.
En este sentido, es importante tener en cuenta una serie de estrategias
que, si bien son generales, son útiles para facilitar el éxito académico de los
jóvenes con Síndrome de Asperger. Es muy importante su integración social en su
grupo de referencia, eso permite o disminuye el ausentismo escolar,
desmotivación y malestar que suelen expresar muchos de estos adolescentes
cuando llegan a cursos superiores.
Para facilitar su adaptación en su nuevo contexto educativo y frente a
las nuevas exigencias académicas y sociales es aconsejable tener en cuenta las
siguientes orientaciones:
Si bien los estudiantes con TEA tienen características comunes, propias
de su condición, es indudable que se expresa de manera diferente en cada
estudiante. De ahí que, el desafío y la responsabilidad de las universidades y
docentes sea facilitar herramientas o apoyos específicos no sólo que difieran
de los proporcionados para los estudiantes con otros tipos de trastornos (Barnhill, 2014), sino además, deben centrarse en la persona
y su entorno más cercano (Friedman et al. 2013), se debe ser conscientes que el
ser humano cambia debido a las experiencias y situaciones que vive a lo largo
de su ciclo vital, por lo que los apoyos no pueden ser iguales en el tiempo ni
pueden ser iguales para todos (Thompson, et al., 2010; Van Bergeijk,
Klin, y Volkmar, 2008). En cambio Veenstra,
2009, también enfatiza que una de las estrategias de la Universidad a la hora
de retener a los estudiantes es proporcionar una cultura centrada en ofrecer
servicios de apoyo acorde a las necesidades de cada uno.
Dicho apoyo debe abordarse desde el fundamento filosófico de la
educación inclusiva alejándolo de los modelos centrados en el déficit por
cuanto se busca contrarrestar la discriminación, la desigualdad, el estigma y
los prejuicios, considerando las fortalezas y los desafíos que cada estudiante
debe enfrentar, por cuanto, los apoyos debiesen facilitar tanto el éxito
académico a fin de alcanzar su máximo potencial y beneficiar el desarrollo
personal y calidad de vida de los estudiantes con Asperger.
Acuerdos internacionales para la inclusión
Entendemos por Educación Superior, las
Universidades Estatales, Privadas, Centro de Formación Técnica e Institutos
Profesionales que certifican el desarrollo de ciertas competencias laborales
por parte del egresado.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, del cual Chile
es adherente a dicho tratado el Art. 26 afirma: “Toda persona tiene derecho a
la educación (...) La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a
las libertades fundamentales” (p.8).
Según las Declaración entregadas en el Foro Mundial sobre Educación (2015) Declaración de Incheón, la Organización de Naciones Unidas (ONU) en (1976)
crea la Carta Internacional de Derechos Humanos para promover la igualdad de
oportunidades. Posteriormente se crea la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad en el año 2006.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), se incluyó
el derecho a la educación de todas las personas, declarando que la educación
debe estar dirigida al desarrollo pleno de la personalidad humana y al
fortalecimiento del respeto por los Derechos Humanos.
Posteriormente, en el año 1990, como parte de la Conferencia Mundial
sobre Educación para Todos: Satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje,
se aprobaron dos documentos importantes: La Declaración Mundial sobre Educación
para Todos y el Marco de acción para satisfacer las necesidades básicas de
aprendizaje. Más adelante, en el año 1994, en la Conferencia Mundial de la Unesco
sobre "Necesidades Educativas Especiales" se propuso un marco global
de atención a estos estudiantes que se reflejó en la Declaración de Salamanca
sobre Educación de Necesidades Especiales: Acceso y Calidad.
En relación con los acuerdos internacionales sobre inclusión en la
Educación Superior, cabe señalar en la Asamblea General de las Naciones Unidas
para el Desarrollo Sostenible realizada en septiembre del 2015, en cuyo
objetivo transversal se destaca: “garantizar una educación inclusiva y
equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para
todos”. En esa asamblea, señala en el Art. 24 que los Estados Parte asegurarán
que las personas con discapacidad tengan acceso general a la educación superior,
la formación profesional, la educación para adultos y el aprendizaje durante
toda la vida sin discriminación y en igualdad de condiciones con las demás.
En febrero del año 2010 entra en vigor la Ley
N° 20.422 que establece Normas sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión
Social de Personas con Discapacidad. En el Artículo 39, se señala que:
El Ministerio de Educación cautelará la
participación de las personas con discapacidad en los programas relacionados
con el aprendizaje, desarrollo cultural y el perfeccionamiento. Las
instituciones de educación superior deberán contar con mecanismos que faciliten
el acceso de las personas con discapacidad, así como adaptar los materiales de
estudio y medios de enseñanza para que dichas personas puedan cursar las
diferentes carreras. (p.34)
Finalmente, en el año 2018, se establece en la Ley de Educación Superior
N° 21.091 en el artículo N° 2 letra e) Inclusión; señala:
El Sistema
promoverá la inclusión de los estudiantes en las instituciones de educación
superior, velando por la eliminación y prohibición de todas las formas de
discriminación arbitraria. En este sentido, el sistema promoverá la realización
de ajustes razonables para permitir la inclusión de las personas con
discapacidad. (p.2)
Concluyendo este apartado, esta ley 21.091 considera la inclusión desde
una visión restringida (NEE) al considerar explícitamente que los estudiantes
con discapacidad en su artículo 2, señala: “El Sistema promoverá́ la
inclusión de los estudiantes en las instituciones de Educación Superior,
velando por la eliminación y prohibición de todas las formas de discriminación
arbitraria” (p.1). En este sentido, el Sistema promoverá la realización de
ajustes razonables para permitir la inclusión de las personas con discapacidad.
Por ende, la ley promociona el acceso a toda la comunidad estudiantil, pero no
explicita cómo el sistema en la cotidianidad acompaña al estudiante con TEA o
diferentes discapacidades, sin embargo, hay algunas instituciones que han
logrado adecuaciones de accesibilidad en su infraestructura, han realizado
cursos de lenguaje de señas a la comunidad estudiantil y académica, han creado
centros de atención a estudiantes, donde aplican diversos instrumentos al momento de matricularse por
vez primera en la educación superior, lo anterior, para determinar el perfil de ingreso de la
comunidad estudiantil, determinando brechas educativas y algún tipo de
trastorno, no obstante, en la gran mayoría de estas instituciones públicas y
privadas de Chile entre otras, no hacen
entrega a las Unidades Académicas de
informes técnicos en que se evidencien algún tipo de trastornos en la comunidad
estudiantil, invisibilizando a esta comunidad estudiantil que requiere de algún tipo de apoyo,
como; académico, psicosocial,
psicológico, entre otros, estas prácticas en desarrollo conllevan a que la
comunidad estudiantil diagnosticada desde la enseñanza tradicional; Básica y
Media (donde recibieron algún tipo de apoyo), se desempeñe en un ambiente
académico con barreras, provocando en ellos momentos de desmotivación,
episodios traumáticos, abandono de estudios y y
repetición de asignaturas, pese a ello,
existe un porcentaje importante de estudiantes que sí logran titularse y
se movilizan en diversos puestos de trabajo del sector productivo o educativo.
Conclusiones
La Educación Superior invisibiliza las
características esenciales del estudiante con TEA en su formación profesional.
Como formadores se observa que se debe contribuir para diversificar la
enseñanza en las aulas de la Educación Superior, sin embargo, la ley 21.091 no
señala que deban capacitar a todo el personal, la constatación de la escasa
formación en la comunidad académica en la Educación Superior, impide el éxito
del estudiante con TEA en su formación profesional y social.
Si bien la cultura inclusiva está siendo tratada a nivel universitario,
son los aspectos prácticos los que están lejos de ser considerados, por lo que
se hace necesario darle prioridad a la mejora de los procesos inclusivos en la Educación Superior, si lo que se quiere
es eliminar la discriminación arbitraria, fomentar el acceso universal, la
equidad y participación social, para de esta forma promover un aprendizaje más
efectivo dentro del aula (esto es, en la metodología, los recursos y la
evaluación).
Otro de los desafíos para la Educación Superior está en delimitar desde
la Ley 21.091, qué se entiende por inclusión. Este concepto va más allá de proporcionar a todas
y todos oportunidades de acceso a la universidad y brindar oportunidades de
acceso y permanencia a estudiantes en situación de discapacidad. Entender la
inclusión educativa desde esta perspectiva, más
bien restringida, es asumir en
la práctica que solo los estudiantes con discapacidades son responsabilidad del
sistema de Educación Superior, lo que perpetuaría la falta de conocimiento y
apoyo sobre la educación de estudiantes sin discapacidades, como es el caso de
los estudiantes con TEA, pero que requieren de apoyos específicos.
Pensar en educación desde la inclusión implica aspirar a minimizar o
eliminar las múltiples barreras (de índole cultural, estructural y prácticas
educativas) presentes en la educación terciaria y que dificultan las
oportunidades de aprender y participar de todos, esto con el objetivo de asegurar
también, la permanencia y el egreso de todos los estudiantes, prestando una
atención especial a aquellos que, por diferentes razones, están en riesgo.
No se puede olvidar que un porcentaje importante de los estudiantes con
TEA no logra completar sus estudios en comparación con los estudiantes sin
necesidades educativas especiales. Se puede inferir que este hecho, estaría en relación
con la falta de capacitación de los docentes universitarios para apoyar (tanto
en el ámbito académico, como social) a los estudiantes con TEA. Dicha
capacitación es crucial, los docentes deben aceptar dentro del aula la
diversidad, para luego comprender y aceptar que dentro del mismo trastorno
también existe heterogeneidad en términos de competencias y desafíos para cada
estudiante con TEA.
La Educación Superior en la actualidad, debe realizar esfuerzos en cuanto a la existencia
efectiva de oportunidades educativas para estos estudiantes, que incluya las
condiciones básicas tales como accesibilidad económica, gratuidad y beneficios
estudiantiles, continuidad de estudios, accesibilidad de los medios necesarios
de acceso físico e infraestructura; y en el ámbito formativo propiciar la
accesibilidad curricular y pedagógica, que
implica que el académico, pueda comprender, manejar contenidos,
metodologías e instrumentos evaluativos apropiados para el proceso de
enseñanza-aprendizaje de estos jóvenes universitarios con necesidades
educativas especiales.
El estudiante con TEA en la continuidad de sus estudios superiores
supone un reto mayor en sus estudios por lo tanto desde el enfoque inclusivo la
Institución de Educación Superior (IES) debe realizar implementación de
adaptaciones sociales, como propuesta para facilitar la formación de estos
estudiantes. El enfoque inclusivo debe operar según la ley vigente, que aboga
por un proceso social responsable en su diseño y organización, en la atención
individual o apoyo específico.
Los académicos/as y profesores de las Instituciones de Educación
Superior (IES), requieren ser capacitados/as para conocer el síndrome de un
estudiante con TEA creando una cultura de acogida en sus prácticas educativas
en el proceso formativo.
Referencias bibliográficas
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