Recibido: 5/2/2023, Aceptado: 7/8/2023, Publicado: 16/11/2023
Artículo original
La educación emocional en la práctica pedagógica con escolares agresivos
Emotional development for pedagogical practice with aggressive schoolchildren
Anisley Sotolongo Beltrán¹
E-mail: abeltran@nauta.cu
https://orcid.org/0000-0003-1180-9609
Lizandra Angulo Gallo²
E-mail: lisandraa@uclv.cu
https://orcid.org/0000-0002-6533-041X
Yaritza García Ortiz³
E-mail: yaritzago@infomed.sld.cu
https://orcid.org/0000-0002-5758-4671
¹Hospital Pediátrico “José Luis Miranda”. Villa Clara, Cuba.
²Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile.
³Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Villa Clara, Cuba.
¿Cómo citar este artículo?
Sotolongo Beltrán, A., Angulo Gallo, L. y García Ortiz, Y (2023). La educación emocional en la práctica pedagógica con escolares agresivos. Pedagogía y Sociedad, 26 (68), 183-207. http://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1703
RESUMEN
Introducción: La educación emocional tiene un efecto preventivo y paliativo en la conducta agresiva. Por tal motivo, es necesario, preparar a los docentes para que logren un adecuado desarrollo emocional en escolares que muestran manifestaciones de agresividad.
Objetivo: Elaborar una Guía psico-educativa para fomentar la preparación de los maestros sobre el desarrollo emocional en escolares agresivos.
Métodos: Se realizó un estudio mixto con un diseño transformativo concurrente en Centros de Enseñanza Primaria del municipio Santa Clara. Se organizó en tres etapas: la primera, dirigida a la identificación de necesidades psico-educativas desde la perspectiva de los usuarios; la segunda destinada al diseño de la Guía psico-educativa y la tercera a su valoración por especialistas.
Resultados: Los docentes estudiados mostraron desconocimiento sobre cómo potenciar el desarrollo emocional, así como su relación con la conducta agresiva; considerándose estos aspectos, entre las temáticas que integran la Guía psico-educativa, valorada favorablemente de acuerdo con el juicio de los especialistas, y perfeccionada a partir de sus sugerencias y señalamientos.
Conclusiones: La Guía psico-educativa elaborada es viable y pertinente para fomentar la preparación sobre el desarrollo emocional, en maestros que interactúan con escolares agresivos.
Palabras clave: agresividad; desarrollo emocional; educación emocional, necesidades psico-educativas.
ABSTRACT
Introduction: Emotional education has a preventive and palliative effect on the aggressive behavior. For this reason, it is necessary to prepare teachers to achieve an adequate emotional development in schoolchildren who show signs of aggressiveness.
Objective: To elaborate a psycho-educational guide to promote the preparation of teachers on emotional development in aggressive schoolchildren.
Methods: A mixed study with a concurrent transformative design was carried out in primary education centers of Santa Clara municipality. It was organized in three stages: the first one, aimed at the identification of psycho-educational needs from the users' perspective; the second one, aimed at the design of the psycho-educational guide, and the third one, at its evaluation by specialists.
Results: The teachers studied showed a lack of knowledge on how to enhance emotional development, as well as its relationship with aggressive behavior; these aspects being considered, among the topics that integrate the psycho-educational guide, favorably valued according to the specialists' judgment, and perfected from their suggestions and points.
Conclusions: The psycho-educational guide elaborated is viable and pertinent to promote the preparation on emotional development in teachers who interact with aggressive schoolchildren.
Keywords: aggressiveness; emotional development; emotional education, psycho-educational needs.
Introducción
El comportamiento agresivo en la infancia complica las relaciones sociales que se van estableciendo a lo largo del desarrollo, dificultando en gran medida su correcta integración en cualquier ambiente. En la actualidad, la agresividad infantil es uno de las alteraciones a la cual se le presta especial atención, específicamente en el ámbito escolar (Barrios-Vanegas, 2016).
Para Buss y Perry como se citó en Ascencios Julca y Campos Echavigurin (2019), la agresividad es una respuesta persistente y duradera, la cual representa un atributo de la persona; y es la actividad donde una persona busca causar daño o dolor a otro individuo; se puede expresar de forma física o verbal.
Socastro Gómez y Jiménez (2019), refieren que el origen de la agresividad se encuentra en la infancia temprana, alcanzando su máxima expresión en la adolescencia y disminuyendo en la edad adulta. Para estos autores los niños aprenden a no ser agresivos, pero si el aprendizaje no se desarrolla de manera adecuada, la agresividad aumenta y se cronifica.
Diversas investigaciones a nivel internacional que abordan dicha problemática han centrado su atención hacia la prevención como fenómeno social evidenciándose una estrecha relación entre los comportamientos agresivos y aspectos vinculados a su desarrollo emocional.
Angulo-Gallo et al. (2021), encontraron en escolares de 8 a 10 años con manifestaciones de agresividad (identificados en el indicador 4 establecido por el Mined) de las ciudades de Santa Clara, Camagüey y Cienfuegos, Cuba; que la emoción displacentera que experimentan con mayor frecuencia es la ira y su manifestación está muy relacionada con la conducta agresiva. Hay un predominio de manifestaciones de agresividad directa, ya sea física o verbal, con respecto a la relacional, fundamentalmente de tipo reactiva, al no disponer de otros recursos más adaptativos y pro-sociales para defenderse. En cuanto a la comprensión emocional se encuentra más afectado el nivel reflexivo, este se refiere, a la comprensión de la regulación de una emoción, la comprensión de las emociones mixtas y la comprensión de las emociones morales.
Resulta necesario estudiar y abordar estos aspectos desde las primeras etapas del desarrollo, particularmente la etapa escolar, pues esta constituye un período esencial en el proceso de desarrollo emocional y de la personalidad. Específicamente en el ámbito escolar se le confiere poca importancia al componente emocional durante el proceso docente-educativo. Sin embargo, ya algunas intervenciones en el contexto internacional han puesto en marcha iniciativas para promover la educación emocional de los maestros (Torrijos Fincias et al., 2018) y que ello constituya un paso previo para que los docentes transfieran estos aprendizajes a sus alumnos; o por el contrario programas dirigidos específicamente al alumnado (Pérez-López y Gómez-Hurtado, 2021).
En el contexto cubano y específicamente en la educación emocional de escolares que muestran conductas agresivas está el trabajo de Varela Porres (2019) quien establece como centro de estas intervenciones a los padres. Sin embargo, resultan insuficientes, pues no existen acciones dirigidas a maestros; donde se evidencian carencias de recursos prácticos y metodológicos para potenciar la educación emocional en los alumnos (Vissupe et al., 2017). Partiendo de estos elementos la investigación tiene como objetivo: elaborar una Guía psico-educativa dirigida a fomentar la preparación de los maestros sobre el desarrollo emocional en escolares agresivos.
Marco teórico o referentes conceptuales
El término agresión aparece definido como “toda forma de conducta que pretende herir física o psicológicamente a alguien” (Berkowitz, 1996, como se citó en Martín-Sánchez, 2020) En este sentido, la agresividad no sólo se manifiesta con golpes; también son conductas agresivas la discriminación, las burlas, los apodos y el ignorar al otro. Para García García et al. (2020), la agresividad escolar es el reflejo de una crisis mayor en la sociedad, que se acrecienta agudizando el problema de las relaciones de convivencia a todo nivel, incluida la escuela.
Para Martín-Sánchez (2020), no se debe usar indistintamente los términos agresión y agresividad: es necesario establecer diferencias y matizar precisando, que cuando hablamos de agresión nos referimos a un acto concreto en sí. En cambio, la agresividad designa la tendencia o predisposición inicial que origina la agresión posterior o el acto propiamente dicho de la agresión.
En el ámbito educativo el maltrato entre iguales se aborda como una conducta específica del comportamiento agresivo. Benítez y Justicia (2006) plantean que “el maltrato entre iguales es un problema en los centros educativos cuyas consecuencias afectan a todos los agentes implicados, e indirectamente, al resto de la comunidad educativa que ha de convivir con los efectos derivados del mismo” (p. 165). De esta manera se observa que la implicación en conductas agresivas en la escuela se relaciona con posteriores problemas de salud, y con distintos diagnósticos como cuadros de ansiedad, distrés psicológico, depresión, absentismo escolar, actitudes negativas hacia la escuela y personalidad antisocial.
De acuerdo al modelo de Buss y Perry (1992) como se citó en Lozano-Ramírez et al. (2018), la agresión tiene un componente cognitivo (hostilidad), un componente emocional (ira o enojo) y un componente conductual (la agresión propiamente dicha). La hostilidad se refiere a una desconfianza de las intenciones de los otros y a una tendencia a interpretar estímulos neutrales como ofensivos. La ira, por su parte, constituye una emoción que varía en intensidad, desde una ligera irritación o enfado, hasta furia y rabia intensa, las que surgen ante acontecimientos desagradables donde se percibe una amenaza o daño.
Carrasco-Ortiz y González-Calderón (2006), explican que la conducta agresiva, específicamente la agresividad física, comienza al final del primer año de la vida del niño. Sobre los 17 meses de edad los menores muestran diversas conductas agresivas, tales como quitar cosas a los otros o empujarlos. La agresividad física pues, se incrementa hasta los tres o cuatro años de edad, y posteriormente, experimenta un descenso progresivo que se extiende desde los 6 a los 15 años. No obstante, es preciso matizar, por una parte, que otras formas de agresividad (Ej. verbal o indirecta) se incrementan a partir de los dos años hasta la adolescencia.
Desde esta etapa es importante entonces el proceso educativo, que encauzado en los hábitos de crianza paternos, va generando procesos inhibitorios de dicha conducta agresiva haciéndola remitir hasta sus justos límites, compatibles con la defensa y la adecuada interacción social (Barrio et al., 2009).
Cuando un niño no logra aprender a regular su agresión durante la primera infancia ni en la etapa escolar puede acentuarse y cronificarse esta agresividad generando conductas antisociales y consecuentemente pobre desempeño académico, deserción escolar, consumo de alcohol, adicción a sustancias psicoactivas, precocidad y promiscuidad sexual, infracción de normas sociales, violencia intrafamiliar, delincuencia y criminalidad adulta (Henao-Escobar; 2005). Así, es evidente que prevenir este tipo de conductas es muy conveniente, no sólo teniendo en cuenta la situación de quienes las viven, sino también por los efectos psicosociales y los costos económicos que generan en la sociedad.
Diversas investigaciones han encontrado una estrecha relación entre los comportamientos agresivos y aspectos vinculados a su desarrollo emocional. En estudios realizados con niños del nivel primario, Bohnert et al. (2003), hallaron que aquellos que puntuaban más alto en conducta agresiva informada por los padres, presentaban déficits en algún componente de la competencia emocional: expresiones faciales de ira más frecuentes e intensas, menos capacidad para regular esta emoción y dificultades para comprender las emociones, causas y consecuencias de las mismas.
De igual forma Mavroveli et al., 2009, (como se citó en Petrides et al., 2016), encontraron que niños con puntuaciones más elevadas en instrumentos para evaluar inteligencia emocional reciben más nominaciones, de sus iguales y profesores, de cooperación y liderazgo y menos de disrupción, agresión y dependencia.
El desarrollo emocional se encuentra relacionado con las transformaciones que van ocurriendo en tres aspectos fundamentales: la expresión, comprensión y regulación emocional (Castellanos, 2012).
Kennedy-Moore & Watson (1999) como se citó en Martínez-Sánchez (2009), definen la expresión emocional como el conjunto de conductas observables, tanto verbales como no verbales, que comunican y/o simbolizan la experiencia emocional, que puede suceder con conciencia o sin ella del sujeto y que están parcialmente bajo control voluntario.
En el caso de la comprensión emocional hay dos aspectos esenciales: comprensión emocional de uno mismo (manifestada en diferentes formas: informar, anticipar, esconder o cambiar el estado emocional) y la identificación y comprensión de las emociones de los demás (Angulo-Gallo et al., 2018).
La comprensión de las emociones se encuentra ligada a la capacidad de los sujetos de interpretar no solo la expresión facial que acompaña la emoción, sino las distintas situaciones que las suscitan. La comprensión de emociones es entonces una función cognitiva soportada en la interacción social, la cual implica concebir las relaciones sociales y contextuales en las cuales se encuentran inmersos los sujetos, teniendo en cuenta: los actores involucrados y la interacción entre los autores y las normas sociales implicadas en dichas interacciones (Fernández-Sánchez et al., 2014).
La capacidad de discernir y comprender las emociones propias y ajenas es una de las habilidades que componen la competencia emocional y permite conocer cómo y por qué las personas actúan; e inferir lo que está ocurriendo emocionalmente alrededor (Gómez-Ortiz et al., 2017). Esta facilita una interacción más adecuada y ajustada en los contextos sociales, dada la posibilidad de comunicar estados propios y de saber lo que le pasa a los demás, requisitos clave en los procesos de regulación emocional y social (Fernández Angulo et al., 2016).
Con el término regulación emocional (RE) se hace referencia al “proceso de iniciar, mantener, modular o cambiar la ocurrencia, intensidad o duración de los estados afectivos internos y los procesos fisiológicos, a menudo con el objetivo de alcanzar una meta” (Thompson; 1994, p. 106; como se citó en Garrido-Rojas; 2006, p. 499).
Para Heras-Sevilla et al. (2016), el escolar debe comenzar a desarrollar la capacidad para manejar las emociones de forma apropiada, a tener buenas estrategias de afrontamiento, autogenerar emociones positivas y a desarrollar una expresión emocional apropiada.
Educar al escolar en pos de este desarrollo emocional implica según Gallardo-Vázquez (2009), trabajar en 3 aristas fundamentales: 1) la comprensión de las emociones contradictorias, 2) la toma de la perspectiva emocional y la comprensión de las emociones, 3) la autorregulación emocional.
Para Álvarez-Bolaños (2020), este aprendizaje emocional tiene un enfoque preventivo e incluye un conjunto de habilidades distintas a las cognitivas; es un proceso mediante el cual niños y adultos adquieren habilidades necesarias para reconocer y regular sus emociones, mostrar interés y preocupación por los demás, desarrollar relaciones sanas, tomar decisiones responsablemente y manejar desafíos de manera constructiva. Ello resulta imprescindible para disminuir conductas agresivas en niños de edad escolar.
Las experiencias revisadas dan cuenta de varias modalidades interventivas que desde una perspectiva preventiva y a la vez interventiva, ayudan a disminuir conductas agresivas. Dentro de estas existen las siguientes modalidades: intervenciones dirigidas a los padres, aquellas dirigidas directamente a los niños, los programas dirigidos a los maestros y las intervenciones que son denominadas multimodales, las cuales combinan algunas o todas las anteriores.
En el contexto escolar Henao Escobar (2005) describe dos tipos de programas dirigidos a los maestros. En los primeros se trata de que los maestros desarrollen habilidades para el manejo de las relaciones en el aula y de estrategias disciplinarias. Se trata aquí de desarrollar acciones de capacitación con los maestros para la promoción de ambientes constructivos en el aula, el manejo acertado de la disciplina y la comunicación clara de normas y expectativas.
Otro tipo de programas trata de promover el crecimiento personal de los maestros y busca desarrollar en ellos la capacidad de reconocer las emociones propias y ajenas, el manejo de la ira y del estrés, el control de sus impulsos y la solución de problemas. Algunos también promueven entre los maestros el uso del aprendizaje cooperativo, el desarrollo de actividades pedagógicas que promuevan valores como la tolerancia a la diversidad, la comunicación y la prosocialidad. Incluso, capacitan a los maestros para implementar en el aula un currículo orientado al desarrollo de competencias emocionales y sociales en los niños.
Un ejemplo de este tipo de intervención es el trabajo con maestros que se desarrolló como parte del Programa de Prevención Temprana de la Violencia en la ciudad de Medellín y donde se capacitaron, por medio de talleres, en temas relativos a: el manejo de la violencia, la comunicación adecuada, la autoestima, la cooperación entre alumnos, la autoridad y competencia ética del maestro y las estrategias para el manejo de los conflictos (Duque et al., 2007).
En los temas que trabajan estos programas de intervención está implícito la educación emocional de los escolares; sin embargo, para lograr esto los profesores necesitan capacitarse. Bisquerra (2003), reconoce la educación emocional como un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende fomentar la mejora de las competencias emocionales de la persona como elemento esencial de su desarrollo integral, con la finalidad de capacitarle para la vida, y así aumentar el bienestar personal y social.
Para Alzate et al. (2020) será la capacidad de controlar las respuestas innatas e impulsivas producidas por la emoción, junto con el nivel de inteligencia emocional, lo que incidirá directamente en el mecanismo a través del cual se dará solución a un conflicto: por vía pacífica o agresiva. Dicho control de la respuesta impulsiva es posible a través de la educación.
El maestro, para lograr esta educación emocional en escolares que muestran ciertos niveles de agresividad; necesita conocer sobre agresividad, desarrollo emocional y las estrategias que facilitan la expresión, comprensión y regulación de emociones. En este sentido, una guía psicoeducativa, como alternativa de intervención educativa, pudiera ser una adecuada herramienta para orientar y educar sobre las formas más eficaces de actuar ante esta problemática. González Martínez (2017), considera que el valor de las guías psicoeducativas radica en el aporte de información, recursos y habilidades para el cambio hacia modos de ser y de hacer más funcionales.
Metodología empleada
Se realizó un estudio mixto con un diseño de investigación transformativo concurrente en Centros de Enseñanza Primaria del municipio Santa Clara, previa autorización de la Dirección Provincial de Educación en Villa Clara.
La investigación se estructuró en tres etapas estrechamente relacionadas. La primera de ellas tuvo como objetivo identificar las necesidades psico-educativas relacionadas con la preparación en desarrollo emocional de maestros que interactúan con escolares agresivos. En esta etapa se trabajó con una muestra de 60 maestros que cumplían los siguientes criterios de inclusión y exclusión:
Criterios de inclusión:
· Tener, al menos, un menor en su aula entre 8 y 10 años, dictaminado en el indicador 4 (Categoría que incluye la presencia de alteraciones comportamentales en el contexto escolar y social).
· Que las manifestaciones agresivas del menor dictaminado en el indicador 4 no se deban a ninguna causa orgánica o trastorno mental diagnosticado.
Y como criterio de exclusión no expresar, mediante el consentimiento informado, la voluntariedad para participar en la investigación
Para la obtención de la información en esta etapa se utilizó un cuestionario ad hoc “Cuestionario para evaluar la preparación en agresividad y desarrollo emocional”. Está diseñado con el objetivo de explorar el nivel de conocimiento que posee el personal docente que interactúa con escolares agresivos, en relación al desarrollo emocional y la agresividad en la etapa escolar. Consta de 9 preguntas, donde se recoge información sobre los siguientes aspectos:
1. Conceptualización de la agresividad.
2. Manifestaciones agresivas más frecuentes en la edad escolar.
3. Principales causas de la conducta agresiva en la etapa escolar.
4. Frecuencia de aparición del comportamiento agresivo.
5. Indicadores de alteraciones del desarrollo infantil, asociadas a las manifestaciones agresivas en escolares.
6. Acciones de prevención y tratamiento de las manifestaciones agresivas en el contexto escolar.
7. Existencia de documentos que norman el trabajo desde la escuela con niños que presentan manifestaciones agresivas.
8. Particularidades del funcionamiento emocional que tipifican a los niños agresivos.
9. Acciones para el manejo emocional de escolares con manifestaciones agresivas.
En este sentido se determinan como variables del estudio las necesidades psicoeducativas y la preparación del maestro.
· Necesidades Psico-educativas: demandas de información y conocimiento de maestros que interactúan con escolares agresivos, que le permitan estimular activamente el desarrollo emocional en los niños, como alternativa para facilitar los comportamientos pro-sociales opuestos a la agresión.
· Preparación del maestro: proceso que posibilita la adquisición de información sobre el desarrollo emocional y sus particularidades en niños agresivos, facilitando el logro de habilidades para potenciarlo como una alternativa que promueva los comportamientos pro-sociales opuestos a la agresión.
Indicadores:
· Agresividad: incluye conocer su definición y diferenciación con otros términos, clasificación, manifestaciones, causas, así como procedimientos y alternativas para contrarrestar los comportamientos agresivos.
· Desarrollo emocional: comprende el conocimiento de los factores que lo integran; expresión, comprensión y regulación de las emociones, su evolución en la etapa escolar y las particularidades del niño agresivo, poder establecer su relación con estos comportamientos, así como técnicas y procedimientos para su potenciación.
La calificación e interpretación de los datos en esta etapa se realizó a partir del análisis de contenido y el análisis de frecuencia.
La segunda etapa tuvo como objetivo diseñar una Guía psico-educativa dirigida a fomentar la preparación de los maestros sobre el desarrollo emocional en escolares agresivos. Esta etapa se organizó a partir de las necesidades previamente identificas en la primera etapa y a partir de la revisión bibliográfica sobre los constructos agresividad y desarrollo emocional. En su diseño se utilizó la aplicación Adobe In desing CC/ 2019, aplicación de edición editorial.
La tercera etapa, con el objetivo de evaluar la Guía psico-educativa para su posterior perfeccionamiento, utilizó un muestreo no probabilístico de 18 especialistas (Psicólogo-5, filólogo-1, comunicador social-3, metodólogos-4, psiquiatra infantil-5). Para la recogida de información se utilizó un cuestionario donde los especialistas debían emitir sus valoraciones sobre la Guía psicoeducativa en aspectos relativos a: 1) Capacidad orientadora, 2) Pertinencia, 3) Concordancia entre el objetivo de la Guía y las temáticas tratadas, 4) Calidad del diseño, 5) Claridad semántica y 6) Evaluación integral de la Guía psico-educativa. El análisis de datos se realizó cuantitativamente a partir del SPSS (Statistical Packageforthe Social Sciences) con distribuciones de frecuencia para cada categoría a evaluar.
Resultados
El diagnóstico efectuado a través del “Cuestionario para evaluar la preparación en agresividad y desarrollo emocional” reveló que existe confusión en cuanto a la definición de agresividad con otros términos como violencia y hostilidad. En torno a las manifestaciones de agresividad los maestros identifican con mayor frecuencia las manifestaciones físicas, dejando de reconocer otras; muchos más sutiles, pero igual de dañinas para el adecuado desarrollo de la personalidad de los educandos (las verbales y relacionales). También se señalan como manifestaciones de la agresividad la intranquilidad, hiperactividad, impulsividad, déficit atencional, las cuales se relacionan con otros cuadros clínicos, lo que pudiera dificultar el diagnóstico preciso.
Al indagar sobre las causas de la agresividad se encontró un escaso dominio sobre causas biológicas en la aparición de la conducta agresiva. Hay un sobredimensionamiento del papel de la familia y poca autocrítica en la función del maestro y la escuela en la aparición de la conducta agresiva. En este último aspecto la no escolarización, los métodos pedagógicos inadecuados, el bullying, las dificultades en la comunicación entre el personal docente y los familiares, la inatención a necesidades educativas especiales, el bajo rendimiento académico, las críticas y humillaciones en público, el rechazo del maestro(a) y las sobre exigencias académicas; referidos en textos especializados, como elementos causales de la conducta agresiva en el contexto escolar, no son mencionados por los maestros. De igual manera solo un 20,3% de los sujetos encuestados reconoce que la agresividad puede estar dada por diversas causas (biológicas, sociales, familiares y escolares).
Dentro de los indicadores de alteraciones del desarrollo infantil, asociados a las manifestaciones agresivas, que mencionan los sujetos encuestados están: la frecuencia, la simultaneidad en diferentes contextos, la estabilidad, la persistencia a pesar de las acciones correctivas, el grado de deterioro de las relaciones interpersonales, la situación que provoca la conducta agresiva, la poca empatía y la intensidad. Si bien todos estos indicadores resultan correctos son mencionados en porcientos poco representativos (entre un 6,1% y un 31,9%). Un 20,6 %, emitieron respuestas imprecisas; lo que evidencia dificultades significativas para determinar patrones de normalidad o alteraciones en cuanto a la agresividad infantil.
En relación a las acciones para la prevención y el tratamiento de las manifestaciones agresivas, a pesar de reconocerse principios generales que reglamentan el trabajo educativo, como la orientación familiar (35,5%), el trabajo preventivo (29,8%) y las escuelas de padres (26,8%), existe poca información sobre técnicas y procedimientos más específicos, dificultando en gran medida el manejo adecuado de esta problemática en el contexto escolar.
Se encontró, además, un marcado desconocimiento en cuanto a los diferentes documentos y resoluciones que monitorean el trabajo preventivo en la enseñanza primaria, así como el proceder con menores que presenten manifestaciones agresivas.
Acerca de las particularidades del funcionamiento emocional que tipifican a los niños agresivos se hizo referencia fundamentalmente a la sintomatología que pueden presentar (ansiedad, tristeza, miedo, egocentrismo, baja autoestima). Solo un 20,6% expuso que existe baja tolerancia a las frustraciones e impulsividad, elemento, este último, que tipifica el modo en el que generalmente expresan sus emociones y la escasa regulación emocional. Un 36 % (35 sujetos) emiten respuestas imprecisas y un 13,4% respuestas neutras; donde se reflejan aspectos afectivos, motivacionales o conductuales que no ayudan en la comprensión del funcionamiento emocional de los niños con conductas agresivas y otros que son el resultado de dichas conductas. En este sentido, aparecen respuestas tales como: “son niños que no tienen buenos sentimientos”, “no se integran a los grupos”, “gustan de atacar a los indefensos”, “tienen mal carácter”, “no se motivan por las actividades escolares”, “son violentos y agresivos”. Se evidencia, además, desconocimiento de las características de las emociones y su desarrollo en la etapa escolar.
Se evidencia una escasa conciencia crítica acerca del papel de los agentes educativos como modelos para el desarrollo emocional infantil, así como poco dominio de técnicas y procedimientos para potenciar su desarrollo y facilitar las conductas pro-sociales. En este sentido estrategias como: modelaje, técnicas de reflexión, vínculo con actividades artísticas y deportivas, potenciación de habilidades comunicativas y técnicas de relajación son mencionadas acertadamente pero en porcientos poco significativos (15.4%, 9.2%, 5.1%, 4.1% y 2 % respectivamente). Los maestros reconocieron la necesidad de capacitarse en acciones para la prevención e intervención en niños con manifestaciones agresivas, principalmente relacionadas con el manejo emocional.
Presentación de la Guia Psico-educativa.
Título: “Comprender y educar las emociones”
Destinatarios Directos. Maestros de niños con manifestaciones agresivas, como alternativa para contribuir a la disminución de estos comportamientos y su prevención.
Destinatarios Indirectos. Los propios niños, padres y especialistas vinculados a la atención de escolares con agresividad. Estos últimos pueden emplearla como parte de las acciones de prevención en el trabajo con los maestros y familiares de estos niños, usándolo como en un recurso auxiliar para orientarlos en estos temas.
Para la elaboración de la guía se tuvieron en cuenta varias premisas:
· Partir del diagnóstico de necesidades psico-educativas de los usuarios de la guía (maestros).
· Usar términos asequibles que favorecieran la comprensión del contenido que se expone y la motivación por la lectura.
· Propiciar la reflexión y la búsqueda de alternativas para que se trabajara de manera acertada la temática.
· Usar recursos comunicativos que resultaran atractivos y permitieran resaltar temas esenciales (imágenes, gráficos y recuadros para resumir los contenidos más importantes y resaltar ideas puntuales). Algunas imágenes señalan manifestaciones de agresividad, la labor del maestro en el manejo de la agresividad y la regulación emocional y la comprensión emocional entre iguales. Se hizo uso de dos infografías; una, para mostrar las distintas manifestaciones de agresividad y la otra, para mostrar las distintas estrategias que facilitan la comprensión, la expresión y regulación emocional.
Descripción:
La Guía Psico-educativa quedó diseñada en un folleto de 16 páginas horizontales. Incluye la introducción en la cual se ofrece una panorámica general acerca de los principales elementos que se trabajarían en la guía, comenzando por dar a conocer la complejidad de las emociones fundamentalmente en los niños, luego la importancia de comprenderlas, expresarlas de forma ajustada y regularlas, resaltando el papel del maestro en este sentido, con información sobre la agresividad infantil y su relación con diversos aspectos de la esfera afectiva del niño. Luego se estructuran los contenidos en tres tópicos:
En el tópico 1: “Agresividad en la infancia” se ofrece un conocimiento de la problemática, en este caso qué es la agresividad, cuándo se presentan estas manifestaciones y la influencia del medio en la utilización de otras conductas más adaptativas.
· Relación con otros términos. Agresividad vs Violencia.
· Manifestaciones y relación con diferentes trastornos.
· Causas de la conducta agresiva en la edad escolar.
· ¿Cómo actuar ante el comportamiento agresivo?
En el tópico 2: “Agresividad y emociones” se hace referencia a la existencia de una estrecha relación entre los comportamientos agresivos y la carencia de competencias para comprender y manejar de manera ajustada las emociones, así como saber identificarlas y manejarlas adecuadamente.
· Particularidades emocionales del niño(a) agresivo(a).
· Desarrollo emocional: expresión, comprensión, y regulación.
· Particularidades del desarrollo emocional en la etapa escolar.
En el tópico 3: ¿Cómo potenciar el desarrollo emocional? se orientan actividades y recursos didácticos que susciten la conciencia emocional y ofrezcan la posibilidad de experimentar emociones.
· Estrategias que facilitan la comprensión, expresión y regulación de las emociones. Dentro de estas estrategias se explican: 1) verbalizar emociones, 2) explicación breve, 3) distracción, 4) distanciamiento en el tiempo, 5) modificación de ideas y 6) la relajación y la respiración.
· Técnicas y procedimientos para trabajar en el aula. Algunas de las técnicas que se ofrecen al docente son: 1) ¿Cómo me siento?, 2) Sentir y comunicar emociones, 3) El enfado y 4) La varita mágica.
Por último, se ofrecen recomendaciones de carácter general a los maestros en cuanto a los documentos y resoluciones que norman el trabajo preventivo en la enseñanza primaria, establecidos por el Mined, en relación a los menores con alteraciones conductuales. Además de buscar ayuda profesional y dónde encontrarla.
En la valoración de la Guía psico-educativa mediante el juicio de especialistas se puede observar en el gráfico 1, que todos los aspectos fueron evaluados satisfactoriamente.
Gráfico 1
Fuente: Excel. SPSS, versión 23.0.
Todos los especialistas estimaron, en relación a la capacidad orientadora de la guía, que la misma cumplía con los requisitos para ser implementada debido a la acertada manera en que se trataron los temas. En cuanto a su pertinencia (grado en que la Guía psico-educativa responde a las necesidades de capacitación de los usuarios) fue evaluada como muy adecuada y bastante adecuada.
En correspondencia con la concordancia entre el objetivo y las temáticas, los especialistas coinciden en que su estructuración y orden son apropiados, por lo que permite la consecución del objetivo. Para este indicador los criterios estuvieron entre adecuado, bastante adecuado y muy adecuado; y, uno de los especialistas recomendó precisar en el contenido cómo las emociones que expresan los escolares guardan relación y son influidas por sus recuerdos, creencias y deseos.
Las principales sugerencias fueron dirigidas a la calidad del diseño de la guía, donde las valoraciones oscilaron desde adecuado (33.3 %) y muy adecuado (50 %). Las principales sugerencias y observaciones iban en función de la letra, los colores y las imágenes. Teniendo en cuenta esto los especialistas recomendaron diversos criterios para su perfeccionamiento los que generarán atención e interés; tales como: ofrecer más láminas y dibujos, descargar bloques de contenido y espaciar, ajustar las imágenes al contexto cubano, homogenizar el interlineado, utilizar el texto justificado y agrandar el tamaño de la letra en algunos subtítulos.
En cuanto a la claridad semántica de la guía los valores oscilaron entre adecuado (16.7 %), bastante adecuado (11.1 %) y muy adecuado (72.2 %); y, las principales recomendaciones fueron: “lograr un lenguaje más sencillo en algunas orientaciones”, “perfeccionar el lenguaje, siendo más empáticos” y “utilizar el humor como recurso de enganche, especialmente en las infografías”.
De modo general, la Guía psico-educativa fue valorada como muy adecuada (66,7%) y bastante adecuada (33,3%). A pesar de estas valoraciones positivas, las sugerencias de los especialistas en cuanto al diseño y claridad semántica fueron tenidas en cuentas y perfeccionadas; de modo, que cuando se mostró la Guía psico-educativa por segunda vez a los especialistas el 100% de ellos la valoró como muy adecuada.
Discusión
Por los resultados aportados en la etapa diagnóstica se pudo comprobar que aun cuando el personal docente encuestado reconoce principios generales que reglamentan el trabajo educativo para la prevención y el tratamiento de las manifestaciones agresivas, existe poca información sobre técnicas y procedimientos más específicos, dificultando en gran medida el manejo adecuado de esta problemática en el contexto escolar. Similares resultados de insuficiente preparación de los docentes para ofrecer un tratamiento adecuado en los escolares con agresividad fueron encontrados por Ramírez-González (2020), quien propuso una alternativa de orientación profesional para educadores en torno a tres ejes fundamentales: conocimiento de las características psicológicas de los escolares con agresividad, organización del régimen de vida y comunicación adecuada.
Similares resultados fueron encontrados por Vissupe et al. (2017), quienes encontraron en docentes de tres escuelas rurales de la provincia de Villa Clara carencia de conocimientos sobre recursos prácticos y metodológicos para realizar un trabajo efectivo de las emociones. Para estos autores, el sujeto profesional aborda estos contenidos de forma no intencional, puesto que no poseen un dominio teórico-metodológico del tema.
Resulta significativo que en esta etapa diagnóstica el personal docente encuestado refirió como principal causa de la agresividad el contexto familiar; sin embargo este entorno aparece sobredimensionado. Estrada y Mamani (2019), encontraron que existe una correlación moderada, inversa y significativa entre el funcionamiento familiar y las diferentes manifestaciones de la agresividad. Sin embargo, según López Gallardo (2018), el abordaje de la agresividad debe realizarse desde teorías interaccionistas que conjuguen como causas del comportamiento agresivo factores de índole personal o endógeno (personalidad y relaciones interpersonales) y contextuales o exógenos (la familia, la escuela, el contexto social y las nuevas tecnologías). El hecho de que pocos maestros reconozcan a la escuela como causa de la conducta agresiva constituye un riesgo; en tanto se obvian problemáticas que están presentes en el contexto escolar y que se relacionan con la aparición de conductas agresivas en esta etapa tales como: el bulling y los métodos pedagógicos.
En este escenario, donde se reconoce la presencia de escolares con agresividad y notables necesidades psicoeducativas de los docentes para atenuar y erradicar estas conductas, el uso de una Guía psico-educativa como modalidad de psicoeducación resulta de valor por el aporte de información, recursos y habilidades para el cambio.
Dichas acciones tienen especial relevancia puesto se conoce que en el ámbito escolar se le confiere poca importancia al componente emocional durante el proceso docente-educativo y es por ello que se proyectan pocas acciones eficaces para contribuir a su desarrollo. Existe una tendencia a ponderar el componente cognitivo, desde actividades puramente academicista. Sin embargo, si se quiere preparar al niño, al adolescente y al joven para la vida y en este caso en particular prevenir e intervenir en escolares con manifestaciones de agresividad el manejo de las emociones no puede ser una asignatura pendiente.
En los niños con manifestaciones agresivas, el manejo de los aspectos emocionales representa un conocimiento indispensable como forma de promoción de comportamientos pro-sociales opuestos a la agresividad. La metodología educativa, tal como se expone en la Guía psico-educativa presentada, debe estar basada en conocimientos previos de los maestros sobre la agresividad, las emociones, la educación emocional y las estrategias que facilitan el desarrollo emocional así como el control de la agresividad. En este sentido, conviene ofrecer espacios en el aula de reflexión y de introspección, fomentar la comunicación con los demás y trabajar en equipo en pos de la expresión, la comprensión y la regulación emocional.
Como aportes del estudio se tiene la identificación de las necesidades psico-educativas en los maestros estudiados en relación con la agresividad, las particularidades del desarrollo emocional en niños con conductas agresivas y las acciones preventivas e interventivas para su manejo, lo cual derivó en la confección de una Guía psico-educativa que fue valorada como muy adecuada en tanto criterios de: pertinencia, capacidad orientadora, concordancia teórica-metodológica, calidad del diseño y claridad semántica.
Como limitaciones se tienen que la Guía psico-educativa no fue valorada por los usuarios, ni evaluada su efectividad a partir de su implementación. Estos aspectos, que continúan en estudio, resultan esenciales para cerrar esta línea de investigación. Otra limitación es que la muestra del estudio solo quedó circunscrita a la ciudad de Santa Clara y tiene poca representatividad en la muestra.
Conclusiones
Formar a los maestros en estrategias pedagógicas para intervenir sobre la agresividad y sus nefastas consecuencias para víctimas y agresores pasa, ineludiblemente, por trabajar los preceptos de la educación emocional; que, como proceso formativo, va dirigido a enseñar el reconocimiento, comprensión y regulación de las emociones.
En escolares primarios estas acciones representan un esfuerzo válido y alcanzable; dado el grado de desarrollo que alcanzan en el ámbito cognitivo, afectivo y comportamental y en los niveles de regulación de los procesos emocionales que experimentan.
Esta investigación, enmarcada en los supuestos teóricos de la psicoeducación, concluye señalando que la Guía psico-educativa elaborada es viable y pertinente para fomentar la preparación sobre el desarrollo emocional, en maestros que interactúan con escolares agresivos.
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener conflictos de intereses.
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Contribución de los autores
A.S.B.: Conceptualización de la investigación. Administración del proyecto. Recogida y análisis de los datos. Responsable de la información y el diseño final de la Guía psico-educativa. Redacción del informe final de investigación. L.A.G.: Conceptualización de la investigación. Administración y supervisión del proyecto. Realizó búsqueda de información especializada sobre el tema. Revisión y edición del informe final de investigación. Y.G.O.: Participó en el procesamiento y análisis de los datos. Realizó búsqueda de información especializada sobre el tema. Revisión y edición del informe final de investigación. |
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