Recibido: 25/4/2025, Aceptado: 26/6/2025, Publicado: 4/7/2025

Volumen 28│ Enero-Diciembre, 2025 |

 

Ensayo

Pensamiento crítico, bioética, filosofía en la formación de profesionales de las Ciencias de la Salud

Critical thinking, bioethics and philosophy in the training of health sciences professionals

Mauro Chuspa Guaman¹

E-mail: maocubita@hotmail.com

Descripción: Descripción: http://directorio.concytec.gob.pe/appDirectorioCTI/img/logo_orcid3.png https://orcid.org/0009-0008-1560-6159

Katherine Pérez Beltrán2

E-mail: kathyperezbeltran@gmail.com

Descripción: Descripción: http://directorio.concytec.gob.pe/appDirectorioCTI/img/logo_orcid3.pnghttps://orcid.org/0000-0002-4849-5706

Anna Lidia Beltrán Marín3

E-mail: annalidiabeltranmarin@gmail.com

Descripción: Descripción: Descripción: http://directorio.concytec.gob.pe/appDirectorioCTI/img/logo_orcid3.png https://orcid.org/0000-0002-9527-0083

 

¹ Universidad Nacional de Chimborazo. Ecuador.

2 Policlínico Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba.

3 Instituto Superior de Relaciones Internacionales. La Habana, Cuba.

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 ¿Cómo citar este artículo? (APA, Séptima edición)

Chuspa Guaman, M., Pérez Beltrán, K. y Beltrán Marín, A. L. (2025). Pensamiento crítico, bioética, filosofía en la formación de profesionales de las Ciencias de la Salud. Pedagogía y Sociedad, 28, e1954. https://revistas.uniss.edu.cu/index.php/pedagogia-y-sociedad/article/view/1954

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RESUMEN

Este estudio tiene como punto de partida la formación de profesionales de las ciencias de la salud basada en el principio de la educación en el trabajo, partiendo de la premisa de que el desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes les permitirá una mejor preparación para enfrentar los desafíos de la sociedad contemporánea. Se presentan varios autores que han abordado esta problemática. Posteriormente, se esboza una propuesta de un paradigma basado en la integración del pensamiento crítico, la bioética y la filosofía en la formación de profesionales de las ciencias de la salud, combinando la educación en el trabajo y la formación tradicional en estas disciplinas. El objetivo de este ensayo es desarrollar un enfoque combinado que integre pensamiento crítico, bioética y filosofía en la formación de profesionales de la salud, aplicados tanto al paradigma de educación en el trabajo como a la combinación de este principio con el tradicional, en el contexto socioeducativo actual. El resultado es un análisis de las oportunidades que ofrece la combinación de saberes en la formación de estos profesionales. Las conclusiones subrayan la necesidad actual de una formación que armonice los saberes tradicionales con el pensamiento crítico, la filosofía y la bioética.

Palabras clave: bioética; ciencias médicas; educación en el trabajo; filosofía; pensamiento crítico

ABSTRACT

This study takes as its starting point the training of health sciences professionals built on the principle of work-based learning, emerging from the premise that the development of critical thinking in students will allow them to be better prepared to face the challenges of contemporary society. Several authors who have addressed this issue are presented. Subsequently, a proposal is outlined for a paradigm based on the integration of critical thinking, bioethics, and philosophy in the training of health sciences professionals, combining work-based learning and traditional training in these disciplines. The objective of this essay is to develop a combined approach that integrates critical thinking, bioethics, and philosophy into the training of health sciences professionals, applied both to the work-based learning paradigm, and to the combination of this principle with the traditional one, in the current socio-educational context. The result is an analysis of the opportunities offered by the combination of knowledge in the training of these professionals. The conclusions underscore the current need for a training approach that harmonizes traditional knowledge with critical thinking, philosophy, and bioethics.

Keywords: bioethics; critical thinking; medical sciences; philosophy; work-based learning

Introducción

La COVID-19 ha constituido un reto significativo para los sistemas de salud en el mundo, reveló fortalezas y debilidades en la formación de estos profesionales. Este ensayo explora cómo la integración del pensamiento crítico, la bioética y la filosofía en el paradigma de educación en el trabajo y la formación tradicional puede preparar mejor a los egresados de las carreras de la salud para enfrentar crisis similares en el futuro. A través de una reflexión sobre las lecciones aprendidas durante la pandemia, se argumenta que un enfoque educativo combinado es necesario para garantizar una práctica médica competente, ética y resiliente.

La pandemia aportó valiosas lecciones para la educación superior, especialmente en las ciencias de la salud, destacándose la necesidad de que las instituciones educativas se adapten rápidamente a nuevos métodos de enseñanza, la educación a distancia y el uso intensivo de tecnologías digitales, demostrándose la importancia de ser flexibles y adaptables en tiempos de crisis.

Se ha acelerado la adopción de tecnologías en la educación, en la que herramientas digitales complementan y enriquecen la enseñanza tradicional y la educación en el trabajo. Los dilemas éticos y las decisiones basadas en evidencias durante la pandemia han resaltado la necesidad de formar profesionales con habilidades de pensamiento crítico y una sólida base en bioética. Ha subrayado la importancia del bienestar mental y emocional de los estudiantes y profesionales, promoviendo un enfoque holístico en la educación que incluye apoyo psicológico y emocional. Así como el valor de la colaboración interdisciplinaria y el trabajo en equipo, tanto en la formación académica como en la práctica clínica.

Estos aprendizajes no solo han mejorado la respuesta inmediata a la crisis, sino que también han preparado a las instituciones y a los futuros profesionales para enfrentar desafíos futuros de manera más eficaz y resiliente. Entre los autores que han aportado a esta problemática se pueden mencionar:

ü González-Flores y Luna de la Luz (2019), analizan las innovaciones en el currículo y la didáctica de la educación médica, la integración de pensamiento crítico y bioética.

ü Pinilla Roa (2018), expone la relevancia de la educación en ciencias de la salud y cómo se ha transformado en los últimos años.

ü Hernández-Sarmiento et al. (2020), investigaron sobre la importancia de la educación en salud para influir positivamente en los conocimientos y prácticas de la población.

Algunos autores que han trabajado recientemente en la integración del pensamiento crítico, la bioética y la filosofía en la formación de profesionales de las ciencias de la salud, basándose en los principios de la educación en el trabajo son:

Valdés Pérez et al. (2020), aborda cómo la educación bioética puede fomentar el pensamiento crítico en los estudiantes de ciencias médicas.

Sánchez-Mendiola (2019), explora cómo se enseña y evalúa el pensamiento crítico en los programas de formación de profesionales de la salud.

Autores recientes que han abordado la problemática de integrar el pensamiento crítico, la bioética y la filosofía en la formación de profesionales de las ciencias de la salud, especialmente dentro del paradigma de la educación en el trabajo, entre los que se encuentran Umpiérrez Perciante y Piovesan Suárez (2010). Estrada Zapata (2020), en su trabajo reconoce la importancia del pensamiento crítico en la formación de futuros enfermeros.

Se investiga además cómo integrar el pensamiento crítico y la bioética en la educación de los profesionales de la salud mediante enfoques integrativos y el uso de estudios de casos y se evalúa la importancia de incorporar la filosofía y la ética en la educación médica para mejorar la formación integral de los profesionales de la salud. El objetivo de este trabajo es desarrollar un enfoque combinado que integre pensamiento crítico, bioética y filosofía en la formación de profesionales de las ciencias de la salud, aplicados tanto al paradigma de educación en el trabajo como a la combinación de este principio con el tradicional, en el contexto socioeducativo actual.

Desarrollo

La obra de Dewey (1933) es una excelente referencia sobre el pensamiento crítico y la educación, merece ser considerado en el presente estudio. Este autor consideraba que la educación debía preparar a los individuos para participar activamente en una sociedad democrática. El pensamiento crítico es esencial para la toma de decisiones informadas y la participación cívica.

Ruixue (2021), en sus principales representaciones aborda las teorías de aprendizaje de Jean Piaget, Lev Vygotsky y Bruner y su influencia en la enseñanza; señala además, que el pensamiento crítico tiene sus principales fundamentos teóricos en el constructivismo.

Tanto, esos estudios de Ruixue (2021) como el de Dewey (1933), proporcionan una visión general de las teorías de desarrollo cognitivo y constructivista y discuten sus implicaciones educativas.

Así mismo, Piaget (1952) en su obra aborda lo que posteriormente se considera la base del constructivismo. Estas teorías se centran en cómo los estudiantes construyen activamente su conocimiento a través de la interacción con su entorno y la colaboración con otros. El pensamiento crítico es promovido cuando los estudiantes son animados a cuestionar, investigar y reflexionar sobre lo que están aprendiendo.

La pedagogía crítica de Paulo Freire (2015), enfatiza la importancia de la educación como herramienta de liberación y empoderamiento. Este autor argumenta que los estudiantes deben ser co-creadores del conocimiento y no receptores pasivos, desarrollando así su capacidad crítica para cuestionar y transformar su realidad.

Por su parte, J. G. Brooks & M. G. Brooks (1993), ofrecen una visión general del constructivismo y cómo se aplica en el aula para fomentar el pensamiento crítico.

Espinar Álava y Vigueras Moreno (2019), reflexionan sobre la teoría del aprendizaje experiencial de David Kolb (1984) y sostienen que este es un proceso cíclico de experiencias, reflexión, conceptualización y experimentación. El pensamiento crítico se desarrolla a través de la reflexión sobre experiencias pasadas y la aplicación de nuevas ideas.

En la obra de Kolb (1984), se describe el aprendizaje como un proceso cíclico que incluye cuatro etapas: experiencia concreta, observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación activa (Espinar Álava y Vigueras Moreno, 2019).

La teoría de la autorregulación, de Albert Bandura (1986), se centra en la capacidad de los estudiantes para regular su propio aprendizaje, estableciendo metas, monitoreando su progreso y adaptando sus estrategias. El pensamiento crítico es clave para evaluar y ajustar estos procesos.

En el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), este enfoque pedagógico involucra a los estudiantes en la solución de problemas reales, fomentando el pensamiento crítico y la aplicación de conocimientos interdisciplinarios para encontrar soluciones. Se destacan los trabajos de Restrepo Gómez (2019), Espinoza Freire (2021), Lozano-Ramírez (2021) y Coronel Tello et al. (2023).

Según el enfoque socio-cognitivo de Lev Vygotsky y Jerome Bruner, se enfatiza la importancia de la interacción social y el lenguaje en el desarrollo del pensamiento crítico. Los estudiantes aprenden a través de la mediación de adultos y compañeros más capaces (Vielma Vielma y Salas, 2000).

Entre las publicaciones más recientes sobre esta problemática se pueden mencionar la investigación realizada por Le & Nguyen (2024), los que exploran cómo el constructivismo social puede mejorar las habilidades de pensamiento crítico y lectura en estudiantes de segundo idioma.

Vielma Vielma y Salas (2000), discuten las bases del constructivismo y su importancia en la teoría del aprendizaje, incluyendo las contribuciones de Vygotsky y Bruner

Para la presente exposición se ha considerado que el desarrollo de habilidades metacognitivas ayuda a los estudiantes a ser conscientes de sus propios procesos de pensamiento y a desarrollar estrategias para aprender de manera más efectiva. Algunos artículos relevantes sobre este tema son los de:

Rivero Galeano et al. (2020) en el trabajo relacionado con las estrategias metacognitivas, ofrece una visión general de cómo estas pueden mejorar la calidad del aprendizaje en estudiantes de secundaria.

Asimismo Rivas et al. (2022), exploran cómo las estrategias metacognitivas pueden desarrollar el pensamiento crítico en estudiantes universitarios. Además Barría Jeréz et al. (2022), expresan la relevancia de considerar los estilos de aprendizaje y el dominio de habilidades metacognitivas para lograr aprendizajes profundos y significativos en estudiantes de educación superior.

Sin embargo, Anar Popandopulo et al. (2023), consideran cómo estas habilidades pueden ser evaluadas y mejoradas en el contexto de la educación moderna. El estudio se centra en la relación entre los estilos de aprendizaje, los niveles de metacognición y el rendimiento en la Práctica Profesional de estudiantes chilenas del Técnico Universitario en Educación Parvularia.

Apple & Weis (1986), examinan las prácticas de enseñanza que fomentan la justicia social y el pensamiento crítico en las aulas.

También existe una publicación reciente que aborda esta problemática, la cual hacen alusión a la teoría crítica de la educación, influenciada por la Escuela de Frankfurt, que se centra en analizar y criticar las estructuras sociales y culturales que afectan la educación, promueve el pensamiento crítico como una herramienta para desafiar y transformar estas estructuras y explora cómo la pedagogía crítica puede empoderar a los estudiantes en el contexto de la educación superior (Darder et al., 2024).

Viera Torres (2003), estudia la teoría del aprendizaje significativo propuesta por David Ausubel, el cual sugiere que el aprendizaje es más efectivo cuando los estudiantes pueden relacionar nueva información con conocimientos previos. El pensamiento crítico ayuda a los estudiantes a hacer estas conexiones y a comprender mejor el contenido.

Otro de los estudiosos de esta teoría es: Rivera Muñoz (2004), quien aborda el aprendizaje significativo y su evaluación en el contexto del constructivismo. También hace referencia a esta teoría en sus investigaciones Contreras Oré (2016), quien escribió sobre la relación del aprendizaje significativo con otras estrategias educativas.

Sin embargo, Gardner (1983, 1993), sugiere que existen diferentes tipos de inteligencia y que el pensamiento crítico es una habilidad que puede desarrollarse y fortalecerse a través de diversas actividades educativas. Asimismo, en el 2023, este autor realiza una síntesis de su trabajo sobre la teoría de las inteligencias múltiples y su evolución. Sugiere que el pensamiento crítico puede fortalecerse a través de actividades educativas que fomenten el análisis, la reflexión y la resolución de problemas. Estas actividades pueden incluir debates, proyectos de investigación y el uso de estrategias de aprendizaje activo.

La literatura científica contemporánea ha abordado diferentes enfoques que proporcionan una base sólida para la integración del pensamiento crítico en la educación, promoviendo no solo la adquisición de conocimientos, sino también la capacidad para analizarlos, evaluarlos y aplicarlos de manera significativa. Entre los trabajos recientes que estudian los fundamentos teóricos y pedagógicos del pensamiento crítico se pueden mencionar: Collazos Alarcón et al. (2018), Vendrell i Morancho, y Rodríguez Mantilla (2020), Olmos Gómez (2022) y Mina Urrutia (2024), todos ellos analizan el pensamiento crítico basado en: su concepción multidisciplinaria, las confluencias e influencias mutuas, la revisión sistemática que explora cómo se puede fomentar este pensamiento en estudiantes de educación básica y superior, así como en la reflexión de la práctica pedagógica.

Para formar profesionales de la salud sensibilizados con las condiciones de la contemporaneidad, el pensamiento crítico es esencial en la combinación de la educación en el trabajo y el modelo tradicional de formación en las ciencias de la salud, lo cual se basa en la relevancia del pensamiento crítico, ya que permite a los estudiantes analizar y evaluar la información que reciben tanto en el aula como en el entorno laboral, lo cual es crucial para tomar decisiones informadas y basadas en evidencia.

El pensamiento crítico ayuda a identificar y evaluar diferentes opciones que se presentan en la práctica clínica y a resolver problemas complejos que requieren soluciones creativas y bien fundamentadas. La combinación de ambos enfoques fomenta la adaptabilidad, ya que los estudiantes aprenden a aplicar sus conocimientos teóricos en situaciones prácticas reales, adaptándose a diferentes contextos y desafíos. Mejora las habilidades interpersonales, ya que los estudiantes aprenden a comunicarse de manera efectiva, escuchar activamente y considerar diferentes perspectivas.

Al desarrollar habilidades de pensamiento crítico, los estudiantes están mejor preparados para enfrentar los desafíos del mundo laboral, donde la capacidad de analizar y resolver problemas es altamente valorada.

En su artículo Sánchez-Mendiola (2019), indaga cómo el pensamiento crítico es esencial para la formación y práctica de los profesionales de la salud.

Así mismo el boletín editado por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC, 2022), destaca la importancia de enseñar y evaluar el pensamiento crítico en los programas educativos para profesionales de la salud.

Este trabajo se enfoca en cómo esta habilidad es esencial no solo para el diagnóstico y tratamiento de pacientes, sino también para la toma de decisiones éticas y la mejora continua en la práctica médica. El pensamiento crítico en la educación médica se enseña y evalúa a través de diversas metodologías, como estudios de caso, simulaciones clínicas, debates y la reflexión crítica, estas permiten a los estudiantes analizar situaciones complejas, considerar múltiples perspectivas y desarrollar soluciones innovadoras. Además, la evaluación del pensamiento crítico en los estudiantes de medicina incluye herramientas como ensayos reflexivos, exámenes basados en problemas y entrevistas estructuradas.

Por su parte, Zollner Ianni et al. (2017), en su estudio crítico titulado: Pensamiento social en salud: un análisis crítico de las obras clásicas del campo de la salud pública en Brasil, analizan el trabajo de Donnangelo et al. (2017), quienes discuten cómo el pensamiento crítico es fundamental para abordar problemas de salud pública y mejorar la calidad de la atención sanitaria.

Además, se pueden plantear algunas estrategias para fomentar el pensamiento crítico, entre las que destacan: Debates y discusiones en el aula y en el entorno laboral; Proyectos prácticos; Retroalimentación constante y constructiva. Estas prácticas pueden implementarse en programas de educación en el trabajo, donde universidades y hospitales han integrado el pensamiento crítico en sus currículos, permitiendo a los estudiantes aplicar sus conocimientos en situaciones reales. El uso de simulaciones clínicas proporciona a los estudiantes la oportunidad de practicar y desarrollar sus habilidades de pensamiento crítico en un entorno controlado. El pensamiento crítico es una herramienta que mejora tanto la formación teórica como la práctica en las ciencias de la salud, prepara a los estudiantes para ser profesionales competentes y reflexivos.

El principio de educación en el trabajo es fundamental en las carreras de ciencias de la salud, ya que integra la teoría con la práctica, permite a los estudiantes aplicar lo aprendido en situaciones reales. Su objetivo es formar profesionales competentes y éticos que puedan enfrentar los desafíos del campo de la salud. Es beneficioso porque mejora las habilidades prácticas, el desarrollo de la capacidad crítica y la preparación para la práctica profesional.

En Cuba, la falta de recursos y la coordinación entre instituciones requieren una rápida solución ante las demandas reales de los enfermos y acompañantes. Se pone énfasis en la educación en el trabajo para resolver, además, las carencias de fuerza de trabajo, ya que existe una rica tradición en el empleo de esta modalidad de formación en las carreras de perfiles de la salud.

La educación en el trabajo puede impactar la salud pública, formando profesionales mejor preparados para enfrentar problemas de salud comunitaria.

Existen estudios de caso que demuestran el éxito de la educación en el trabajo en la formación de profesionales de la salud, entre sus principales ventajas se encuentran la aplicación práctica de conocimientos, donde los estudiantes pueden aplicar inmediatamente lo que aprenden en un entorno real, se refuerza la comprensión teórica y mejora la retención de la información. Además, se destaca el desarrollo de habilidades clínicas y sociales esenciales para su futura carrera al interactuar con pacientes y otros profesionales de la salud.

Formarse dentro del entorno profesional también permite a los estudiantes familiarizarse con el ambiente hospitalario o clínico, lo que facilita su transición al mundo laboral. Bajo la supervisión o tutoría de profesionales experimentados, reciben retroalimentación constante, lo que les ayuda a mejorar sus habilidades y corregir errores en tiempo real.

Por su parte, la formación tradicional proporciona una base teórica robusta, asegurando que los estudiantes comprendan los conceptos fundamentales antes de aplicarlos. Sigue un currículo estructurado y regulado que garantice una cobertura uniforme de todos los temas necesarios, y se desarrolla en un entorno controlado donde los ellos pueden aprender sin las presiones y urgencias de un entorno clínico real. Conjuntamente, las universidades ofrecen acceso a recursos académicos, como bibliotecas y laboratorios, que apoyan el aprendizaje y la investigación.

En este estudio se propone la integración de ambos enfoques, que combinan la educación tradicional con la educación en el trabajo ya que asegura que los estudiantes no solo entiendan los conceptos fundamentales, sino que también puedan aplicarlos eficazmente en su futura práctica profesional, ofrece una formación más completa y prepara mejor a los estudiantes para los desafíos del mundo real en el campo de la salud. Contribuyendo a una formación integral de los futuros profesionales de la salud, enfocándose en la dimensión bio-psico-social del ser humano y el enfoque clínico-epidemiológico.

Por su parte Pinilla Roa (2018), estudia el enfoque pedagógico de la formación tradicional y cómo ha evolucionado para incluir la educación en el trabajo, destacando la importancia de la práctica integradora y el trabajo en equipo interdisciplinario. En el 1er Congreso Internacional de Educación en Ciencias de la Salud (Gaceta Facultad de Medicina, 2022), se discutió sobre la educación híbrida en ciencias de la salud, y la tecnología como factor clave en el desarrollo del aprendizaje durante la pandemia.

Lucero-González et al. (2024), explica cómo la educación interprofesional, que combina la teoría y la práctica, fomenta la colaboración y el trabajo en equipo entre diferentes disciplinas de la salud.

Los autores del presente artículo, exponen sus experiencias en la formación de profesionales y presentan una propuesta que permite desarrollar un enfoque combinado que integra pensamiento crítico, bioética y filosofía en la formación de profesionales de las ciencias de la salud, aplicados tanto al paradigma de educación en el trabajo como a la combinación de este principio con el tradicional.

Este enfoque combinado asume que el pensamiento crítico, cuyo objetivo es fomentar la capacidad de análisis, evaluación y resolución de problemas en situaciones de la vida real y en el entorno clínico, puede implementarse a través de la educación en el trabajo, ya que los estudiantes enfrentan casos clínicos reales donde deben aplicar pensamiento crítico para diagnosticar, planificar tratamientos y tomar decisiones bajo supervisión. A través de la formación tradicional, permite la incorporación de debates y discusiones en clase, estudio de casos y ejercicios de resolución de problemas en contextos simulados.

En esta propuesta, la Bioética, cuyo propósito es desarrollar la sensibilidad ética y la capacidad para abordar dilemas morales en la práctica médica, se puede implementar a través de la educación en el trabajo mediante la integración de comités de ética y consultas éticas durante la práctica clínica. Los estudiantes discuten y analizan dilemas éticos con profesionales experimentados. En la formación tradicional, se incluyen cursos específicos de bioética que cubren teorías y casos prácticos, además de actividades como juego de roles y simulaciones de situaciones éticas.

La Filosofía, cuyo objetivo es proveer una base sólida en lógica, ética y reflexión crítica que soporte tanto el pensamiento crítico como la bioética, se implementa a través de la educación en el trabajo mediante reflexiones y discusiones filosóficas sobre casos clínicos y situaciones reales encontradas durante las prácticas. En la formación tradicional, se imparten cursos de filosofía que incluyen lógica, ética y epistemología, con un enfoque en cómo estos principios se aplican a la medicina y la ciencia de la salud.

La integración de estos tres componentes no solo complementa la formación, sino que también prepara a los estudiantes para enfrentar la complejidad del entorno de la salud con una visión integral y reflexiva. Basados en las experiencias de investigaciones precedentes y en la práctica profesional, se propone un esquema de cómo se podrían integrar estos elementos:

·         Cursos Introductorios: Introducción al Pensamiento Crítico y Filosofía y Fundamentos de Bioética.

·         Aplicación Práctica: casos de estudio y análisis crítico en entornos controlados, debates éticos y filosóficos sobre problemas médicos contemporáneos.

·         Educación en el Trabajo: prácticas clínicas supervisadas con enfoque en la aplicación de pensamiento crítico, bioética, filosofía, reflexiones grupales y tutorías sobre experiencias prácticas.

·         Evaluación y Reflexión: Proyectos integradores que requieren la aplicación de todos los conocimientos adquiridos, exámenes y defensas de casos prácticos que aborden problemas reales y éticos

Esta combinación integrada no solo forma profesionales altamente competentes en su campo, sino también pensadores críticos, éticos y reflexivos, preparados para enfrentar los desafíos dinámicos del mundo de la salud.

La combinación de saberes en la educación en el trabajo y el modelo tradicional ha sido analizada por autores que consideran la perspectiva más global como las orientaciones y exigencias de la formación técnica y profesional en diferentes contextos sociales y económicos.

Los postulados anteriores también han sido investigados desde la educación colaborativa o interprofesional; Souza Elias et al. (2017), al abordar este tema plantean que la Organización Mundial de la Salud lo declara como un enfoque de enseñanza y aprendizaje que reúne a estudiantes de dos o más profesiones para aprender juntos, con el fin de mejorar la colaboración y la calidad del cuidado

La educación colaborativa en las ciencias de la salud, también conocida como educación interprofesional, es un enfoque innovador que busca mejorar la formación de los profesionales de la salud mediante la colaboración entre diferentes disciplinas. Promueve el trabajo en equipo, la comunicación efectiva y la toma de decisiones compartida, lo que resulta en una atención médica más integral y de alta calidad. León Quispe et al. (2023), revisan cómo este influye en el aprendizaje y la formación de docentes.

Algunos beneficios de la educación colaborativa en las ciencias de la salud:

·         Mejora de la coordinación: facilita la integración y fusión de conocimientos y habilidades entre profesionales de diferentes disciplinas.

·         Atención integral: permite una atención médica más completa y centrada en el paciente, su familia y la comunidad.

·         Desarrollo de habilidades: los estudiantes adquieren habilidades de trabajo en equipo y aprenden a respetar y conocer las funciones de otras profesiones.

·         Calidad de la atención: contribuye a una atención de salud más segura y eficaz.

·         Preparación para la práctica: los estudiantes están mejor preparados para enfrentar situaciones complejas y trabajar en equipos multidisciplinarios.

·         Educación colaborativa: se relaciona de manera coherente con el tema objeto de este estudio sobre la integración del pensamiento crítico, la bioética y la filosofía en la formación de profesionales de las ciencias de la salud, especialmente dentro del paradigma de la educación en el trabajo.

·         La educación colaborativa y el pensamiento crítico: fomenta el intercambio de ideas y perspectivas diferentes, lo que enriquece el proceso de análisis y evaluación crítica. Los estudiantes aprenden a cuestionar y reflexionar sobre las opiniones y conocimientos de sus compañeros, mejorando su capacidad de razonamiento crítico.

·         Educación colaborativa y bioética: trabajar en equipo permite a los estudiantes abordar dilemas éticos desde múltiples puntos de vista, promoviendo una comprensión más profunda y equilibrada de los principios bioéticos. La colaboración interdisciplinaria es esencial para enfrentar los desafíos éticos en la práctica médica.

·         Educación colaborativa y filosofía: la filosofía en la educación colaborativa permite a los estudiantes explorar preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la salud, la enfermedad y la ética en un entorno de debate y reflexión conjunta. Esto enriquece la formación de profesionales con una visión holística y crítica de su práctica.

·         Aplicación en la educación en el trabajo: La integración práctica en el contexto de la educación en el trabajo, la colaboración entre estudiantes y profesionales de diferentes disciplinas permite aplicar conocimientos teóricos en situaciones reales. Esta práctica refuerza la importancia del pensamiento crítico, la ética y la reflexión filosófica en la toma de decisiones clínicas y la atención al paciente.

·         Beneficios para la formación de profesionales: la educación colaborativa prepara a los estudiantes para trabajar en equipos multidisciplinarios, una realidad en la mayoría de los entornos de salud. Esto mejora la calidad de la atención y fomenta un enfoque centrado en el paciente.

·         Enriquecimiento del aprendizaje: la combinación de enfoques colaborativos con el pensamiento crítico, la bioética y la filosofía proporciona una educación más completa y robusta, desarrollando profesionales capaces de enfrentar los desafíos complejos de la práctica médica moderna.

Se puede afirmar que la educación colaborativa puede potenciar la formación de profesionales de la salud al integrar principios críticos, éticos y filosóficos, tanto en la educación en el trabajo como en el modelo tradicional.

Actualmente, la educación colaborativa e interprofesional está siendo implementada en diferentes contextos para mejorar la formación de los profesionales de la salud y la calidad de la atención médica.

Así mismo Coll et al. (2010), hace referencia a un modelo de aprendizaje multiprofesional en ciencias de la salud en la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB), el que se ha implementado como un modelo educativo integrador que aglutina los estudios de medicina, enfermería y fisioterapia en un mismo contexto educativo, fomenta la colaboración y el trabajo en equipo desde la formación inicial.

La práctica colaborativa interprofesional en salud: busca mejorar la calidad y seguridad de la atención médica mediante la colaboración entre profesionales de diferentes disciplinas. El trabajo colaborativo interprofesional se ha promovido en el proceso de formación profesional en la salud cubana, a través de actividades de extensión universitaria, los estudiantes de diferentes disciplinas trabajan juntos en equipos colaborativos, lo que les permite compartir conocimientos y habilidades.


 

Conclusiones

Con el presente análisis se ha demostrado la importancia de integrar el pensamiento crítico, la bioética y la filosofía en la formación de profesionales de las ciencias de la salud. La combinación de la educación en el trabajo con el modelo tradicional de formación no solo enriquece el aprendizaje teórico-práctico, sino que también prepara a los estudiantes para enfrentar los complejos desafíos del mundo real con una visión crítica, ética y reflexiva.

El enfoque colaborativo e interprofesional se revela como una estrategia fundamental para mejorar la formación de los futuros profesionales de la salud, fomenta la integración de conocimientos y habilidades, contribuye a una atención más integral centrada en el paciente, su familia y la comunidad, promueve la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la toma de decisiones compartida, elementos esenciales para una atención de alta calidad y segura.

La educación en el trabajo, combinada con la formación tradicional, proporciona una experiencia educativa más completa. La aplicación práctica de los conocimientos teóricos en entornos reales permite desarrollar habilidades clínicas y sociales esenciales, familiarizarse con el entorno profesional y recibir retroalimentación constante de profesionales experimentados, mejora sus competencias técnicas, fortalece su capacidad para analizar, evaluar y resolver problemas en situaciones prácticas.

La integración de cursos introductorios de pensamiento crítico, bioética y filosofía desde los primeros semestres, y su aplicación práctica en los semestres intermedios y avanzados, garantiza una formación progresiva y coherente. Los proyectos integradores y las evaluaciones en los últimos semestres consolidan los conocimientos adquiridos, prepara a los estudiantes para su futura práctica profesional.

La combinación de la educación en el trabajo y el modelo tradicional, junto con un enfoque colaborativo e interprofesional, resulta en una formación holística y robusta. Los profesionales formados bajo este esquema serán competentes en sus respectivos campos, pensadores críticos, éticos y reflexivos, capaces de enfrentar los desafíos dinámicos del mundo de la salud con una perspectiva integral y humanista.

Referencias Bibliográficas

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Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

 

 

 

 

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